Mnouchkine y las utop¨ªas de Julio Verne
Ariane Mnouchkine est¨¢ a la entrada del Th¨¦?tre du Soleil antes de cada funci¨®n, como una m¨¢s de su compa?¨ªa, donde todos cobran lo mismo. Dice Robert Lepage que es la mayor directora de nuestra ¨¦poca. Nadie ha montado tantos espect¨¢culos memorables: los de hace dos o tres d¨¦cadas (1789, los shakespeares, el ciclo de los ?tridas), pero tambi¨¦n los de ahora, en los que abre caminos in¨¦ditos que abandona sin nostalgia al espect¨¢culo siguiente. En Tambours sur la digue sus actores se transmutaban en esas supermarionetas de carne y hueso intuidas ut¨®picamente por Gordon Craig un siglo atr¨¢s: verles actuar libres de la ley de la gravedad y de emociones era fascinante. Cualquier otro director hubiera seguido explotando semejante fil¨®n: Mnouchkine lo dio por cerrado para probar a hacer cine en vivo sin pel¨ªcula, pantalla ni c¨¢mara. As¨ª cre¨® Les ?ph¨¦m¨¨res, ocho horas de travellings alucinados donde escenograf¨ªas e int¨¦rpretes se deslizan limpiamente sobre liger¨ªsimas plataformas rodantes empujadas por actores de negro en un espacio esc¨¦nico en formato cinemascope. Para espect¨¢culos como este, donde el ojo es la c¨¢mara, su directora concibe el escenario entero a prop¨®sito. Les Naufrag¨¦s du Fol Espoir, montaje ahora en cartel en Par¨ªs basado en una novela p¨®stuma de Julio Verne, reinventa el teatro de aventuras de corte cinematogr¨¢fico. Mnouchkine nos embarca esta vez en un viaje transoce¨¢nico desde el puerto de Cardiff hasta el canal de Beagle y el cabo de Hornos, en medio de tifones, amotinamientos y naufragios que sus 31 int¨¦rpretes recrean corriendo a la vista paneles pintados con paisajes inh¨®spitos, bamboleando plataformas de donde cae largamente nieve artificial y tirando de un hilo prendido en los bajos de los abrigos de los expedicionarios para simular el batir del viento infernal de la Tierra de Fuego. Teatro ¨¦pico dentro del teatro, Les Naufrag¨¦s... transcurre en el granero de un ventorrillo, en tres planos simult¨¢neos: el del rodaje de una pel¨ªcula de cine mudo basada en En Magallanie, novela julioverniana de trasfondo socialista utopista; el de la realidad f¨ªlmica, en la que los actores se mueven discontinua y aceleradamente, abriendo y cerrando la boca sin decir ni p¨ªo mientras sus palabras aparecen proyectadas en r¨®tulos de tipograf¨ªa a?eja; y el de la realidad exterior que se cuela desde la planta de abajo, donde la clientela baila al ritmo de una orquesta popular en v¨ªsperas de la Primera Guerra Mundial. Les ahorro los elogios que el espect¨¢culo merece. El Th¨¦?tre du Soleil, asiduo de las grandes citas teatrales, no viene a Espa?a desde 1986, cuando una edici¨®n memorable del Festival de Oto?o instal¨® sobre la totalidad de los andenes y v¨ªas de la madrile?a estaci¨®n de Delicias el territorio comanche de La terrible pero inacabada historia de Norodom Sihanouk, rey de Camboya, representada tambi¨¦n en Barcelona. Cada una de sus producciones lleva nueve meses de ensayos desbordantes en los que cada actor prueba cuantos papeles quiere, propone sin trabas y somete el resultado a la cr¨ªtica de los dem¨¢s. De tal proceso, tales hallazgos.
Les Naufrag¨¦s du Fol Espoir, de H¨¦l¨¨ne Cixous, sobre un texto de Julio Verne. Direcci¨®n de Ariane Mnouchkine. Th¨¦?tre du Soleil. Par¨ªs. Hasta el 9 de enero. www.theatre-du-soleil.fr.
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