Se busca otro hotel Plaza
Las tres grandes diferencias entre la Gran Depresi¨®n de los a?os treinta del siglo pasado y la Gran Recesi¨®n de ahora eran las siguientes: hab¨ªa mejorado la calidad y la coordinaci¨®n de las pol¨ªticas p¨²blicas aplicadas (paquetes de rescates financieros y medidas de est¨ªmulo a la demanda); no hay alternativa ideol¨®gica al sistema dominante como en el pasado lo fueron el comunismo y los fascismos, sino que de lo m¨¢ximo que hablan quienes critican al primero es de "refundar el capitalismo"; por ¨²ltimo, los proteccionismos aplicados en los ¨²ltimos a?os son "de baja intensidad" (en expresi¨®n de la OMC) frente a las pol¨ªticas de perjuicio y de empobrecimiento del vecino de anta?o.
De estas tres caracter¨ªsticas, dos, la primera y la tercera, son m¨¢s fr¨¢giles en los ¨²ltimos meses. La coordinaci¨®n de las pol¨ªticas econ¨®micas es menos intensa que en el inicio de la crisis, y conforme pasa el tiempo y se reduce el riesgo sist¨¦mico se pierden las ansias reformistas verbalizadas y hay disensiones en cuanto a la prioridad (crecimiento o consolidaci¨®n fiscal). En cuanto al proteccionismo, emerge ahora de la manera m¨¢s peligrosa: como una incipiente guerra de monedas que puede derivar en un conflicto comercial generalizado.
En 1985 se inici¨® una coordinaci¨®n monetaria depreciando el d¨®lar
La Gran Recesi¨®n, muy prolongada ya, ha cambiado de faz hegem¨®nica muchas veces: se inici¨® como una burbuja hipotecaria que estalla; luego pas¨® a ser una crisis de las materias primas (escasez e incremento de precio, especialmente del petr¨®leo), lo que hizo resucitar el fantasma de la estanflaci¨®n; m¨¢s adelante se traslad¨® al sistema financiero, primero como problemas de liquidez y luego, de solvencia; a continuaci¨®n lleg¨® a la econom¨ªa real en forma de desempleo masivo, empobrecimiento de las clases medias y deflaci¨®n; se alarg¨® como incapacidad de pago de las deudas soberanas, y recientemente adquiere el tono de las disputas cambiarias entre pa¨ªses. Cada una de esas fases permanece sin cerrarse, aunque haya otra que sea hegem¨®nica en cada momento.
En las ¨²ltimas semanas se han multiplicado las intervenciones administrativas para conseguir la devaluaci¨®n competitiva de algunas de las monedas m¨¢s significativas. La alarma ha llegado y ha recabado la atenci¨®n de la asamblea del Fondo Monetario Internacional (FMI) y lo har¨¢ del G-20, a celebrar en Corea del Sur dentro de unas semanas. Urge encontrar un acuerdo de colaboraci¨®n y no de confrontaci¨®n. La historia nos traslada al a?o 1985, cuando las cinco grandes potencias (EE UU, Jap¨®n, Alemania, Francia y Canad¨¢) buscaron una salida sustitutiva a la voladura del sistema monetario de Bretton Woods, dinamitado por Nixon por intereses nacionales, a principios de los a?os setenta. El 22 de septiembre de 1985, los responsables de Econom¨ªa y los gobernadores de los bancos centrales de esos pa¨ªses llegaron a un consenso en Nueva York y se firm¨® el Acuerdo del Hotel Plaza. El G-5 se impuso reducir la sobrevaloraci¨®n del d¨®lar. Ronald Reagan y su secretario del Tesoro, James Baker, reclamaron a los Gobiernos de los pa¨ªses industrializados que contribuyeran a la estabilidad del d¨®lar (su depreciaci¨®n) a cambio de no imponer restricciones comerciales. En el comunicado final de la reuni¨®n se reconoc¨ªa el divorcio entre los tipos de cambio y los fundamentos econ¨®micos, y se consider¨® "deseable una apreciaci¨®n ordenada de las principales monedas distintas del d¨®lar".
Se iniciaba as¨ª un "nuevo r¨¦gimen" monetario en el que el laissez-faire del Gobierno de EE UU en los mercados de divisas se abandonaba para propiciar la depreciaci¨®n del d¨®lar; la intervenci¨®n en el mercado de divisas formar¨ªa parte, a partir de entonces, de las reaganomics. En la ¨²ltima parte de 2010 la coyuntura es muy distinta (existe el euro), pero potencias como China, EE UU o Jap¨®n tratan de mantener artificialmente bajas las monedas para favorecer sus exportaciones. La sobrevaloraci¨®n del yuan chino, el debilitamiento del d¨®lar por la pol¨ªtica de la Reserva Federal para impulsar la liquidez con bajos tipos (y estimular la recuperaci¨®n de EE UU) y la intervenci¨®n en los tipos de cambio en pa¨ªses como Jap¨®n, Brasil, Corea del Sur, Malasia, Tailandia, Filipinas, etc¨¦tera, amenazan la estabilidad monetaria. La historia muestra de forma lamentable lo que entonces acontece. ?La olvidaremos de nuevo?
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