'Catalunya'
Hoy, elecciones al Parlamento catal¨¢n. El humor, el optimismo y la autocr¨ªtica es lo ¨²ltimo que debemos perder. Este es un retrato emocional -y muy personal- de Catalu?a, sin ¨¢nimo de ofender ni de agradar, hecho por dos hombres tan pegados a esa tierra como al resto del planeta.
A finales del siglo pasado, el humorista Eugenio sol¨ªa comenzar sus espect¨¢culos de chistes con un relato breve: "El saben aquel que diu que era un t¨ªo que se muere el lunes y dice: peor no pod¨ªa empezar la semana". As¨ª ha empezado el siglo XXI. Peor, imposible. Triunfa el pesimismo. Quien sonr¨ªa en un acto p¨²blico resulta sospechoso de no ser consciente de la Gravedad de los Hechos. En el caso de Catalunya, adem¨¢s de la Gravedad de los Hechos, convivimos con la Gravedad de la Situaci¨®n. Desde La Sentencia. Sobre el Estatut. Todo es solemne, denso y may¨²sculo. Siete de cada diez catalanes, contrarios a la sentencia sobre el Estatut, o insatisfechos de la relaci¨®n entre Catalunya y Espa?a, o pesimistas sobre la econom¨ªa. Durante meses, all¨¢ donde ha aparecido una encuesta hemos aflorado siete de cada diez catalanes disgustados con algo. Las cr¨®nicas sobre Catalunya se han construido sobre los t¨¦rminos "cansancio, fatiga, hast¨ªo, hartazgo, preocupaci¨®n". ?El Bar?a era la ¨²nica esperanza!
Hemos entrado en un bucle del 's¨ªndrome Van gaal': nunca 'positifo', siempre 'negatifo'
Nuestros problemas son culpa de los dem¨¢s: los pol¨ªticos, los banqueros, los ricos, Madrid?
El apellido m¨¢s com¨²n es Garc¨ªa. el 16% de la poblaci¨®n tiene nacionalidad extranjera
Se ha instalado entre Barcelona y Madrid la triple O: observatorio de ofensas del otro
A la discusi¨®n pol¨ªtica se a?ade la emocional: ?Estamos hartos los unos de los otros?
Piensan que el estado de las autonom¨ªas se ha creado por envidia a lo catal¨¢n
?Es la realidad o es el relato? ?Hay en el relato de los medios una sobredosis de negro? "En las televisiones hay una sobredosis de rosa", ironiza Ferran Monegal (Barcelona, 1952), periodista y cr¨ªtico de televisi¨®n: "Por un lado, los medios ofrecen mucha frivolidad. Por otro, la gente desconf¨ªa del periodismo, no entiende si le dicen la verdad o hay intereses empresariales detr¨¢s de cada noticia. Y adem¨¢s, s¨ª, hemos entrado en un bucle informativo negativo". No hay mensaje bueno, todo lo contamina el s¨ªndrome Van Gaal: "nunca positifo, siempre negatifo". ?Tiene final el tobog¨¢n de pesimismo, malos datos, malas noticias, mal humor? "Pues yo estoy de puta madre, as¨ª te lo digo". As¨ª me lo dice Antonio Linares (El Pozuelo, Granada, 1950), quiosquero del Ensanche barcelon¨¦s, autor del blog Piesparaquiosquero.org. "La vida me ha ense?ado a ser optimista", dice. Linares acaba de jubilarse "por problemas de espalda" y echa de menos el trabajo. "Sue?o con el quiosco todas las noches, sin faltar una, nunca he sido tan feliz como en estos a?os de contacto diario con tanta gente". Dentro de una d¨¦cada, Antonio se imagina "peor de la espalda y en silla de ruedas, pero?" (su optimismo es a prueba de lumbalgias) "? silla de ruedas con sidecar, para ir con mi mujer a todas partes". Su diagn¨®stico: "Desde lo del petr¨®leo en los setenta?he o¨ªdo muchas veces crisis, crisis, crisis, pero esta vez hay miedo de verdad, miedo a lo que viene por delante". Pep Castarlenas (Manresa, 1964) tambi¨¦n trata con muchas personas a diario. Es propietario del gimnasio Ekke, en Lleida, 8.000 metros cuadrados de culto al cuerpo: "Lo que veo en la gente, m¨¢s que enfado, es miedo". Castarlenas resume su propio miedo en la siguiente frase: "Por primera vez en mi vida siento que el futuro no depende de m¨ª".
?D¨®nde encontrar seres humanos que piensen en el siglo XXI con total desenfado y despreocupaci¨®n? No queda otra que seguir el?consejo de Groucho Marx: "Esto lo entiende un ni?o de cinco a?os; que me traigan de inmediato un ni?o de cinco a?os". El colectivo de menores de diez a?os, los nacidos con el siglo XXI, no est¨¢ organizado ni dispone de gabinete de prensa (?todav¨ªa!), de manera que pregunto, arbitrariamente, a familiares, amigos, conocidos, conocidos de conocidos, etc¨¦tera, hasta donde lleve la casualidad. ?Qu¨¦ quieren ser de mayores, c¨®mo se imaginan dentro de diez a?os?
Ricard quiere ser ingeniero para construir robots. Isabel quiere abrir un hotel y contratar chicos, para no hacerlo todo ella. Mar planea una empresa para cuidar perros (peque?os). Patricia de mayor quiere ser guap¨ªsima. Pau quiere ser corredor (a pie) o bombero con cami¨®n bmw. Yov¨¢nica duda entre ser modelo y jugadora de baloncesto. Berta se decanta por bailarina. Martina, cocinera. Su hermano peque?o, Tom¨¢s, duda entre ser cocinero o dinosaurio. Otra Martina que duda: entre ser maestra o techo. Su hermano mayor, Bernat, acaba confesando que su proyecto es ser gandul. Caterina quiere ser se?orita de m¨²sica, y a J¨²lia le gustar¨ªa tener un zoo, aunque le preocupa el mal olor de los animales.
No llevan ni una d¨¦cada en el mundo, y si se cumple la esperanza de vida de la Catalunya de hoy (78,6 a?os para ellos, 84,56 para ellas, algo por encima de la media espa?ola y de la Uni¨®n Europea), dispondr¨¢n de pr¨¢cticamente todo el siglo para cumplir sus sue?os. Eso s¨ª, mucho tendr¨¢n que cambiar las estad¨ªsticas laborales: si la cifra de paro juvenil no mejora, cuatro de cada diez no tendr¨¢n empleo en 2025. ?Y los otros seis? Seg¨²n un estudio de UGT en Catalunya, el 72,5% de los asalariados menores de 25 a?os cobra menos de mil euros al mes. A la vista de estos datos, m¨¢s de uno pensar¨¢ que techo y gandul no son opciones tan descabelladas. (Por cierto, el grupo tiene nulo valor estad¨ªstico, pero llama la atenci¨®n un detalle: una generaci¨®n que naci¨® con una pantalla debajo del brazo, viven rodeados de cacharricos, y qu¨¦ futuro tan poco tecnol¨®gico imaginan). "La gente no sabe que Matem¨¢ticas es de las carreras con m¨¢s salidas profesionales", dice Joan Torregrosa (Ripollet, 1968), profesor titular de Matem¨¢tica Aplicada de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. "Las empresas necesitan expertos en resolver problemas, y aqu¨ª se forman expertos en resolver problemas", explica Rosa Camps (Boston, EE?UU, 1963), especialista en ?lgebra. "Por eso, de aqu¨ª no salen parados". Contra el paro, matem¨¢ticas. Es una idea.
Otra idea: Paco Camarasa (Valencia, 1950) y Montse Clav¨¦ (Villamar¨ªn, C¨¢diz, 1946) abrieron hace casi ocho a?os exactos una librer¨ªa en Barcelona. ?Negocio de papel? ?En el siglo XXI? "Nos auguraban dos a?os, y aqu¨ª estamos", dice Camarasa. La librer¨ªa Negra y Criminal, en el barrio de la Barceloneta, especializada en novela negra. Una librer¨ªa peque?a, tradicional, pero el 30% del negocio lo hacen ya a trav¨¦s de Negraycriminal.com. La librer¨ªa real solo abre durante media jornada. Joan Coll naci¨® en 1961 en Llabi¨¤, un pueblo de menos de 100 habitantes en el Baix Empord¨¤; all¨¢ naci¨®, all¨¢ sigue y no tiene planes de mudanza. Es propietario de una mas¨ªa. Siempre vivi¨® del campo, y ahora reparte su tiempo entre cultivos, cerdos, gallinas e Internet. Hace diez a?os decidi¨® que su mas¨ªa fuera tambi¨¦n alojamiento rural, cre¨® "una web, entonces muy chunga" y en una d¨¦cada elsmassosdencoll.com es el 80% de su volumen de reservas. "S¨ª, todo eso es verdad: crecen los negocios de Internet, pero tambi¨¦n veo que aumenta la demanda de presencia f¨ªsica de los clientes", advierte Camarasa, que organiza clubes de lectura en su librer¨ªa y, por petici¨®n de la clientela, el club de lectura ha acabado siendo Leemos y comemos. Despu¨¦s de compartir lectura, comparten mesa y mantel.
Esta necesidad de contacto real, personal, f¨ªsico, la detecta tambi¨¦n Camarasa en las bibliotecas p¨²blicas que le reclaman para impartir charlas. "Con tal de reunirse, la gente se apunta a toda clase de cursos; las bibliotecas se han convertido en centros de actividad social notable". Repaso los cursos que ofrece la biblioteca p¨²blica de mi barrio: tai chi, tai kung, bataluka, bhangra, fusi¨®n flamenco ¨¢rabe, lindy hop, modern line dance, salsa, salsa estilo Los ?ngeles, ikebana, bisuter¨ªa, acuarela, g¨®spel, pilates, yoga, ingl¨¦s y restauraci¨®n de muebles, entre otros. Pep Castarlenas sugiere: "La gente se apunta al ocio asequible, como por ejemplo un gimnasio" (barre para su casa), "donde sabes que te est¨¢s cuidando. Hay un repliegue hacia el cuidado de uno mismo. Yo creo que el gimnasio es de lo ¨²ltimo que se deja de pagar". ?Entonces? Si es lo ¨²ltimo, ?cree que su negocio est¨¢ seguro? "Hace unos a?os te hubiera dicho: s¨ª, seguro, y estar¨ªa pensando en abrir otro gimnasio. Hoy pienso que si suben el recibo de la luz un 30%, qu¨¦ s¨¦ yo lo que va a priorizar la gente".
Uf, la pol¨ªtica
Eugenio contaba muy pocos chistes de pol¨ªticos. Alguno s¨ª, a petici¨®n del p¨²blico: "El saben aquel que diu que era un t¨ªo que llega a un concierto muy importante y aparca el coche en la puerta, y un guardia le dice: No deje el coche aqu¨ª, que est¨¢n a punto de llegar los ministros. Y el t¨ªo contesta: Tranquilo, que est¨¢ puesto el antirrobo". La cr¨ªtica pol¨ªtica es hoy m¨¢s cruel. M¨¢s ¨¢cida. En TV-3, la televisi¨®n p¨²blica de Catalunya, triunfa desde el 11 de febrero de 2006 un programa sat¨ªrico, Pol¨°nia, un ¨¦xito tenaz, con audiencias alt¨ªsimas. Los pol¨ªticos, de Catalunya, de Espa?a y del mundo, son la principal diana. El creador de Pol¨°nia es el periodista Toni Soler (Figueres, 1965): "Hacemos un programa con un contenido que se supone elitista, la pol¨ªtica, pero de manera que est¨¦ al alcance de todo el mundo, y contamos con el gran tema humor¨ªstico de la Catalunya de hoy, que es la relaci¨®n con Espa?a".
Joan Coll dice hablar "muy pocas veces de pol¨ªtica" con los clientes que se alojan en su mas¨ªa. "Son temas que yo procuro esquivar. Yo, a los pol¨ªticos, los colgar¨ªa a todos, y con esa opini¨®n, mejor no hablar". ?Y si alg¨²n hu¨¦sped le saca el tema? "Suelo decir: mejor no menearlo. Mientras los pol¨ªticos no me molesten desde donde comienza el camino hasta mi casa, que hagan lo que quieran". ?Ser¨¢ ya irreversible el desprestigio de la pol¨ªtica? "Uf", suspira Soler, "no s¨¦ si es irreversible, pero tendr¨ªa que pasar un laaaargo periodo de buena pol¨ªtica que ahora no s¨¦ imaginar". Jos¨¦ Luis Mart¨ªn (Barcelona, 1953), editor de la veterana revista El Jueves, acaba de estrenar una obra de teatro, Rigor mortis, en la que se dicen frases como esta: "Si cada vez que estalla un esc¨¢ndalo de corrupci¨®n hubiera muertos, no quedar¨ªan pol¨ªticos". Es muy dif¨ªcil encontrar una conversaci¨®n, p¨²blica o privada, en la que se haga un elogio de la pol¨ªtica. "Los catalanes nos hemos acostumbrado a la c¨®moda idea de que nuestros problemas son siempre culpa de los dem¨¢s: los pol¨ªticos, los banqueros, los ricos, Madrid?", apunta J.?L. Mart¨ªn. Toni Soler cree que "la mala imagen de los pol¨ªticos es cr¨®nica, especialmente en Catalunya, donde siempre se ha visto la pol¨ªtica como algo turbio y lejano, salvo en la transici¨®n, pero aquella luna de miel se acab¨® abruptamente al ver que los pol¨ªticos catalanes no son mejores que los del resto del mundo". "Hablamos del descr¨¦dito de los pol¨ªticos, y no deja de tener su gracia que quienes hablemos seamos los periodistas, que tenemos tanto descr¨¦dito o m¨¢s", ironiza el periodista y cr¨ªtico televisivo Ferran Monegal.
Nombres y apellidos
Marc es el nombre m¨¢s habitual entre los catalanes nacidos en el siglo XXI. Entre las catalanas, las preferencias se han repartido en esta d¨¦cada entre Mar¨ªa, Paula y Carla. En cuanto a los apellidos, el m¨¢s com¨²n en Catalunya es Garc¨ªa. Hay 169.026 garc¨ªas, seg¨²n idescat, la web de estad¨ªsticas oficiales de la Generalitat. Y despu¨¦s, la lista sigue con Mart¨ªnez, L¨®pez, S¨¢nchez, Rodr¨ªguez, Fern¨¢ndez, P¨¦rez? Son los apellidos m¨¢s comunes. Ahora bien, no son los apellidos que est¨¢n en lo que podr¨ªa llamarse el escaparate social de Catalunya. Si a usted le invitan a una reuni¨®n de alto copete y, para romper el hielo, decide entrar en la sala gritando: "?Hola, Garc¨ªa!", no ser¨¢ f¨¢cil que quince personas le contesten a coro: "?Hola!".
Cristina L¨®pez Villanueva (L'Hospitalet de Llobregat, 1967) es dem¨®grafa, doctora en Sociolog¨ªa por la Universidad de Barcelona: "Una inmigraci¨®n masiva, y la de los a?os cincuenta lo fue en Catalunya, siempre abre una brecha social. Esa brecha se est¨¢ cerrando todav¨ªa; sucede que en algunos sectores sociales hay m¨¢s resistencia". Los periodistas Pere Cullell y Andreu Farr¨¢s son autores de El oasis catal¨¢n (Planeta, 2001), una gu¨ªa de la ¨¦lite catalana, familias con poder "defiendan ideas de izquierda o de derecha". En 2009, Cullell y Farr¨¤s publicaron la segunda parte: El ascensor. Los charnegos al poder (editorial Angle), un relato sobre el ¨¦xito de los inmigrantes. "Cuidado: en Catalunya hay garc¨ªas desde antes del siglo XX, ese dato de los apellidos es equ¨ªvoco", advierte Cullell (Sabadell, 1962), "pero es verdad que quienes llegaron en la d¨¦cada de los cincuenta est¨¢n conociendo el ¨¦xito empresarial ahora. Ya han tenido ¨¦xito profesional, y pol¨ªtico. Ahora est¨¢n llegando a los consejos de administraci¨®n de las empresas, y sus hijos llegar¨¢n al escaparate, si queremos decirlo as¨ª. En realidad, las familias que mandan hoy descienden de inmigrantes de la Catalunya interior que prosperaron en el XIX y el XX".
Todas las fuerzas pol¨ªticas, todos los l¨ªderes sociales, sindicalistas, periodistas, pol¨ªticos, intelectuales, pr¨¢cticamente sin excepci¨®n, han hecho durante d¨¦cadas un esfuerzo para que entre catalanes de origen y catalanes de adopci¨®n no hubiera ellos y nosotros. Ahora, con la experiencia de esa "brecha casi cerrada", Cristina L¨®pez augura "un poquito m¨¢s de dificultad" para afrontar "la brecha" del siglo XXI: un mill¨®n ciento ochenta y nueve mil doscientos setenta y nueve personas de nacionalidad extranjera, el 15,91% de la poblaci¨®n. En la ciudad de Barcelona es algo m¨¢s del 20%. En algunos municipios que hasta hace dos a?os reclamaban mano de obra, para agricultura, turismo o construcci¨®n, se ha alcanzado el 30%, el 40% o, en alg¨²n caso excepcional, el?50% de residentes de nacionalidad extranjera. Hasta ahora, en general, la convivencia ha sido por yuxtaposici¨®n. "Una generaci¨®n completa tiene que pasar por el sistema educativo", dice Cristina L¨®pez, "entonces comenzar¨¢ la mezcla, y a partir de ah¨ª? poco a poco. Hay que confiar en que la ense?anza en catal¨¢n act¨²e como aglutinador. Habr¨¢ que ver tambi¨¦n si el catal¨¢n se mantiene vivo en la calle, o va derivando hacia una lengua m¨¢s artificial, acad¨¦mica? Ya veremos".
La escritora Nahat el Hachmi (Nador, Marruecos, 1979) vive en Catalunya desde hace a?os, escribi¨® Jo tamb¨¦ s¨®c catalana (Columna Edicions), un ¨¦xito de ventas, y tiene un hijo nacido en Vic al que recientemente insultaron por la calle llam¨¢ndole "moro de mierda", seg¨²n ella misma denunci¨® en un art¨ªculo en El Peri¨®dico, donde colabora habitualmente. Hubo cierto revuelo, porque es inhabitual ver ese insulto en letra impresa. No hay episodios de conflicto p¨²blico. Es raro que las tensiones y las malas palabras vayan m¨¢s all¨¢ de conversaciones privadas y foros de internautas en los que el anonimato ampara el desahogo de instintos b¨¢sicos. Las escaramuzas pol¨ªticas han sido breves y,?hasta ahora, de ¨¢mbito municipal: prohibir el burka, advertencias de denunciar a los sin papeles, amenazas de negar el padr¨®n para limitar el acceso a los servicios p¨²blicos? El mensaje de la clase pol¨ªtica ha sido titubeante: los dirigentes perciben inquietud ciudadana (entre sus votantes) y temen que una propuesta simple (que se vayan, no cabemos todos, trabajo para los de aqu¨ª?) canalice una irritaci¨®n difusa que les agujeree su base electoral.
En Catalunya hay registrados 308.368 ciudadanos de la Uni¨®n Europea. Otros 53.519 son europeos extracomunitarios. Hay 312.937 africanos, 394.423 americanos, 123.512 asi¨¢ticos y 528 de Ocean¨ªa. "Son poblaciones de pir¨¢mide complementaria. La poblaci¨®n nacida en Catalunya es muy mayor. La poblaci¨®n venida de fuera, muy joven", explica Cristina L¨®pez. ?Y eso es bueno o es malo?, le pregunto. Se r¨ªe. "Es m¨¢s complicado que decir bueno o malo. Como dem¨®grafa, te digo lo que es". Tambi¨¦n me dice lo que puede ser: "Habr¨¢ que ver si las poblaciones se mezclan, y c¨®mo. Habr¨¢ que ver si la inmigraci¨®n adopta las pautas demogr¨¢ficas aut¨®ctonas: fecundidad baja, estructuras familiares diversas y movilidad residencial alta. Si los nuevos inmigrantes siguen estas pautas, en una generaci¨®n la poblaci¨®n catalana envejecer¨¢ de repente". Entre el envejecimiento repentino, la movilidad residencial y la baja fecundidad, se evoca la imagen de la Catalunya del a?o 2060 poblada por jubilados divorciados mud¨¢ndose compulsivamente de casa y sin hijos a los que llevar canelones por Navidad. No nos alarmemos. La expresi¨®n "envejecimiento de la poblaci¨®n" contiene para un profano una carga negativa que no necesariamente se corresponde con las apreciaciones de los especialistas. Por si desean seguir esa pista, les anoto algunas de las recomendaciones de Cristina L¨®pez: las publicaciones -en Internet, prensa o en librer¨ªas reales- de Andreu Domingo y Josep Oliver Alonso, de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, y Teresa Castro Mart¨ªn y Julio P¨¦rez D¨ªaz, investigadores del Centro Superior de Investigaciones Cient¨ªficas.
Catalu?a y Espanya
?Catalunya y Espa?a? Como se dec¨ªa antes: me alegra que me hagan esa pregunta. A estas alturas, c¨®mo responderla sin recurrir al absurdo. En la pel¨ªcula Annie Hall, Diane Keaton le cuenta a Woody Allen su primera experiencia con el psicoanalista: "Me ha dicho que tengo envidia del pene, ?sabes lo que es?". Allen responde: "Desde luego, soy uno de los pocos hombres que la padece". As¨ª es la pol¨ªtica catalana, vista desde un sentimiento espa?olista, de izquierda o derecha: los catalanes nos empe?amos en sufrir por la ausencia de algo que ya poseemos, el autogobierno, porque siempre hay un autogobierno m¨¢s grande que envidiar, en el Pa¨ªs Vasco, Quebec, Letonia o el Estatut que pudo haber sido y no fue.
Visto desde el sentimiento catalanista, de izquierda o derecha, el Estado de las autonom¨ªas espa?ol se ha construido desde la envidia a lo catal¨¢n. No por deseo de autogobierno, sino por deseo de no ser menos que los catalanes. Cada vez que Catalunya da un paso, catorce autonom¨ªas la siguen, por no perderse algo. El final de esta operaci¨®n de camuflaje de la autonom¨ªa catalana es que Espa?a se mira a s¨ª misma y se dice: mira en qu¨¦ l¨ªo me he metido por culpa de los catalanes, siempre pidiendo cosas. (Si desea leer esto ¨²ltimo mejor explicado y documentado, lo encontrar¨¢ en el libro La deriva de Espa?a, del periodista de La Vanguardia Enric Juliana, editado por RBA). Esta discusi¨®n no es nueva, pero en una d¨¦cada se ha envenenado.
En los ¨²ltimos a?os se ha instalado entre Catalunya y el resto de Espa?a algo que podr¨ªa denominarse "la triple O": Observatorio de las Ofensas del Otro. La Triple O ser¨ªa un organismo no reconocido, con sede en Barcelona y Madrid, formado por pol¨ªticos y periodistas constituidos en tertulia permanente y dedicados a vigilar qu¨¦ dice el otro, con el objetivo de amplificar sus frases ofensivas, sentirse herido y contraatacar. Es posible que, en un futuro, expertos historiadores (o tal vez sea necesario recurrir a sexadores de pollos) puedan establecer qui¨¦n tir¨® la primera piedra. Si quien dijo que Catalunya es una sociedad enferma o quien dijo que Espa?a es un lastre, quien dijo Catalunya balc¨¢nica o quien dijo espa?oles subsidiados, quien dijo Catalunya nacionalsocialista, quien dijo Espa?a franquista, quien dijo quieren acabar con el espa?ol, quien dijo quieren acabar con el catal¨¢n, quien dijo Catalunya quiere comer de m¨¢s, quien dijo Espa?a nos roba, quien dijo ?e ?e ?e, quien dijo ?o ?o ?o. El consumo de medios de comunicaci¨®n por afinidades facilita la espiral: cada cual habla para su parroquia, cada parroquiano busca su gur¨² (en Catalunya, las afinidades medi¨¢ticas no se miden solo por razones ideol¨®gicas, m¨¢s o menos de izquierda o derecha, tambi¨¦n por sentirse m¨¢s o menos catal¨¢n o espa?ol), escasean los vasos comunicantes y se transmite la opini¨®n del otro como un¨¢nime, gran¨ªtica, sin fisuras, radical. Espa?a dice, Catalunya opina.
"Yo viajo mucho por Espa?a y todo esto me pilla en medio. Aqu¨ª defiendo a los de all¨ª; all¨ª defiendo a los de aqu¨ª. S¨ª te digo: por Espa?a, lo catal¨¢n repele. Ya no hay admiraci¨®n. Te preguntan: ?qu¨¦, cu¨¢nto dinero os vais a llevar? Aqu¨ª nos pensamos que pagamos de m¨¢s, all¨¢ se piensan que nos lo quedamos todo". Lo dice Antonio Linares, y lo dice cualquiera que viaje entre Catalunya y el resto de Espa?a. Hay mucha gente (buena gente, de todos los colores pol¨ªticos, no malignos fascistas ni oscuros independentistas violentos) que se ha sentido ofendida. Hay espacios cada vez m¨¢s amplios en los que catal¨¢n equivale a insolidario y enemigo de Espa?a, y espacios cada vez m¨¢s amplios en los que espa?ol es sin¨®nimo de facha y enemigo de Catalunya. Con tanto ruido, las voces templadas de un lado y otro se inhiben o quedan ahogadas.
La discusi¨®n alcanz¨® su nivel m¨¢s grueso hace un par de a?os (despu¨¦s, el estallido de una crisis econ¨®mica mundial nos oblig¨® a cambiar de conversaci¨®n). En aquel momento, un alien¨ªgena que hubiera hecho un an¨¢lisis de los mensajes m¨¢s beligerantes para informar a su planeta de origen sobre la poblaci¨®n aut¨®ctona habr¨ªa transmitido que la pen¨ªnsula Ib¨¦rica est¨¢ habitada por fachas, insolidarios y portugueses. Ha sido la novedad del siglo XXI: a la discusi¨®n econ¨®mica (?Catalunya aporta m¨¢s de lo que recibe?) y la discusi¨®n pol¨ªtica (?cu¨¢nto poder de decisi¨®n debe tener Catalunya?) se ha a?adido la discusi¨®n emocional (?estamos hartos los unos de los otros?).
Afectos y desafectos
Quinientos veinticinco municipios catalanes han celebrado consultas sobre la independencia durante el ¨²ltimo a?o. Consultas sin efecto legal alguno, pero consultas, con su papeleta, su urna, su recuento, su seguimiento informativo, sus valoraciones de l¨ªderes pol¨ªticos. Solo han participado los favorables al s¨ª (seg¨²n datos de los organizadores, 552.815 personas han votado s¨ª y 28.713 han votado no, sobre un total de 3.189.073 posibles votantes), pero por primera vez el independentismo ha estado en la agenda de manera cotidiana. El debate p¨²blico es muy superficial: los partidarios defienden que Catalunya ser¨ªa m¨¢s rica; los contrarios arguyen que ser¨ªa un foll¨®n y que d¨®nde jugar¨ªa el Bar?a. Tambi¨¦n le hemos dado vueltas al tema con muchas encuestas, debates, art¨ªculos o documentales televisivos. Sobre la independencia o sobre la relaci¨®n. Con may¨²sculas: La Relaci¨®n. ?Nos quieren, no nos quieren? ?Les queremos, no les queremos? ?C¨®mo ve usted La Relaci¨®n? ?Buena, mala, regular? ?Tiene remedio, prefiere el divorcio, la convivencia fr¨ªa, la reconciliaci¨®n? Desafecci¨®n, voluntad nacional, identidad: ?solo catalana, solo espa?ola, m¨¢s bien catalana que espa?ola, m¨¢s bien espa?ola que catalana? ?Espa?a federal, auton¨®mica, recentralizada, sin Espa?a? En resumen, ?c¨®mo querr¨ªa usted La Relaci¨®n? "Los catalanes se sienten poco queridos". Fue un titular de EL PA?S el 29 de septiembre. Los catalanes que creen que existe "un amplio desafecto respecto del resto de Espa?a" son el 38%. En cambio, el 56% de los catalanes cree que el resto de Espa?a siente un "amplio desafecto hacia Catalunya".
Josep Ramoneda, director del Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona, escribi¨® en EL PA?S el pasado 12 de octubre: "El independentismo figura ya de un modo u otro en todos los an¨¢lisis sobre Catalunya y, con ¨¦l, la convicci¨®n de que el Estado auton¨®mico es insuficiente". El catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica Juli¨¢n Santamar¨ªa escribi¨® en La Vanguardia en el pasado mes de julio: "Las relaciones entre Catalunya y el resto de Espa?a llevan muchos a?os ensombrecidas por un velo de rec¨ªprocos prejuicios, recelos e incomprensiones, basados, a veces, en la dificultad de los catalanes para precisar concretamente sus aspiraciones y, a veces, en la dificultad de los espa?oles para comprender la especificidad y profundidad del sentimiento identitario de los catalanes". Insuficiencias, desafectos, recelos, incomprensiones, poco queridos. El siglo XXI busca una f¨®rmula pol¨ªtica que resuelva amplios desafectos, recelos e incomprensiones, como en un bolero, o en un chiste del matrimonio incomunicado: "El saben aquel que diu que es una mujer que dice: Ay, Manolo, tantos a?os de casados y nunca me has comprado nada. Y el marido contesta: ?Y yo qu¨¦ sab¨ªa de que t¨² vend¨ªas cosas?".
El siglo XXI tiene tambi¨¦n una cita con Guillem, que quiere ser investigador, aunque si le falla el plan ha pensado en futbolista. O quiere ser cient¨ªfico o astronauta. ?Astronauta! Cualquiera dir¨ªa que los ni?os ya no quer¨ªan ser astronautas. Pues s¨ª. Y las ni?as, ojo, s¨ª quieren ser princesas: Anna tiene cuatro a?os y su horizonte vital es la v¨ªa Letizia. Marc, veterinario. Pau, veterinario. Carla, veterinaria. Pase lo que pase con la sanidad p¨²blica, los animales tienen el porvenir asegurado. Max, m¨¦dico. De ni?os, precisa. A los adultos ya nos debe de ver muy estropeados y pensar¨¢: ?para qu¨¦? Arnau, futbolista. Andreu, futbolista, actor o polic¨ªa. Otro Marc duda entre cocinero o transportista de cervezas, concretamente de la marca Damm. J¨²lia piensa ser peluquera; Helena, malabarista. A otra Carla le gustar¨ªa ser Caperucita, Guiu quiere ser bombero, y J¨¦nyfer responde, mir¨¢ndose los zapatos muy seriecita: doctora. P
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