Alemania entra en la guerra de divisas: "Ni yuan ni d¨®lar cotizan a su valor"
China descarta una revaluaci¨®n r¨¢pida de su moneda como terapia de choque
La guerra de divisas se ha convertido en el, hasta ahora, ¨²ltimo cap¨ªtulo de la Gran Recesi¨®n que comenz¨® hace ya tres a?os. Y en esta nueva batalla no paran de entrar nuevos contendientes. Desde Berl¨ªn, la canciller alemana, Angela Merkel, ech¨® m¨¢s gasolina al fuego. Su portavoz asegur¨® que ni el yuan ni el d¨®lar cotizan en los niveles adecuados. "El yuan deber¨ªa corresponderse con su valor real. Pero se podr¨ªa argumentar que el d¨®lar, mientras se inyecta una cantidad extrema de liquidez en el mercado americano, est¨¢ devaluado de hecho, y que no se corresponde con su valor real", dijo, seg¨²n recoge France Presse.
Mientras, en Washington, donde coincid¨ªan la asamblea del Fondo Monetario Internacional (FMI), un desayuno del G-20 y una cena informal del G-7, se redoblaron las presiones sobre China para que deje flotar su tipo de cambio para que el yuan se aprecie, ante el riesgo de que otros pa¨ªses insistan en devaluaciones competitivas en cadena, controles de capital y que todo eso acabe en medidas proteccionistas.
EE UU cree que el desorden monetario puede "minar la recuperaci¨®n"
El FMI advierte del riesgo de "una generaci¨®n perdida" por culpa de la crisis
China, de momento, mantiene inamovible su pol¨ªtica de apreciaci¨®n muy gradual del yuan. El gobernador del banco central ech¨® balones fuera: "No conocemos la definici¨®n exacta de una guerra de divisas", asegur¨® en uno de los debates organizados alrededor de la asamblea del FMI. M¨¢s tarde, Zhou Xiaochuan fue directo a la cuesti¨®n y rechaz¨® radicalmente "una terapia de choque", lo que equivale a decir que no habr¨¢ una revaluaci¨®n r¨¢pida del yuan.
Y, sin embargo, la presi¨®n no solo no cede, sino que aumenta. El secretario del Tesoro estadounidense, Tim Geithner, explic¨® en Washington que los desequilibrios globales no est¨¢n mejorando y que los des¨®rdenes en el mercado de divisas "pueden minar la recuperaci¨®n". El ministro canadiense de Finanzas, Jim Flaherty -que ha promovido la reuni¨®n del G-7- avis¨® del riesgo de que la tensi¨®n en las divisas "deriva en una guerra comercial". Su hom¨®loga francesa, Christine Lagarde, pidi¨® que se rebajen las tensiones. Pero ninguno de los pa¨ªses que han aprobado medidas -Brasil, Suiza, Corea del Sur y Reino Unido, adem¨¢s de EE UU y Jap¨®n- parece dispuesto a dar el primer paso. Brasil, que acaba de actuar para suavizar la llegada de capitales y evitar la formaci¨®n de burbujas, explic¨® por qu¨¦. Seg¨²n el presidente de su banco central, Henrique Meirelles, un acuerdo a corto plazo para reducir las tensiones en ese mercado es poco probable: "Brasil no puede pagar un precio excesivo por haberse manejado bien en esta crisis solo porque a otros les va mal. Brasil necesita tomar medidas para protegerse", cerr¨®.
La guerra de divisas es tan solo uno de los hijos de una crisis con efectos devastadores. El FMI alert¨® ayer de una nueva "generaci¨®n perdida" mucho menos literaria que la formada por escritores que combatieron en la I Guerra Mundial, como Ernest Hemingway, Francis Scott Fitzgerald o John Steinbeck, quien despu¨¦s cont¨® como nadie la Gran Depresi¨®n en Las uvas de la ira. "A¨²n no hemos salido de esta. La recuperaci¨®n es fr¨¢gil. Y probablemente no pueda ser denominada realmente recuperaci¨®n mientras se mantengan niveles elevados de desempleo como los actuales", dijo el director gerente del Fondo, Dominique Strauss-Kahn, en la asamblea de la instituci¨®n.
El Fondo suele dar bandazos con facilidad, del optimismo al pesimismo y viceversa, en apenas unos meses. La pasada cumbre de primavera estuvo marcada por las buenas noticias: brotes verdes que ahora parecen haberse volatilizado. La crisis fiscal europea, la inacabable crisis financiera y la pandemia que supone la crisis de empleo se unen a una incipiente guerra de divisas. Todo eso hace peligrar la reactivaci¨®n.
Strauss-Kahn puso ayer ¨¦nfasis en el desempleo -probablemente influido por su reciente visita a Oslo, donde el FMI y la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo dedicaron una cumbre al paro en la que particip¨® el presidente Zapatero- y advirti¨® de que ese problema "puede provocar inestabilidad social, amenazar la democracia e incluso la paz". "En la pr¨®xima d¨¦cada, 450 millones de j¨®venes se van a incorporar al mercado de trabajo. La econom¨ªa global", dijo, "se enfrenta a amenazas como la crisis fiscal, pero la peor amenaza es un bajo crecimiento" que impida crear empleo.
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