Narrador de llama y cristal
En una entrevista, hace muchos a?os, Vargas Llosa me dijo que, para hacer sus obras, primero escrib¨ªa un borrador crudo y lineal de la historia que quer¨ªa contar, y a continuaci¨®n cortaba los folios en fragmentos (eran tiempos pre-inform¨¢ticos) y empezaba a mezclarlos, para luego redactar la verdadera novela. Y que era esta segunda etapa la que le apasionaba. La escritura era para ¨¦l, pues, un desorden y luego un nuevo orden, la invenci¨®n de una realidad que emerge de las ruinas. Pienso ahora en la maravillosa Conversaci¨®n en La Catedral, esa novela caleidosc¨®pica y tan fragmentada como un espejo roto, y le imagino, muy joven, arrodillado en el suelo y recolocando una y otra vez centenares de pizcas de papel diseminadas sobre las baldosas. Un rompecabezas que luego coser¨ªa con sus palabras formidables hasta hacernos creer que el caos tiene un sentido. Ya lo dijo en su ensayo La verdad de las mentiras: las novelas nos son necesarias porque dan una apariencia de orden a la sinraz¨®n informe de la vida. Es cierto. Estoy convencida de que leemos y escribimos para intentar otorgar al caos y al sufrimiento un sentido que en realidad sabemos que no tienen.
Sigue empe?ado en cazar fantasmas inefables con palabras preciosas
Fondo y forma. Dentro de los muchos debates est¨¦riles que se dan en torno a la literatura, uno de los m¨¢s viejos consiste en contraponer el fondo y la forma. ?Qu¨¦ es m¨¢s importante en una novela, lo que se dice o la manera en que se dice? Para m¨ª es una disyuntiva absurda: ambas cosas son esenciales. Pero es cierto que la mayor¨ªa de los escritores suelen destacar m¨¢s en uno u otro terreno: hay briosos narradores y finos estilistas. Solo los mejores y los m¨¢s dotados son capaces de ser extraordinarios en ambos registros, y esa es la proeza que logra. Construye estructuras inmensas e impecables, arma metaf¨®ricos rompecabezas de papel y los rellena de un magma abrasador. Italo Calvino dec¨ªa que los autores se pod¨ªan dividir entre escritores de la llama y del cristal: los unos intensos, imaginativos, emocionales, apasionados; los otros, racionales, exactos, poderosamente abstractos. Pues bien, Vargas Llosa, como todos los grandes, o como solo los grandes, consigue ser a la vez cristalino y ardiente. Leyendo sus novelas, te asombra y admira tanto lo much¨ªsimo que sabe como lo much¨ªsimo que ignora. Toda la oscuridad del mundo se remansa en sus p¨¢ginas.
Y esa oscuridad, claro, est¨¢ llena de sus famosos demonios. El escritor, dice Llosa, es un ser en desacuerdo con su entorno. Es alguien que no consigue integrarse en su mundo, en su tiempo, en su familia, en su clase. En ese abismo que le separa de la realidad crecen sus demonios, y son estos traumas, estas heridas que ni siquiera sabe nombrar lo que le obliga a escribir. Y es aqu¨ª, me parece, donde Vargas Llosa alcanza la categor¨ªa de maestro. Porque de alguna manera creo que todos los seres humanos estamos en desacuerdo con el mundo. La vida nos aprieta y nos asusta, la vida nos mata y desespera. Es un escritor enormemente emp¨¢tico, un hombre sabio y al mismo tiempo muy com¨²n. Por eso sus demonios son los demonios de todos. Y, como adem¨¢s es un individuo vitalista, irreductible, profundamente ¨¦tico y buena persona (no es necesario ser buena persona para ser buen escritor, pero creo que las malas personas terminan arruinando su talento), sigue empe?ado en cazar fantasmas inefables con palabras preciosas. ?Por qu¨¦ digo que es un maestro? Porque, arrimado al borde del abismo, all¨ª donde el viento sopla m¨¢s, nos ense?a a caminar entre las sombras.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.