Interpretaciones presupuestarias
La discusi¨®n presupuestaria en Galicia va a ser de las m¨¢s interesantes de los ¨²ltimos a?os. Antes incluso de conocer las cifras concretas, podemos hacernos una idea general de lo que vamos a encontrarnos y de los discursos de Gobierno y oposici¨®n. Habr¨¢ una reducci¨®n sustancial del presupuesto global. La discusi¨®n no va a ser qu¨¦ partidas crecen m¨¢s y cu¨¢les menos; la atenci¨®n se va a centrar en diferenciar aquellas partidas que caen en cifras porcentuales de dos d¨ªgitos de aquellas cuyo retroceso se detiene por debajo de ese umbral. Van a ser excepci¨®n las cifras en negro.
En general, el Gobierno lo va a tener dif¨ªcil para presentar en positivo su proyecto e intentar¨¢ incidir en varias ideas. Primero, que su propuesta es la menos mala que se puede ofrecer, dada la negativa coyuntura financiera. Segundo, que la culpa de la fort¨ªsima restricci¨®n financiera es del Gobierno central, en manos del PSOE. Tercero, que se va a hacer todo lo que se pueda para que el recorte se note lo menos posible, buscando la m¨¢xima eficiencia en la gesti¨®n de los recursos y la explotaci¨®n de f¨®rmulas extrapresupuestarias de financiaci¨®n de obras y servicios. Y cuarta, que la ejecuci¨®n presupuestaria va a ser rigurosa y no se van a generar agujeros financieros.
Aunque la Xunta se erigiese en l¨ªder de la subida de impuestos, los recortes ser¨ªan inevitables
De forma sim¨¦trica, la oposici¨®n insistir¨¢ en que los presupuestos van a suponer un deterioro de los servicios p¨²blicos sin precedentes y que existen alternativas; que la Xunta es corresponsable de los recortes; que el abuso de las f¨®rmulas de financiaci¨®n extrapresupuestaria hipoteca el futuro y ampara sobrecostes para el erario p¨²blico y que las facturas no pagadas en el ejercicio van a desbordar los cajones. La diferencia fundamental entre PSdeG y BNG ser¨¢ que los nacionalistas no van a defender al Gobierno central por su responsabilidad en los recortes y que culpar¨¢n al sistema de financiaci¨®n auton¨®mica, con el que nunca han estado de acuerdo.
?Cu¨¢l de las tres posiciones cuenta con m¨¢s respaldo en los hechos y los datos? Como casi siempre, la realidad huye de los polos y se ti?e de los tonos gris¨¢ceos que tan poco les gustan a los pol¨ªticos a la hora de elaborar sus discursos, y tanto nos reconfortan a los acad¨¦micos.
El ajuste del presupuesto a la baja es inevitable. Aunque el bipartito siguiera en el Gobierno, estar¨ªamos hablando de recortes generalizados. Sin embargo, es verdad que el Gobierno actual renuncia al uso de sus instrumentos fiscales para compensar parte de la ca¨ªda de otros ingresos. Seamos realistas: aunque el Gobierno gallego optase por convertirse en l¨ªder auton¨®mico de la subida de impuestos, el ajuste seguir¨ªa siendo inevitable. Porque la posibilidad de obtener 1.000 millones de euros (siquiera 500) subiendo impuestos auton¨®micos es una quimera. La cuesti¨®n de la autonom¨ªa fiscal sigue pendiente en Espa?a. Pero la realidad es que sumando las p¨¦rdidas de recaudaci¨®n de las rebajas impositivas aprobadas y anunciadas y computando algunas medidas al alza no dram¨¢ticas, nos dar¨ªa para financiar algunas cosas.
En segundo lugar, en el recorte de ingresos hay una parte que tiene que ver con una decisi¨®n del Gobierno central muy discutible, injusta y claramente contraria a la l¨®gica del modelo de financiaci¨®n (el no anticipo de los 243 millones del fondo de cooperaci¨®n). Pero otra, la m¨¢s importante, porque puede llegar a superar los 1.200 millones, es responsabilidad compartida de Xunta y Gobierno central. Porque la totalidad de los gobiernos auton¨®micos aprobaron (o no rechazaron) acuerdos del Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera que ahora perjudican tanto a Galicia como al resto de comunidades.
Por lo que respecta al resto de las cuestiones, es dif¨ªcil pronunciarse por ahora. El recurso a la financiaci¨®n p¨²blica-privada, que ya se utiliz¨® en la etapa del bipartito pero que la Xunta actual est¨¢ extendiendo, es una tentaci¨®n a la que hay que poner l¨ªmites. Pienso que la soluci¨®n pasa necesariamente por aplicar luz y taqu¨ªgrafo, para saber la deuda que lega cada Gobierno, distintaa la publicada trimestralmente por el Banco de Espa?a, y para que conozcamos todos cu¨¢l es el coste real que va a suponer cada obra que se financia. Finalmente, me consta que la consigna desde la Conseller¨ªa de Facenda es la del control riguroso del gasto. Pero me temo que pueden existir gestores que busquen f¨®rmulas imaginativas para bordear ese control, como ha ocurrido en el pasado en todas las comunidades aut¨®nomas, sobre todo en el ¨¢mbito sanitario.
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