Desequilibrios y el G-20
En la reuni¨®n del G-20 en Se¨²l, las grandes econom¨ªas no llegaron a defraudar las expectativas acerca de los avances hacia un crecimiento global fuerte y equilibrado. Por supuesto, esto se debe a que esas expectativas se fueron reduciendo lo suficiente antes de la cumbre a trav¨¦s de comunicados extraoficiales y acusaciones cruzadas. De este modo, pocos avances se esperaban (y se generaron) sobre uno de los temas m¨¢s importantes en la coyuntura global -la guerra de divisas y los desequilibrios globales-.
Estos escasos avances contrastan con la opini¨®n un¨¢nime de que es imprescindible realizar un esfuerzo coordinado para reequilibrar el crecimiento global y hacerlo menos dependiente del consumidor en EE UU y en otras econom¨ªas con d¨¦ficits exteriores. Precisamente, muchas de estas econom¨ªas tienen sobre todo a los hogares en un proceso de intenso desapalancamiento que lastra el consumo. Adem¨¢s han agotado el margen para mayores est¨ªmulos fiscales que sostengan la demanda agregada.
Tipos de cambio flexibles favorecen la soluci¨®n de los desequilibrios, pero no son suficientes
?Qu¨¦ es necesario para reequilibrar las demandas y garantizar la sostenibilidad del crecimiento global? Es claro que se debe favorecer la demanda interna en la mayor¨ªa de los pa¨ªses con super¨¢vit exterior y orientarla al exterior en las econom¨ªas deficitarias. Unos tipos de cambio m¨¢s flexibles favorecer¨¢n que esta transici¨®n sea m¨¢s r¨¢pida y ordenada, pero la soluci¨®n a los desequilibrios mundiales no se puede apoyar solamente en ellos. Es necesaria una soluci¨®n integral que aborde los otros factores que propician el exceso de consumo de algunos pa¨ªses deficitarios y el freno de la demanda del sector privado en algunos con super¨¢vit. En el primer caso, se puede abordar, por ejemplo, un aumento de la tributaci¨®n del consumo y una reducci¨®n de las distorsiones que reducen el ahorro. En el caso de algunos pa¨ªses emergentes con super¨¢vit deber¨¢ avanzarse en el desarrollo de los sistemas de sanidad y seguridad social o del sistema financiero. Por ello, dentro del decepcionante resultado de la reuni¨®n del G-20 resulta rescatable que el foco se haya trasladado de la discusi¨®n estrecha sobre el desalineamiento o no de los tipos de cambio a proponer un debate m¨¢s amplio sobre los determinantes de los desequilibrios exteriores, con el tipo de cambio como uno m¨¢s de esos factores.
Por supuesto, siempre se puede decir que el cambio de foco hacia los desequilibrios exteriores ha sido simplemente un medio por el cual EE UU pod¨ªa discutir la flexibilidad del renminbi sin que pareciese que China ced¨ªa ante las presiones norteamericanas. Con todo, esperemos que la redirecci¨®n hacia los desequilibrios exteriores sirva para avanzar decididamente hacia su correcci¨®n y no haya sido simplemente una forma de posponer la resoluci¨®n de los problemas. De este modo, la reuni¨®n de Corea no habr¨¢ sido una oportunidad completamente perdida.
Juan M. Ruiz es economista jefe de Escenarios Econ¨®micos en BBVA Research.
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