La Pantera Rosa se viste de luto
Hollywood pierde a Blake Edwards - El director de 'Desayuno con diamantes', fallece a los 88 a?os
Blake Edwards era uno de esos genuinos hombres de Hollywood que conviv¨ªan con igual deportividad y saludable sonrisa con los ¨¦xitos m¨¢s rotundos que con los sonoros fracasos. Sabore¨® los dos extremos de una industria que conoc¨ªa al dedillo porque se cri¨® correteando de estudio en estudio a los pies de su padre, un pionero de Hollywood, J. Gordon Edwards, que hab¨ªa llegado con su familia a principios de los a?os veinte desde Tulsa para probar suerte en la nueva tierra prometida.
?l achacaba a la comedia, el g¨¦nero por el que Edwards pasar¨¢ a la historia del cine, el poder de mantener su salud mental en un mundo tan disparatado como el que describi¨® en una de sus mejores y m¨¢s corrosivas pel¨ªculas: El guateque (1968), en la que hizo gala no solo de su don para el chiste f¨¢cil sino tambi¨¦n para una mordaz crueldad gracias a ese pat¨¦tico, torpe y entra?able personaje interpretado por un explosivo Peter Sellers, actor al que dirigi¨® en su serie de La pantera rosa y con quien mantuvo una relaci¨®n de amor-odio que rozaba lo patol¨®gico. "No, Peter no era un exc¨¦ntrico. O¨ªa voces, hablaba con Dios, ten¨ªa conversaciones diarias con su madre, que estaba muerta. Eso es locura", se?al¨® en una ocasi¨®n Edwards sobre el actor brit¨¢nico.
Para ¨¦l, el humor manten¨ªa su salud mental en un mundo disparatado
Peter Sellers fue la histri¨®nica m¨¢scara de sus mejores pel¨ªculas
Si Sellers fue la histri¨®nica m¨¢scara de sus mejores comedias, Audrey Hepburn fue el dulce rostro de su gran comedia rom¨¢ntica: Desayuno con diamantes (1961). Basada en la obra de Truman Capote, Edwards dulcific¨® el triste relato de aquella chica que se curaba de los malos d¨ªas (los rojos, que en relato de Capote eran casi todos) fantaseando de madrugada frente al escaparate de la joyer¨ªa Tiffany's. Si las piernas de Marilyn Monroe abiertas de par en par a las tripas del metro de Manhattan forman parte de la iconograf¨ªa del cine, el melanc¨®lico arranque de Desayuno con diamantes en una despoblada Quinta Avenida, tambi¨¦n.
Edwards llev¨® a su propio terreno un g¨¦nero que beb¨ªa tanto del slapstic como de Preston Sturges o Leo McCarey y que ¨¦l consideraba infravalorado art¨ªsticamente (s¨®lo logr¨® un Oscar honor¨ªfico en 2004 y una candidatura al mejor gui¨®n en 1981 por Victor/Victoria).
Sus primerizas incursiones en el drama (D¨ªas de vino y rosas) o en el thriller (Chantaje contra una mujer) se vieron eclipsadas por la gabardinas del inspector Clouseau y el solitario gato de Holly Golightly. Aunque esos personajes lastraran su carrera tambi¨¦n le salvaron del chaparr¨®n de millonarios fracasos, como Darling Lili o La carrera del siglo, una pel¨ªcula dif¨ªcil de olvidar (gracias a Peter Falk y Jack Lemmon) pero que fue un fiasco econ¨®mico.
Edwards, que fue actor en sus primeros a?os, se acab¨® casando en 1969 con su musa: la actriz Julie Andrews, cuya bondadosa sonrisa le acompa?¨® hasta ayer mismo.
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