Huelga general de propuestas
El conductor arranca el coche. Mete la primera, segunda, tercera, la directa. El autom¨®vil alcanza pronto los 120 kil¨®metros por hora de velocidad de crucero. De repente, los acompa?antes indican al conductor que ha tomado la autopista en direcci¨®n contraria. Este, muy nervioso, no acierta a reducir la velocidad y esperar al siguiente cambio de sentido, e introduce la marcha atr¨¢s. Saltan las piezas y el motor se rompe en mil pedazos.
?Es l¨ªcito establecer una analog¨ªa entre la historieta del conductor equivocado y lo que ha sucedido en la pol¨ªtica econ¨®mica espa?ola a partir del pasado 9 de mayo? Tras la noche de los cuchillos largos en Bruselas, en plena crisis de la deuda soberana, Zapatero meti¨® de repente la marcha atr¨¢s y poca gente, entre su base social, pudo seguirle. La imagen resultante del cambio brusco fue la de que entre la presi¨®n de los mercados y la de la ciudadan¨ªa se eleg¨ªa satisfacer a los primeros. As¨ª se lleg¨® al descontento y a la huelga.
El paro estructural, el de aquellos que no volver¨¢n a tener empleo, aumentar¨¢ 3,5 puntos en 2011
La discusi¨®n sobre los Presupuestos deber¨ªa tratar sobre el equilibrio entre d¨¦ficit y crecimiento
La Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT) acaba de a?adir elementos para el debate sobre las prioridades de las pol¨ªticas econ¨®micas a trav¨¦s del Informe sobre el trabajo en el mundo 2010: ?de una crisis a la siguiente?, hecho p¨²blico al tiempo que se presentaban los Presupuestos 2011, que Moody's rebajara la calificaci¨®n del riesgo de Espa?a y que el Banco de Espa?a comentara que tras el crecimiento incipiente del segundo trimestre del a?o, la econom¨ªa de nuestro pa¨ªs hab¨ªa reducido su ritmo durante los meses de julio y agosto. En general (y con m¨¢s vehemencia para Espa?a, junto a Irlanda el pa¨ªs donde m¨¢s ha aumentado el paro durante la crisis), la OIT apuesta por mantener medidas selectivas de apoyo p¨²blico para no condenar la recuperaci¨®n. Adem¨¢s, avisa de que la tasa estructural de paro en Espa?a (aquella que fija el n¨²mero de personas sin posibilidades para acceder de nuevo al mercado de trabajo) va a crecer 3,5 puntos en 2011, frente a la media de medio punto en el resto de la OCDE. Recu¨¦rdese que el Gobierno acaba de anunciar una revisi¨®n al alza del paro para el a?o actual (19,8% de la poblaci¨®n activa, frente al 19,4% anterior) y el pr¨®ximo (19,3% frente al 18,9%).
La discusi¨®n parlamentaria sobre las cuentas p¨²blicas espa?olas deber¨ªa proyectar esos dilemas: ?qu¨¦ equilibrio ha de haber entre la reducci¨®n del d¨¦ficit y el crecimiento econ¨®mico?, ?d¨®nde recortar el gasto p¨²blico teniendo en cuenta la inmovilidad de compromisos como el pago de pensiones, el seguro de desempleo, los intereses de la deuda y los costes de personal?, ?qu¨¦ pol¨ªticas se deben salvaguardar?, ?se debe sacrificar la inversi¨®n en infraestructuras, que act¨²a como factor de crecimiento inmediato en periodos recesivos, en beneficio de las partidas que ayudan a mejorar la competitividad a medio y largo plazo, como la de I+D+i o la educaci¨®n, teniendo en cuenta que Espa?a es el segundo pa¨ªs de Europa, detr¨¢s de Alemania, en kil¨®metros de autov¨ªas y autopistas, o casi el primero del mundo en l¨ªneas ferroviarias de alta velocidad?, ?c¨®mo se va a financiar el gasto p¨²blico?, ?con un mayor esfuerzo de los que ya pagan o mejorando la base fiscal mediante la confrontaci¨®n con la econom¨ªa sumergida? (que algunos expertos cifran en el 23% del PIB).
Es dif¨ªcil ser optimista ante este debate, dado que frente a la defensa numantina del Gobierno de su pol¨ªtica econ¨®mica y sus previsiones de crecimiento (que no comparte casi nadie) se encuentra la par¨¢lisis program¨¢tica del PP que, aupado por el desgaste del primero reconocido en las encuestas, pretende llegar a La Moncloa sin despeinarse. La ¨²nica huelga verdaderamente general que ha habido es la de las propuestas concretas del principal partido de la oposici¨®n: ?d¨®nde situar¨¢ el cementerio nuclear?, ?eliminar¨¢ el abaratamiento del despido de la reforma laboral?, ?suprimir¨¢ la subida del IRPF, endurecer¨¢ la fiscalidad de las Sicav y las retrotraer¨¢ a la situaci¨®n anterior?, ?anular¨¢ la subida del IVA?, ?qu¨¦ har¨¢ con los funcionarios de los departamentos que quiere suprimir?, ?y con las pensiones?, etc¨¦tera. En esto ha de consistir el fragor de la batalla partidista, m¨¢s all¨¢ de recurrir al lenguaje barato de calificar los Presupuestos 2011 como "los peores" de la democracia. Y, sin embargo, no esperamos nada. Tal vez, m¨¢s griter¨ªo.
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