El Obama del Tea Party
El movimiento ultraconservador conf¨ªa en el latino Marco Rubio, candidato favorito al Senado por Florida, para las elecciones presidenciales de 2012
El movimiento ultraconservador del Tea Party tiene las miras puestas en las elecciones al Senado en Florida, porque sabe que lo m¨¢s cercano que tiene a un Barack Obama en ciernes es Marco Rubio, de 39 a?os, personificaci¨®n del sue?o americano. Nacido en Miami, de exiliados cubanos, hombre de familia, padre de cuatro hijos, apasionadamente cristiano y conservador, Rubio, que goza de 10 puntos de ventaja en las encuestas, sigue recorriendo fren¨¦ticamente el Estado en estos d¨ªas previos a las elecciones del martes, prometiendo ir a Washington para debilitar al Gobierno y reducir el gasto p¨²blico.
El candidato mantiene en todos sus m¨ªtines el mismo hilo argumental: el Gobierno gasta desenfrenadamente; la deuda p¨²blica, equivalente a 9,7 billones de euros, pone en riesgo la prosperidad y la seguridad de la naci¨®n; el dinero que gastan el Congreso y la Casa Blanca se deber¨ªa invertir en armamento; EE UU perder¨¢ su preponderancia mundial si no se toman medidas inmediatas. Sus vagas propuestas pasan por rearmar la naci¨®n mientras se recorta el gasto y se bajan los impuestos.
Hijo de exiliados cubanos y de 39 a?os, personifica el sue?o americano
"Washington no me cambiar¨¢", asegura en un mitin ante jubilados y militares
"Os pido el voto por las razones adecuadas: que nos desviemos de la direcci¨®n en la que nos lleva el Gobierno, que construyamos una alternativa real y genuina, que les dejemos a nuestros hijos el pa¨ªs que se merecen, la naci¨®n m¨¢s grande en la historia de la humanidad", dijo el candidato en un mitin, el jueves, en la localidad de Lake City, al norte de Florida. "Nuestro d¨¦ficit es malo para Am¨¦rica y es malo para el mundo. Porque el mundo es m¨¢s seguro cuando Am¨¦rica es su mayor potencia militar".
El tiempo parece no haber pasado. La ret¨®rica est¨¢ copiada de la de Ronald Reagan. El ambiente de estas peque?as arengas es b¨¦lico. Esta es una zona en que Florida deja de ser un basti¨®n hispano para ser parte del sur que fue confederado. Los m¨ªtines los llenan jubilados y militares, votantes del Partido Republicano. Lucen todo tipo de emblemas patri¨®ticos. Llevan copias gratuitas de Los principios del Tea Party, un libro que contiene textos como la Declaraci¨®n de las Causas y la Necesidad de Alzarse en Armas, de 1775.
Muchos de estos votantes creen que Obama es un presidente nacido en el extranjero, de ideas comunistas, que ahoga el pa¨ªs en gasto p¨²blico y quiere un Ej¨¦rcito anquilosado, al estilo de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Esta gente quiere "recuperar Am¨¦rica". Ese es, de hecho, el lema de la campa?a de Rubio.
Pero ?recuperar Am¨¦rica de qui¨¦n? La pregunta tiene una contestaci¨®n casi un¨¢nime: Obama, un presidente que ocupa la Casa Blanca solo desde hace 18 meses, pero que ha tenido tiempo de quebrar el pa¨ªs. Linda Reynolds, residente de Orange Park de 61 a?os, lo tiene claro: "Obama ha dividido al pa¨ªs racialmente. Es tr¨¢gico. Hace que los pobres quieran quedarse con la caridad del Gobierno sin trabajar".
-?C¨®mo fomenta eso la divisi¨®n racial? ?Es que los pobres son generalmente negros?
-S¨ª.
En esta conversaci¨®n irrumpe, acalorada, una mujer que se identifica como Marie, que trabaja en las oficinas de Rubio en Orange Park: "Los negros con estudios votar¨¢n por Rubio. Los dem¨¢s, no".
En Lake City, seg¨²n el censo, el 40% de la poblaci¨®n es negra. Al mitin de Rubio, de 200 personas, solo acude una afroamericana, Andrea Washington, de 51 a?os, invitada a cantar el himno. Aunque los reunidos lo nieguen, hay una divisi¨®n racial patente. El candidato dem¨®crata, Kendrick Meeks, es afroamericano. Las encuestas le dan un 19% de los votos. A Rubio, un 43%.
Hay, adem¨¢s, un tercer candidato: el actual gobernador de Florida, Charlie Crist. Apartado del Partido Republicano por el Tea Party, se presenta como independiente. A Rubio le sorprendi¨® al norte de Florida la noticia, el jueves, de que Bill Clinton hab¨ªa tratado infructuosamente de convencer a Meeks de que se retirara de la contienda y apoyara a Crist, para evitar que Rubio gane.
La maniobra de Clinton da fe de hasta qu¨¦ punto teme el Partido Dem¨®crata al nuevo Obama republicano. ?l, con aire de humildad, dice no leer encuestas y estar dispuesto a seguir trabajando en el Senado como lo ha hecho desde que comenz¨® en pol¨ªtica. "Washington no me cambiar¨¢", dice en sus m¨ªtines. Es curioso. Esa misma frase la sol¨ªa pronunciar Obama, frecuentemente, en la campa?a de 2008.
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