Pol¨ªtico y econ¨®mico
El acuerdo entre Gobierno y PNV da estabilidad a Zapatero para lo que quede de legislatura
Los socialistas ultimaron ayer el acuerdo con el Partido Nacionalista Vasco que les permitir¨¢, tras incorporar tambi¨¦n a los dos diputados de Coalici¨®n Canaria y al de Uni¨®n del Pueblo Navarro, completar la mayor¨ªa necesaria para aprobar los Presupuestos de 2011. Es el tercer a?o consecutivo que el partido de Urkullu (seis esca?os) permite a Zapatero salvar ese dif¨ªcil compromiso, tras el abandono de los antiguos aliados de izquierda. Ayer, todas las dem¨¢s fuerzas, a derecha e izquierda, presentaron enmiendas de devoluci¨®n.
El acuerdo con el PNV va m¨¢s all¨¢ del ¨¢mbito de las cuentas del Estado. Por una parte, extiende su vigencia hasta el fin de legislatura para todo lo que tenga que ver con medidas contra la crisis; por otra, tiene una dimensi¨®n directamente pol¨ªtica al incluir el compromiso del Gobierno de traspaso al Pa¨ªs Vasco de 30 de las 32 competencias pendientes.
Se excluye la de prisiones y tambi¨¦n la relativa al r¨¦gimen econ¨®mico de la Seguridad Social. Esta competencia ha sido motivo de desacuerdo permanente dado que, por una parte, la Constituci¨®n la considera exclusiva del Estado y, por otra, el Estatuto vasco la atribuye, con una serie de cautelas ("dentro de su car¨¢cter unitario y del respeto al principio de solidaridad"), a Euskadi. Hay, pues, un conflicto de competencias, m¨¢s que una competencia no reconocida. Sucesivos Gobiernos utilizaron como argumento para no tocar el asunto la fuerte oposici¨®n de los sindicatos, que siempre han denunciado que su traspaso romper¨ªa el criterio de unidad de caja que garantiza las mismas prestaciones en todo el territorio.
En tiempos de Ibarretxe la cuesti¨®n competencial se plante¨® como un emplazamiento que, en caso de no ser atendido, liberaba al lehendakari de sus compromisos autonomistas, legitim¨¢ndole para plantear propuestas soberanistas, incluyendo la asunci¨®n unilateral de las competencias reclamadas. Desde la perspectiva de esos a?os, el acuerdo de ayer tiene m¨¢s calado de lo que parece, porque simboliza la superaci¨®n por el PNV de la deriva antiautonomista y su compromiso con la gobernabilidad de Espa?a. Tanto Urkullu como el portavoz socialista, Alonso, invocaron ayer el inter¨¦s compartido por garantizar la estabilidad institucional para mejor combatir la crisis.
Zapatero, en sus horas m¨¢s bajas, cuando su margen de maniobra es m¨¢s estrecho, consigue as¨ª lo que no tuvo desde que empez¨® su segunda legislatura: la estabilidad que da contar con un aliado fijo, el PNV, que tampoco atravesaba su mejor momento tras ser desplazado de Ajuria Enea. De esas dos debilidades ha salido una alianza entre los dos partidos m¨¢s antiguos de Espa?a, con el riesgo de afectar a la estabilidad del Gobierno de Patxi L¨®pez, convidado de piedra en las negociaciones. A cambio, el acuerdo con Zapatero favorece una sinton¨ªa entre nacionalistas y socialistas vascos en torno a la gesti¨®n del fin de ETA que seguramente ser¨¢ muy conveniente en los pr¨®ximos meses.
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