La vida laboral
?Ser¨¢ posible que el debate que estamos iniciando sobre la reforma de las pensiones se produzca en unos t¨¦rminos de menos partidismo, menos tacticismo y menos demagogia que el que se ha tenido sobre la reforma laboral? Tal vez sea pedir demasiado, pero quisiera aportar algunas reflexiones alrededor del tema.
En las sociedades desarrolladas, las personas en general vivimos un primer periodo, de unos 20 a 25 a?os, educativo; un segundo, de alrededor de 40 a?os, de actividad en un trabajo, y un tercero, pasivo, de jubilaci¨®n, que puede ser nuevamente de unos 20 a 25 a?os. Estas cifras promedio var¨ªan mucho entre unas personas y otras, pero sobre todo han ido variando much¨ªsimo a lo largo del siglo XX debido a tres fen¨®menos: la prolongaci¨®n obligada del periodo educativo y el consiguiente retraso en la incorporaci¨®n al trabajo, el impresionante aumento de la vida de las personas y la mejora de las condiciones f¨ªsicas y mentales en las que llegamos a edades maduras. Una gran mayor¨ªa de nuestros padres y abuelos tuvieron un primer per¨ªodo de 15 a?os, un periodo activo de 40 a 45 y una vida de jubilados de menos de 10.
Hay que ir hacia un retraso de la edad de jubilaci¨®n en funci¨®n del tipo de trabajo y de las preferencias personales
Es importante entender esta evoluci¨®n para tomar conciencia de que nuestras costumbres sociales deben ir adapt¨¢ndose a estos cambios demogr¨¢ficos, educativos y sanitarios, y para que antes de discutir de dinero y de presupuestos, o de debatir entre sistemas p¨²blicos y privados de pensiones, echemos un vistazo a lo que deben ser las continuas adaptaciones de nuestra vida y en concreto de nuestra vida laboral. Para ponerlo en t¨¦rminos simples: Nuestros padres estuvieron 45 a?os trabajando y no m¨¢s de 25 entre jubilados y educ¨¢ndose. ?Podr¨¢n nuestros hijos estar activos 45 a?os y pasivos otros tantos? M¨¢s que responder a esta pregunta, que me parece que tiene una respuesta negativa clar¨ªsima, quiero descomponerla en varias.
?Es razonable haber alargado o seguir alargando el periodo de formaci¨®n? Evitando abusos, creo que s¨ª. La mejora del nivel educativo de las personas es la clave para conseguir una sociedad m¨¢s eficiente, m¨¢s productiva, m¨¢s tolerante y m¨¢s sana. Invertir tiempo y recursos en formaci¨®n es muy provechoso para el individuo y para el conjunto de la sociedad. Repito, impidiendo exageraciones, creo que no hay que cortar por esta parte, sino al rev¨¦s: seguramente habr¨¢ que introducir periodos formativos dentro de la vida laboral.
?Es razonable que una persona madura, pero con plenitud de facultades y con una gran experiencia acumulada, deba abandonar la actividad por haber llegado a una cierta edad? Creo que no, aunque entiendo que debe haber muchas excepciones, tanto relacionadas con la naturaleza del trabajo como con los deseos individuales. La inactividad forzada es perjudicial para la persona y representa socialmente desaprovechar grandes capacidades de aportaci¨®n a las tareas colectivas. Hay que tomar una l¨ªnea general de retraso en la edad de jubilaci¨®n, incrementando la flexibilidad en funci¨®n de los trabajos (no es lo mismo el esfuerzo f¨ªsico que el esfuerzo mental) y de las preferencias personales.
?Es razonable permitirnos llegar a una sociedad con una distribuci¨®n demogr¨¢fica (50% activos, 50% pasivos) en la que cada persona que trabaje deba producir para vivir ¨¦l y pagar a otro? No creo que sea econ¨®micamente soportable, excepto para aquellos pa¨ªses que tengan alguna fuente natural de riqueza muy grande (por ejemplo, petr¨®leo). Es necesario, por tanto, reducir la carga que supondr¨ªa para la poblaci¨®n activa esta situaci¨®n, da igual si se soporta a trav¨¦s de cotizaciones o a trav¨¦s de impuestos.
La necesidad de revisar con tiempo el actual sistema de pensiones es evidente, aunque no estemos en peligro inminente. Se trata, por una parte, de evitar encontrarnos en una situaci¨®n como esta dentro de una o dos d¨¦cadas, pero se trata tambi¨¦n de adaptar nuestra forma de vida a los cambios que he citado al principio. Oponerse a ello supondr¨ªa una gran de falta de previsi¨®n que, aunque no creara problemas inmediatos a nuestra econom¨ªa, a?adir¨ªa m¨¢s le?a al fuego a la imagen que ya tenemos de haber estado viviendo durante a?os por encima de nuestras posibilidades y seguir intent¨¢ndolo.
Dejo para una pr¨®xima ocasi¨®n la discusi¨®n entre pensiones p¨²blicas o privadas y entre sistema de contribuci¨®n o de capitalizaci¨®n, tema que tambi¨¦n ser¨¢ necesario abordar.
Joan Maj¨® es ingeniero y fue ministro de Industria.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.