Balance lleno de interrogantes
Una vez transcurrido el d¨ªa 29 de septiembre, ha habido una gran profusi¨®n de balances sobre el resultado de la jornada de huelga. La verdad es que en algunos casos no hab¨ªa necesidad de esperar al d¨ªa 30, pues daban toda la sensaci¨®n de estar escritos el 28, independientemente de lo que realmente ocurriera. No me atrevo a sumarme a esta lista porque no me siento con capacidad para analizar todos los aspectos y porque creo que en muchos casos la subjetividad es tan grande que no aportan novedades. En su lugar, deseo dejar constancia de algunas preguntas que me formul¨¦ durante el d¨ªa 29 mientras, aunque de una forma algo alterada, estaba trabajando.
?Hay muchas personas que no crean que era conveniente, y hasta necesario, que alg¨²n acontecimiento importante sacudiera la normalidad de la vida ciudadana, y que fuera como un grito que despertara no solo al Gobierno, sino a los pol¨ªticos y al pa¨ªs en su conjunto, poniendo de manifiesto el grado de preocupaci¨®n y de incomodidad con el que la mayor¨ªa de los ciudadanos est¨¢n viviendo este a?o 2010 y exigiendo una movilizaci¨®n social constructiva mucho m¨¢s activa?
?No ser¨ªa el momento de aceptar que Espa?a est¨¢ en un proceso de ajuste despu¨¦s de la 'fiesta' de los ¨²ltimos 15 a?os?
?Hay conciencia de que la paralizaci¨®n de la actividad productiva durante una jornada puede suponer la reducci¨®n de entre el 0,2 y el 0,3% del PIB del a?o 2010, en unos momentos en los que se est¨¢n discutiendo las previsiones de crecimiento y se est¨¢n situando en la zona de unas poqu¨ªsimas d¨¦cimas, lo que supone que la huelga puede anular todo el posible crecimiento esperado?
?Hay conciencia de que la huelga ha supuesto una reducci¨®n del prestigio en cuanto al rigor de muchos medios de comunicaci¨®n que no solamente han manifestado de forma leg¨ªtima sus posiciones pol¨ªticas e ideol¨®gicas, sino que han transgredido su obligaci¨®n de informar, ofreciendo una cr¨®nica deformada de la realidad, exagerando partes de la misma y olvidando otras para que su relato informativo reforzara sus postulados previos?
?Hay conciencia en las organizaciones sindicales de que la sola existencia y anuncio de actuaci¨®n de los piquetes, por muy buena voluntad que sus componentes pongan en reducir su actuaci¨®n a la pura informaci¨®n, ya genera un ambiente de miedo que coacciona el derecho al trabajo porque es una disuasi¨®n previa y, por tanto, deslegitima todo balance num¨¦rico del seguimiento de la huelga?
?Hay conciencia en las organizaciones sindicales existentes en la Administraci¨®n y en los servicios p¨²blicos que la pr¨¢ctica del derecho de huelga en estos casos deber¨ªa estar m¨¢s limitada que en las empresas privadas, como contraprestaci¨®n de unos privilegios de que gozan como funcionarios y en atenci¨®n al perjuicio que causan a la totalidad de los ciudadanos al paralizar un servicio imprescindible (que por ello ha sido declarado "p¨²blico").
?No ser¨ªa el momento de que sindicatos, patronales, bancos, partidos pol¨ªticos, Gobierno y el conjunto de la ciudadan¨ªa acept¨¢ramos abiertamente que Espa?a est¨¢ en un proceso imprescindible de ajuste despu¨¦s de la fiesta de los ¨²ltimos 15 a?os y que es necesario que los costes de tal ajuste los debamos soportar entre todos, por lo que no es aceptable que se est¨¦n cargando solamente sobre los que tienen rentas del trabajo y los que viven de pensiones?
?No es un error haber avanzado con prisas (despu¨¦s de dos a?os de indignante paralizaci¨®n de las negociaciones patronales-sindicatos y la estoica inactividad gubernamental) en la reforma laboral y la anunciada reforma de las pensiones (ambas necesarias e ineludibles) y no haber entrado seriamente en la reforma fiscal (para hacerla m¨¢s progresiva), en la reducci¨®n del fraude fiscal (para aumentar la recaudaci¨®n) y en la reforma del sistema financiero (para eliminar privilegios y para mejorar el acceso al cr¨¦dito)?
?No habr¨ªa sido mucho m¨¢s razonable en lugar de dirigir la protesta hacia intentar anular una ley ya aprobada de reforma de las relaciones laborales (ley que seguramente no es la mejor posible, pero que responde a una necesidad de modernizar nuestro mercado laboral), dirigirla hacia reclamar que todos los estamentos sociales participen equitativamente en el proceso de ajuste y exigir, por tanto, la inmediata discusi¨®n de una reforma fiscal que equilibre las cargas de las rentas del capital y las del trabajo y tambi¨¦n una reforma financiera que corrija las imperfecciones del sistema y evite los abusos que se han producido?
?No habr¨ªa sido tambi¨¦n mejor exigir al Gobierno espa?ol que act¨²e y presione en la Uni¨®n Europea para la consolidaci¨®n definitiva de un gobierno econ¨®mico comunitario que tenga una mayor capacidad de enfrentarse a este poder que, de forma no identificable, se denomina "los mercados" (aunque es f¨¢cil imaginar qui¨¦n toma las decisiones que hacen mover los mercados) y que, debido a su car¨¢cter supranacional, es claramente m¨¢s poderoso que cualquiera de los Estados europeos por s¨ª solo, y por ello impone sus reglas a los pa¨ªses, tal como hemos comprobado recientemente?
Son preguntas para las que yo tengo algunas respuestas y algunas dudas, y ante las que invito a los lectores a reflexionar.
Joan Maj¨® es ingeniero y ex ministro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.