"El profeta Mahoma era un feminista de su ¨¦poca"
Daisy Khan cuenta en tono bromista y c¨®mplice que su marido y ella tienen, desde otro viaje a Espa?a, la siguiente teor¨ªa: "Cuando los cristianos reconquistasteis Espa?a decidisteis poner trocitos de cerdo en todos los platos para aseguraros de que los musulmanes, y los jud¨ªos, no regres¨¢bamos". Suena a exageraci¨®n hasta que una escruta la carta. Al ma?tre le sorprende esto de una comidita rica sin vino.
Aunque vivi¨® en Cachemira hasta la adolescencia, la se?ora Khan despliega ese entusiasmo optimista tan estadounidense al hablar de la C¨®rdoba House, un proyecto que impulsa con su esposo, el im¨¢n Faisal Abdul Rauf. "El centro comunitario m¨¢s famoso del mundo". Y tanto. Y eso que ni siquiera existe. Famoso (y pol¨¦mico) porque quedar¨¢, cuando y si se construye, a dos manzanas y media de la zona cero e incluir¨¢ una mezquita (m¨¢s "centro de mayores, piscina" y un gran abanico de otros servicios).
Esta estadounidense quiere construir una mezquita al lado de la 'zona cero'
No ser¨ªa la primera mezquita en el barrio, Tribeca. Existen dos y no son de anteayer. "Mi marido dirigi¨® 27 a?os el rezo en una de ellas", a?ade. ?Y d¨®nde queda? "A 10 manzanas" del epicentro del 11-S. Explica Khan que Michael Bloomberg, alcalde de Nueva York, jud¨ªo, revel¨® "que su padre tuvo que comprar su casa a trav¨¦s de un abogado. No quiere que nadie m¨¢s pase por eso".
Explica esta ex arquitecta de interiores que ahora los musulmanes neoyorquinos suelen rezar con paisanos. "Les llaman las mezquitas de la morri?a": la de los turcos, la senegalesa, la albanesa... Quieren romper con eso, unificar el islam estadounidense. Asegura que C¨®rdoba House "estar¨¢ dirigido por la siguiente generaci¨®n de musulmanes, que ya son culturalmente americanos". Y que ser¨¢ un amplificador de los moderados. "Somos la norma, pero a los periodistas no os interesa la norma", lanza esta musulmana nacida en Srinagar, que estudi¨® con monjas irlandesas y profesores hind¨²es.
Sostiene que, para asentarse en EE UU, las religiones se han tenido que reformular sin cambiar, obviamente, su sistema de creencias. "Los cat¨®licos tuvieron que aceptar la separaci¨®n Iglesia-Estado, y entre los jud¨ªos naci¨® el movimiento reformista, con mujeres rabinas y todo. Ahora nos toca a los musulmanes. Como ellos, tendremos ¨¦xito".
Alaba el at¨²n: "Muy bueno, sabroso, perfecto".
Al hilo del congreso sobre feminismo isl¨¢mico, organizado por Junta Isl¨¢mica Catalana, que la trae a Madrid, explica que "el Cor¨¢n, intr¨ªnsecamente, garantiza la igualdad de derechos a las mujeres y, de hecho, el Profeta era un feminista de su tiempo". ?C¨®mo dice? "S¨ª, ayudaba en casa, respetaba a las mujeres, fue mon¨®gamo durante 15 a?os cuando los hombres ten¨ªan varias esposas".
Aunque los profetas eran hombres, ellas siempre tuvieron un papel central, insiste. V¨¦ase Aisha (esposa de Mahoma), Sara (matriarca de los jud¨ªos) o Mar¨ªa. "Lo que pasa es que a las mujeres nos sacan de la historia muy r¨¢pido". Con o sin hiyab, las musulmanas viven realidades dispares. Pueden conducir en Indonesia; en Arabia Saud¨ª, no; pero en Arabia Saud¨ª, hay muchos divorcios; en Pakist¨¢n, muy pocos, dice. ?Postre? "No. Umm ?salvo que tengan flan!". Vaya. No hay.
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