La l¨®brega Nueva Normalidad
Al tiempo que se conozcan los resultados de las elecciones en EE UU, ma?ana y el mi¨¦rcoles se reunir¨¢ la Reserva Federal (Fed). De ah¨ª pueden salir las primeras medidas econ¨®micas que marcar¨¢n la segunda parte del mandato de Obama y, en parte, su destino como presidente. Hay consenso en que durante estos dos a?os de presidencia dem¨®crata se ha evitado otra Gran Depresi¨®n como la de los a?os treinta del siglo pasado, pero no se ha conseguido impulsar una recuperaci¨®n sostenida ni acabar con el desempleo. El temor es que EE UU se halle empantanado en lo que se denomina "una l¨®brega Nueva Normalidad" (con may¨²scula) que podr¨ªa prolongarse varios a?os m¨¢s; ll¨¢mese recesi¨®n o estancamiento, para decenas de millones de estadounidenses no hay mucha diferencia.
Se ha evitado otra Gran Depresi¨®n, pero no se ha logrado una recuperaci¨®n sostenible
Por lo tanto, la acci¨®n de la Fed y el resto de agentes econ¨®micos tratar¨¢ de revitalizar la econom¨ªa y evitar que la actual coyuntura devenga en cr¨®nica. Ben Bernanke, el gobernador de la Fed, es uno de los mejores expertos acad¨¦micos en la Gran Depresi¨®n y como tal conoce que, en 1937, como consecuencia de una retirada apresurada de los est¨ªmulos econ¨®micos con el objetivo de volver a una ortodoxia de consolidaci¨®n fiscal, la econom¨ªa entr¨® en un nuevo valle que solo termin¨® con la presencia de EE UU en la II Guerra Mundial.
En qu¨¦ consistir¨¢ la acci¨®n de la Fed es hasta ahora solo una conjetura. De la transcripci¨®n de las actas de su ¨²ltima reuni¨®n se desprende su preocupaci¨®n por una evoluci¨®n deflacionista tipo Jap¨®n. Poco despu¨¦s, Bernanke declar¨®: "Los tipos de inter¨¦s reales son demasiado altos, dado el estado de la econom¨ªa, y el riesgo de deflaci¨®n es mayor de lo deseable". De lo que se desprende que la Fed prepara medidas para rebajar el precio del dinero inyectando liquidez en la econom¨ªa americana: activar de nuevo la m¨¢quina de fabricar dinero. Para ello iniciar¨¢ previsiblemente una segunda ronda de quantitative Ealing (QE2) -expansi¨®n monetaria cuantitativa- consistente en la compra en el mercado de bonos del Tesoro y deuda hipotecaria.
No se sabe por cu¨¢nto valor y en qu¨¦ periodo, lo cual determina cualquier valoraci¨®n. Hasta ahora, y durante la recesi¨®n, la Fed ha movilizado alrededor de 1,75 billones de d¨®lares en la compra de activos de deuda p¨²blica y en valores con respaldo hipotecario y obligaciones de las agencias semip¨²blicas Fannie Mae y Freddie Mac, hoy totalmente intervenidas por el sector p¨²blico. La pasada semana se vendieron, por primera vez en la historia, bonos a cinco a?os protegidos contra la inflaci¨®n, a un tipo negativo del 0,55%. ?Qu¨¦ armas le quedan a la Fed? Los economistas del Bank of America son esc¨¦pticos: "Piense en la Fed como un grupo de soldados en una trinchera. Han disparado sus antitanques y su munici¨®n de asalto... y ahora est¨¢n utilizando sus rev¨®lveres". Recu¨¦rdese que los estatutos de la Fed son muy diferentes, por ejemplo, de los del Banco Central Europeo: entre sus finalidades no figura solo asegurar el control de la inflaci¨®n sino favorecer el crecimiento y el empleo. Por ello tiene un papel tan central en la pol¨ªtica econ¨®mica de EE UU.
Un paquete como el de la Fed no afectar¨¢ solo a la pol¨ªtica interna de EE UU sino que vincular¨¢, m¨¢s all¨¢ de sus consecuencias m¨¢s directas, a otras partes del mundo. Por ejemplo, los europeos temen que la inyecci¨®n masiva de d¨®lares significar¨¢ de hecho la devaluaci¨®n del d¨®lar frente al euro, con lo que las posibilidades de exportaci¨®n de los pa¨ªses de la Uni¨®n Europa, base de su fr¨¢gil recuperaci¨®n, disminuir¨¢n. La "guerra de divisas" y las devaluaciones competitivas, consideradas el inicio de una etapa de proteccionismo y de las pol¨ªticas de empobrecimiento del vecino (que tan bien defini¨® la economista Joan Robinson) figuran en los primeros puntos del orden del d¨ªa del inmediato G-20 de Se¨²l.
Un crecimiento econ¨®mico reducido y muy por debajo de su potencial (2% en tasa anualizada en el tercer trimestre del a?o), una tasa de paro del 9,6% (en cifras absolutas, la mayor desde la II Guerra Mundial), y una inflaci¨®n del 1,1% en tasa anual (la subyacente tan solo en el 0,8%, la menor desde el a?o 1961) subrayan la necesidad urgente de reacci¨®n de la econom¨ªa americana.
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