Feijoada
Ilusos. Seguimos siendo unos ilusos quienes todav¨ªa seguimos creyendo en la pol¨ªtica como poder regenerador y de progreso, como herramienta de acci¨®n y arma de entendimiento. Los ¨²ltimos datos son demoledores. Empezando por las famosas primarias madrile?as que toda la prensa ha jaleado como si fueran unas generales. ?Por qu¨¦? M¨¢s all¨¢ del desgaste obvio y manifiesto de la presidencia, hubo cierto recochineo en ver al hombre de Parla como un nuevo Fuenteovejuna mientras en Casa Aguirre se frotaban las manos con esa felicidad arrebatada que indica dos cosas: otro mandato y, adem¨¢s, una refriega en las filas enemigas. La grieta est¨¢ ah¨ª. Y Tom¨¢s G¨®mez es s¨®lo una pel¨ªcula de esas de James Stewart que ponen en la sobremesa para conciliar el sue?o de los justos. Ya no sirven las buenas intenciones y mucho menos los principios.
El presidente se escuda en una t¨¢ctica que le viene al dedillo: la culpa es del bipartito o de Zapatero
Ilusos, tambi¨¦n, porque la mejor manera de seguir en pol¨ªtica est¨¢ demostrado es la m¨ªnima acci¨®n de gobierno. Es decir, esa doctrina neoliberal que apela a la supremac¨ªa de los mercados como ¨²nicos garantes de la libertad ?Los mismos mercados que nos han llevado a la peor crisis financiera de la historia? ?El mismo sistema capitalista que se ha cubierto de codicia e ignonimia? ?Ya ven de lo que ha servido! Dejar hacer, dejar pasar. En Am¨¦rica acusan a Obama de rojo peligroso por querer extender la prestaci¨®n sanitaria a todo el mundo, mientras en Europa Sarkozy emprende una deportaci¨®n masiva de gitanos a Ruman¨ªa. Deportaci¨®n bendecida por nuestro Rajoy y, de una manera incomprensible, por el propio Zapatero. El mundo al rev¨¦s. Obama apelando a los ¨²ltimos estertores del Estado del Bienestar e inyectando dinero p¨²blico para salvar el sistema y Zapatero abaratando el despido, congelando las pensiones y vaticinando un futuro incierto para la Seguridad Social. ?Ten¨ªa que hacerlo justo un pol¨ªtico que ha sido elegido por su pol¨ªtica social? Duele s¨®lo de pensarlo.
Pero si desplazamos nuestro zoom a Galicia vemos que se ha agigantado la peor de las suposiciones: Feij¨®o vuelve a ser el libertador para las municipales ("Ayer por Galicia, hoy por tu ayuntamiento", reza el cartel) escud¨¢ndose en una t¨¢ctica que le ha venido siempre al dedillo y que a buen seguro le seguir¨¢ reportando beneficios: la culpa siempre es del bipartido, cuando no del Gobierno central. As¨ª demoniz¨® hace dos a?os al Gobierno de izquierdas y as¨ª pretende una demolici¨®n masiva de los ¨²ltimos focos de resistencia progresistas en el territorio gallego, sobre todo en su tejido urbano. Es decir que una gran masa de votantes prefiere que las cosas sigan igual o como dec¨ªa el Conde de Salina en El Gatopardo "hacer que las cosas cambien para que sigan siendo las mismas".
Con esa pol¨ªtica de restauraci¨®n y una voluntad incendiaria de laminar el nacionalismo, el pol¨ªtico Feij¨®o puede campar en los pr¨®ximos a?os. La oposici¨®n, que todav¨ªa sigue auscultando la derrota de las ¨²ltimas auton¨®micas, enredada en sus peleas internas, no sabe bien d¨®nde mirar y tampoco parece muy convencida de la f¨®rmula Bi que el libertador ataca. Un nacionalismo de perfil bajo y enredado de nuevo en una apuesta demasiado elitista para el gran electorado, y un socialismo que vuelve a v¨¦rselas con sus demonios primarios tienen gran parte de la culpa. Juntos brindan un espacio demasiado generoso y servido en bandeja para un aut¨¦ntico depredador.
Mientras en el marco estatal la mejor pol¨ªtica sigue siendo la de "d¨¦jala que caiga", en el proyecto auton¨®mico prima la t¨¢ctica de Bilardo "al enemigo, ni agua", y ah¨ª nuestra querida Galicia se parece sospechosamente a Ceuta, Murcia, Valencia o La Rioja. ?Pero no es eso precisamente lo que quieren? Todo indica que s¨ª. Volver a los m¨ªnimos comunes denominadores: mucho xacobeo y poco gallego en las aulas y en un par de a?os demostrar que con un cambio de Gobierno central las cosas han mejorado, que s¨®lo era eso, La Moncloa, quien obstaculizaba el proceso. M¨¢s claro, agua. Que nadie dude de la gran inteligencia de nuestro presidente. Ni tampoco de su carrera. Ya est¨¢ en la final de todas las competiciones sin haber metido un solo gol. Es decir no es un hombre de ideas. De momento le va bien sin tener ni una.
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