Cazadores de objetos ¨²nicos
Una tostadora vieja, una maquinilla de afeitar que no corta un pelo, un sill¨®n que ha perdido los muelles o un PC obsoleto. Si cree que estos objetos han dejado atr¨¢s su vida ¨²til y est¨¢n para tirarlos a un contenedor de reciclaje, no lo haga. Pueden ser valiosas piezas para un coleccionista de dise?o, la ¨²ltima moda en el mercado del arte. O al menos eso piensa Adam Lindemann, estadounidense, de 49 a?os -hijo del multimillonario George Lindemann, inventor de las lentes de contacto-, y autor de Coleccionar dise?o (Taschen, 2010). Lindemann ha descubierto el placer de atesorar obras m¨¢s humildes que las de su fant¨¢stica colecci¨®n de arte contempor¨¢neo -Andy Warhol, Jeff Koons, Julian Schnabel, Jean-Michel Basquiat, Takashi Murakami o Damien Hirst-. "Aprend¨ª a disfrutar del dise?o tanto como del arte", dice en su libro, y "ahora me he convertido en un obseso. Al fin y al cabo, no puedes sentarte en un cuadro, pero puedes hundirte en un sill¨®n y disfrutar de una l¨¢mpara". Lindemann sabe de lo que habla. Ha bebido de las fuentes de uno de los m¨¢s influyentes galeristas, Larry Gagosian, y fue el primero en apoyar Ikepod, una compa?¨ªa suiza de relojes con el Tom Ford del dise?o, el australiano Marc Newson.
"Al fin y al cabo, no puedes sentarte en un cuadro, pero s¨ª hundirte en un sill¨®n y disfrutar de una l¨¢mpara"
"No es que tenga una colecci¨®n de objetos de dise?o, es que vivo rodeado de dise?o, con los restos de mi propia biograf¨ªa"
"Me mueve la curiosidad por los objetos utilitarios, an¨®nimos. Son los que me alimentan en mi profesi¨®n de dise?ador"
?Tendencia, negocio o demostraci¨®n de poder? Adquirir un mueble con firma conocida supone eso y mucho m¨¢s. El dise?ador industrial Javier D¨ªez, madrile?o, de 44 a?os, creador junto a su hermano Jos¨¦ Luis del estudio D¨ªez + D¨ªez Dise?o, opina que "este tipo de coleccionista compra iconos; el mercado del objeto tiene la misma l¨®gica que el mercado del?arte." Cuesti¨®n de nombre y de marketing. En el caso de Adolfo Autric y Charo Tamayo, un matrimonio de abogados madrile?os, su motivaci¨®n para coleccionar es sentirse envueltos por cosas bellas. En su casa madrile?a atesoran cerca de 4.000 objetos de dise?o. Lo que empez¨® como un hobby es ahora aut¨¦ntica pasi¨®n. Su hogar es un almac¨¦n de cuadros, esculturas, fotograf¨ªa y dise?o, mucho dise?o. "Mis amigos dicen que somos los ¨²nicos con muebles con nombre y apellidos". Si su colecci¨®n de artistas contempor¨¢neos es buena -Barcel¨®, T¨¤pies o Plensa, entre otros-, la de objetos del siglo XX es grandiosa.
Adolfo Autric, de 44 a?os, busca la pieza, la persigue y no descansa hasta conseguirla. Compra en las subastas internacionales. En Alemania, Londres o Par¨ªs, aunque "lo dif¨ªcil y caro de coleccionar objetos es traerlos". Para Charo, lo importante es el flechazo. Para Adolfo, completar la colecci¨®n. "Uno se siente coleccionista no cuando ve lo que tiene, sino cuando ve lo que le falta". Su primera pieza fue un taburete de Mariscal. En el sal¨®n de su casa, una estanter¨ªa cambiante, hecha con cubos que giran -de eStudio enPieza-, proclama el orgullo de mostrar sus objetos y el af¨¢n de descubrir nuevos valores: "Procuramos encargar piezas a j¨®venes dise?adores porque entendemos la colecci¨®n no solo como comprar el valor seguro, sino apostar por alguien que empieza y apoyarle".
Por todas las habitaciones, obras de nombres importantes: Ingo Maurer, Ron Arad, Pantom, Campana, Zaha Hadid, piezas de la Bauhaus, Jean Nouvel, Eero Arni, Jaume Tresserra, Joe Colombo, Eames, Gae Aulenti, Ettore Sottsass, Gaetano Pesce, Lomazzi, Frank Gehry, adem¨¢s de una valiosa colecci¨®n de objetos de cristal de Karl Wagenfeld, disc¨ªpulo y profesor de la Bauhaus alemana. Picaportes de Gropius, y alg¨²n mueble de uno de los dise?adores de moda, el alem¨¢n Konstantin Grcic. La ¨²ltima incorporaci¨®n a la colecci¨®n ha sido una pieza de los Eames. Un protector para las piernas de pilotos de aviones, ligero y r¨ªgido, realizado en madera de balsa.
La explosi¨®n del dise?o lleg¨® en la d¨¦cada de los ochenta. La palabra m¨¢gica fue la contrase?a para los muebles y objetos que mejor representan la historia del siglo pasado. Por una butaca de cuero, propiedad de Yves Saint Laurent y dise?ada por la irlandesa Eileen Gray, se pagaron en Christie's, en febrero de 2009, cerca de 28 millones de d¨®lares. Dice Lindemann que "varios marchantes de dise?o intuyeron que los coleccionistas como yo comenzar¨ªan a cruzar la frontera desde el mundo del arte y encargaron a algunos dise?adores que realizaran obras en ediciones limitadas para satisfacer la demanda. Estrellas como la arquitecta Zaha Hadid entraron en el juego y tambi¨¦n dise?adores industriales como Jasper Morrison y Tom Dixon".
Otra palabra, crisis, puso el freno en 2008 a un camino imparable, aunque los objetos de Marc Newson (1963, Sidney), encumbrado a personaje del a?o 2005 por la revista Time, siguen cotizando a precios exorbitantes. Newson es al dise?o lo que Hirst al arte. Su sensual Lockheed Lounge de aluminio se subast¨® por un mill¨®n de d¨®lares en 2006, y en abril de 2009, en Londres, una de sus obras alcanz¨® el mill¨®n de libras en Phillips de Pury Company.
"No tengo una colecci¨®n de dise?o, me encuentro rodeado de dise?o". Con esta frase resume Jos¨¦ Mar¨ªa Civit (Montblanc, 1947) lo que representa para ¨¦l esta disciplina. Se siente usuario porque "vivo con restos de mi propia biograf¨ªa". Aun as¨ª, por la venas de este dise?ador gr¨¢fico, publicista y artista, creador de im¨¢genes corporativas como la de Telef¨®nica o La Caixa, corre el ansia del coleccionista. Aparte de su colecci¨®n de arte, la curiosidad por las formas y la funci¨®n de los objetos le han hecho rodearse de piezas exquisitas de Le Corbusier o Eames, aunque desconoce el n¨²mero de piezas que tiene; "ser¨ªa bueno inventariarlo", a?ade. Para Civit, el dise?o no son solo mesas, sillas o l¨¢mparas, "si tuviera que elegir algo ser¨ªa mi piano Steinway". Escribe a mano y viaja en bicicleta por el Ampurd¨¢n y asegura que el mejor dise?o ser¨ªa restaurar el patrimonio que a¨²n nos queda.
Algo as¨ª est¨¢ en la base de la colecci¨®n del dise?ador industrial Emili Padr¨®s, barcelon¨¦s, de 40 a?os -junto a Ana Mir, su mujer, trabajan en Emiliana Design Studio-, que ama los objetos sin padres conocidos, an¨®nimos. "Cuando viajo me gusta entrar en ferreter¨ªas, en Jap¨®n, Brasil o Suecia, y ver c¨®mo un mismo problema se soluciona con dise?os diferentes: una pinza de tender la ropa, un matamoscas, un cazarratones? Me mueve la curiosidad por los objetos utilitarios, me enamoro est¨¦ticamente de ellos". Sale a menudo de safari, a recolectar objetos modestos, ingeniosos, que "me alimentan en mi profesi¨®n de dise?ador".
Otra muestra de la utilidad del dise?o es la que recoge el arquitecto e interiorista Andr¨¦s Alfaro Hofmann (Valencia, 1957) en su museo de electrodom¨¦sticos. "La colecci¨®n naci¨® de una forma insospechada. En la d¨¦cada de los ochenta, yo compraba piezas art d¨¦co y en un momento dado me top¨¦ con unos electrodom¨¦sticos muy interesantes. Conozco bien la tradici¨®n industrial alemana y enseguida comprend¨ª que no exist¨ªan colecciones de este tipo aqu¨ª". Dicho y hecho. Una historia del siglo XX recolectada con rigor y sistematizada para reflejar una visi¨®n de lo cotidiano. "El mayor problema me surgi¨® al clasificarlos. Lo resolv¨ª agrup¨¢ndolos como en una casa, batidoras, cafeteras, tostadoras, frigor¨ªficos; lavadoras, aspiradores, planchas; estufas, ventiladores; afeitadoras, secadores de pelo; radios, tocadiscos y televisores". El objeto m¨¢s caro de su colecci¨®n le cost¨® 4.000 d¨®lares. En una nave del pol¨ªgono industrial Obradors, en Godella (Valencia), Andr¨¦s Alfaro expone de forma permanente unas 500 piezas de las 5.000 que almacena. "Recuperamos objetos y, a diferencia del coleccionismo tradicional, no buscamos piezas raras, sino ver la evoluci¨®n de las cosas".
'Coleccionar dise?o', de Adam Lindemann, est¨¢ publicado en Espa?a por la editorial Taschen.
![Sill¨®n de cuero con dragones (1917-1919), de Eileen Gray. Form¨® parte de la colecci¨®n de Yves Saint Laurent. Se subast¨® por 28 millones de d¨®lares.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/L6GAGGZLY7NIRP63AEZYY6HVDI.jpg?auth=5ffad11cea997af6b828078e35de851e96379cef58f2465305ca13eaf2d100ee&width=414)
![Una pieza caracter¨ªstica del estilo de Philippe Starck. 'Antorcha ol¨ªmpica de Albertville' (1992), realizada en aluminio.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/WIWXNPR3KT5JO3VQMXXGFZC6IE.jpg?auth=090e69476d158915d1c029d4feb3863f100a8e844ed173f153ef54da1367152a&width=414)
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