Los ni?os de La Concha
Alonso y Aduriz, hoy compa?eros en la selecci¨®n espa?ola, fueron rivales en la playa de San Sebasti¨¢n
Los montes Igueldo y Urgull delimitan la bah¨ªa de La Concha, sobre la que se asoma, como a un balc¨®n, la incomparable San Sebasti¨¢n. Los s¨¢bados por la ma?ana, desde hace 69 a?os, cada 15 d¨ªas, cuando la marea del Cant¨¢brico baja, la arena de La Concha, luzca el sol o llueva, haga fr¨ªo o no, se convierte en un enorme campo de f¨²tbol -en realidad, en 15- por el que corretean en partidos interminables cientos de chavales salpicando la playa de manchas de colores. Un espacio natural que arropa una escuela de f¨²tbol singular por la que han pasado much¨ªsimos de los futbolistas vascos que han defendido la camiseta de la selecci¨®n espa?ola.
La figura de Xabi Alonso (Tolosa, 1981), campe¨®n del mundo en Sud¨¢frica, le convirti¨® en representante involuntario de una escuela prol¨ªfica como muy pocas y genuina como ninguna, imprescindible para entender la historia el f¨²tbol espa?ol. Alonso, el mediocentro del Madrid, defendi¨® de ni?o la camiseta azul y blanca del equipo de su ikastola, Ekintza, en inolvidables ma?anas de s¨¢bados en esa playa de San Sebasti¨¢n donde se cri¨®. A Xabi le resulta imposible se?alar el d¨ªa, pero est¨¢ seguro de que m¨¢s de una vez le toc¨® enfrentarse a Herri Ametsa, una ikastola del barrio de Ategorrieta. All¨ª, de verde, jugaba Aritz Aduriz (San Sebasti¨¢n, 1981). De La Concha a Las Rozas, el delantero del Valencia se reuni¨® el martes con Xabi, cerrando un c¨ªrculo perfecto a la espera de su debut con La Roja.
"Era f¨²tbol puro, de madrugones entre la lluvia y el fr¨ªo", recuerda el madridista
"Seg¨²n el turno, montabas o recog¨ªas las porter¨ªas", dice el valencianista
"Es un recuerdo del f¨²tbol en estado puro, de madrugones, de lluvia y fr¨ªo, pero un recuerdo maravilloso...", dice Alonso, que explica: "Las porter¨ªas se guardaban desmontadas en unas casetas y las ten¨ªamos que montar: los postes, los largueros, las redes...". "Eso es una escuela de f¨²tbol muy curiosa y bonita", a?ade convencido de que all¨ª se adquieren valores que van m¨¢s all¨¢ del f¨²tbol: "Aprendes a sacrificarte, a compartir, a currarte el partido, a saber que sin rival no hay juego porque falta una porter¨ªa...".
"Si te tocaba a las 8,30, montabas el campo; si jugabas en el ¨²ltimo turno, el tercer partido, lo desmontabas", a?ade Aduriz, que recuerda que, como todos los que han jugado all¨ª, carg¨® muchas veces aquellas pesadas porter¨ªas o se colg¨® de los brazos de dos compa?eros para dejarse arrastrar y, con los talones, marcar las rayas del campo. "Es un f¨²tbol superbonito, muy aut¨¦ntico", resalta. "Mi ikastola lleg¨® a ganar algo", recuerda vagamente Xabi de su equipo de Ekintza. Aritz lo tiene claro: "Los de Santo Tom¨¢s eran muy buenos. Iban de naranja, creo, y, como era un cole grande, ten¨ªan mucho donde escoger", admite el reci¨¦n llegado a la selecci¨®n.
Xabi y Aritz jugaron despu¨¦s en el Antiguoko, juntos desde los 14 hasta los 17 a?os. Era aquel un equipo casi irrepetible porque adem¨¢s estaban Iraola, Llorente, Arteta y, entre otros, Mikel Alonso, el hermano de Xabi, que marca en un viaje a ?msterdam, con 14 a?os, el momento en que Aritz entr¨® a formar parte de aquel grupo y conoci¨® a Xabi. Juntos fueron subcampeones de la Liga nacional y jugaron las semifinales de la Copa, siendo eliminados por el Madrid de Aganzo, Pav¨®n, Corona...
A diferencia de los hermanos Alonso, que cada d¨ªa de partido ocupaban asientos en la parte alta de la tribuna del viejo estadio de Atotxa, -"al lado ten¨ªamos a Argui?ano, el cocinero", recuerda Xabi- Aduriz solo tiene constancia de haber ido una vez al m¨ªtico campo donostiarra. "Mis padres eran m¨¢s de ir a la monta?a", matiza. Eran los a?os de Toshack, de la Copa en Zaragoza, de Arkonada, Larra?aga, L¨®pez Rekarte, Txiki, Bakero, Aldridge, ese al que llamaban El Chipir¨®n; Ur¨ªa, Loinaz... "A m¨ª me gustaba Carlos Xabier, el portugu¨¦s", sostiene Alonso. "Yo nunca tuve un ¨ªdolo", discrepa Aduriz. Los dos coinciden al se?alar Atotxa como "un lugar maravilloso, un campo fant¨¢stico".
Ni por asomo Aduriz y Alonso se imaginaban que un d¨ªa de octubre en Las Rozas, vestidos con el uniforme de la selecci¨®n espa?ola, recordar¨ªan emocionados aquellas ma?anas de f¨²tbol en la entra?able playa de La Concha.
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