Congelados y asustados
La gesti¨®n del tiempo es central en la salida de la crisis
El tono vital de los ciudadanos espa?oles est¨¢ muy bajo. Lo dicen los bar¨®metros del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS) -una mayor¨ªa piensa que la situaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica dentro de un a?o ser¨¢ igual o peor- y lo acaba de corroborar un estudio de la Fundaci¨®n Pfizzer: casi la mitad de los encuestados (el 44,3%) teme perder su puesto de trabajo en los pr¨®ximos meses, y un 86% de los parados ve muy dif¨ªcil encontrar empleo en un plazo razonable. Estas tendencias enmarcan lo que ya se denomina la "econom¨ªa del miedo": los ciudadanos est¨¢n asustados ante una coyuntura estancada y m¨¢s larga de lo que se ha estimado.
Ante esta depresi¨®n del ¨¢nimo (que se manifiesta, seg¨²n los datos de la Contabilidad Nacional del tercer trimestre, en una contribuci¨®n negativa de la demanda nacional al PIB, y una fuerte reducci¨®n del consumo de los hogares) cobran m¨¢s significaci¨®n que nunca las expectativas y las propuestas de nuestros representantes, aquellos que fueron elegidos para ayudar a los ciudadanos en la resoluci¨®n de sus problemas. Y ello a pesar de que esos mismos ciudadanos cada vez temen m¨¢s que las salidas a las dificultades econ¨®micas se ejecuten fuera del ¨¢mbito de sus gobernantes y est¨¦n en manos de nuevos poderes f¨¢cticos (los c¨¦lebres mercados) cuyo domicilio social est¨¢ muy lejos de los Estados-naci¨®n y fuera de su capacidad de acci¨®n.
El pleno del Congreso de los Diputados de la pasada semana fue un buen lugar para poner el term¨®metro al tono vital de los pol¨ªticos. El jefe de la oposici¨®n, Mariano Rajoy, una vez m¨¢s no hizo propuesta o sugerencia alguna y se limit¨® a criticar con acidez al presidente de Gobierno. Sabemos, por una entrevista publicada hace poco en este peri¨®dico, que le gusta la m¨²sica del programa de ajuste brit¨¢nico del conservador Cameron, pero que no ha le¨ªdo su letra peque?a, lo que no deja de generar perplejidad. Por su parte, Rodr¨ªguez Zapatero fue m¨¢s realista que nunca en el diagn¨®stico -"La mejora es tan d¨¦bil que no asegura un cambio irreversible de la tendencia"- pero de la entrevista de ayer en EL PA?S se desprenden dos ideas m¨¢s que quiz¨¢ pertenezcan a¨²n al terreno de la enso?aci¨®n en el que se movi¨® en el pasado: que no solo no prev¨¦ m¨¢s recortes sociales sino que el Gobierno articular¨¢ algunos est¨ªmulos (no dice con qu¨¦ dinero), y que es consciente de que hay semanas en que cada d¨ªa se a?ade una dificultad, pero que nunca ha sentido impotencia ante los continuos ataques de los mercados a la deuda soberana espa?ola.
Sobre la situaci¨®n econ¨®mica cada vez tiene m¨¢s importancia su extensi¨®n en el tiempo: todos los indicadores expresan que esto (el desempleo, el estancamiento, la ampliaci¨®n del riesgo soberano, el empobrecimiento de las clases medias,...) va a durar m¨¢s de lo que se hab¨ªa previsto y de lo que se dice.
El catedr¨¢tico de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares Antonio Torrero ha elaborado un trabajo ("La crisis financiera y sus efectos sobre la econom¨ªa espa?ola") en el que subraya que la gesti¨®n del tiempo es fundamental en la forma de abordar la crisis, y que el error m¨¢s costoso del Gobierno no ha sido su interpretaci¨®n de la naturaleza, entidad y gravedad de la crisis sino la p¨¦rdida de tiempo en abordarla. "El tiempo de duraci¨®n del proceso y las tensiones sociales que previsiblemente se producir¨¢n, inducir¨¢n a reducir la intensidad e incidencia del ajuste, en funci¨®n de la capacidad de presi¨®n de cada sector o grupo social". No todas las rentas han resultado igual de afectadas ni se producir¨¢n los ajustes con la misma intensidad en todos los sectores. Es una crisis de consecuencias duales.
Los datos de la citada Contabilidad Nacional, elaborados por el Instituto Nacional de Estad¨ªstica, son concluyentes: la econom¨ªa espa?ola estuvo congelada durante el tercer trimestre del a?o (crecimiento cero) y no retrocedi¨® tan solo por la contribuci¨®n de las exportaciones. Ese efecto amortiguador de la demanda exterior es insuficiente para liderar una recuperaci¨®n sostenida a medio plazo. Y el empleo retrocedi¨® a un ritmo de casi 300.000 puestos de trabajo a tiempo completo en un a?o. Con estos datos, pese a las buenas palabras, es dif¨ªcil estimular el ¨¢nimo ni la participaci¨®n.
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