Hacia una vacuna para no fumar
La inmunizaci¨®n contra la nicotina ya se ensaya a gran escala pero tardar¨¢ diez a?os - Medicamentos como la vareniclina ofrecen hasta un 60% de ¨¦xito
Dise?ar una vacuna contra el tabaco est¨¢ siendo muy complicado. Los resultados de los distintos ensayos sobre la eficacia de estos f¨¢rmacos, a¨²n en desarrollo, muestran que son seguros, aunque las tasas de eficacia son todav¨ªa demasiado bajas. Carlos Jim¨¦nez Ruiz, coordinador del ¨¢rea de tabaquismo de la Sociedad Espa?ola de Neumolog¨ªa y Cirug¨ªa Tor¨¢cica (Separ), no cree que lleguen antes de unos 10 a?os.
El tabaquismo es una enfermedad que afecta al 30% de los espa?oles, pero se puede evitar (y tratar), recuerda el presidente de la Separ, Juan Ruiz Manzano. De ah¨ª las grandes expectativas que levanta la vacuna, no solo entre el sector sanitario o los fumadores, sino tambi¨¦n en las farmac¨¦uticas.
Los agentes adictivos del tabaco pasan f¨¢cilmente al cerebro
No hay constancia de que la acupuntura o la homeopat¨ªa ayuden
Usar pastillas dobla las posibilidades de dejar el h¨¢bito que con el placebo
Los periodos de medicaci¨®n suelen durar entre ocho y diez semanas
El esquema que han seguido las compa?¨ªas se basa en la siguiente estrategia: bloquear la nicotina (el principal agente adictivo del tabaco) en el torrente sangu¨ªneo para impedir que llegue al cerebro y combatir as¨ª la dependencia y el efecto placentero del cigarrillo.
La mol¨¦cula de nicotina es demasiado peque?a para ser detectada por el sistema inmunitario. Por eso, se cuela a trav¨¦s de la barrera que separa el sistema circulatorio del cerebro. Esta tiene entre sus funciones evitar que las sustancias t¨®xicas accedan al sistema nervioso central. All¨ª, la nicotina activa los receptores que desencadenan los procesos de recompensa, adicci¨®n y placer t¨ªpicos del tabaco.
Para evitarlo, las vacunas se fabrican uniendo mol¨¦culas de nicotina con un ant¨ªgeno. Este ¨²ltimo puede ser una bacteria, una toxina o prote¨ªnas de virus. El prop¨®sito es despertar una reacci¨®n en el cuerpo para que al detectar este agente extra?o estimule la producci¨®n de anticuerpos que capturen las peque?as mol¨¦culas de nicotina cuando la persona inmunizada fume. Los anticuerpos unidos a la nicotina forman un ovillo de elevado peso molecular que se queda atrapado en la barrera hematoencef¨¢lica y no llega al cerebro.
Esta es la teor¨ªa. La pr¨¢ctica indica que a¨²n falta camino por recorrer. Existen distintos trabajos en diferentes etapas de prueba de las vacunas. Los hay en fase III, en la que se compara poblaciones a las que se administra el medicamento con otras que reciben placebo. Uno de los ¨²ltimos resultados publicados son los referidos a la vacuna en cuyo dise?o participa el Instituto Karolinska sueco. Apenas han provocado una respuesta inmunitaria del 20% de los casos. "Los resultados han sido decepcionantes. Se desconoce por qu¨¦ en algunos casos ha funcionado y en otros no", apunta Carlos Jim¨¦nez.
Cuando funciona, el tratamiento previene durante 12 semanas y requiere de dos dosis. Y como buena parte de las vacunas, presenta efectos secundarios. Un 45% de las personas tratadas sintieron en los dos o tres d¨ªas siguientes procesos similares a los gripales (fiebre, molestias musculares y en las articulaciones). Su utilidad no solo se dirige hacia los fumadores. Tambi¨¦n tendr¨ªa eficacia preventiva, de forma que se podr¨ªa administrar a j¨®venes para que no se iniciaran en el h¨¢bito o a embarazadas, a quienes adem¨¢s de ayudar a dejar de fumar, proteger¨ªa al feto al impedir les afectara la nicotina, como destaca Carlos Jim¨¦nez.
Pero mientras llega la vacuna, existen otros procedimientos para dejar la adicci¨®n. El primero en eficacia es la vareniclina, un f¨¢rmaco que est¨¢ disponible en Espa?a desde 2007. Este producto tiene una tasa de abandono de entre el 55% y el 60%, seg¨²n Juan Ruiz Manzano, presidente de la Separ. Como bloquea los receptores cerebrales de la nicotina, impide la sensaci¨®n placentera del tabaco, y evita las reca¨ªdas porque el fumador se queda sin la recompensa que espera con el cigarrillo. Esta sustancia, adem¨¢s, tiene un efecto estimulante, de gran ayuda para combatir la irritabilidad y la ansiedad del s¨ªndrome de abstinencia. Es el m¨¢s caro y un tratamiento rondar¨ªa los 200 o 240 euros, "un gasto similar al que destinar¨ªa a tabaco el paciente", comenta Jim¨¦nez. Un estudio de la Biblioteca Cochrane de 2008 (que revisa los ensayos publicados) concluye que la vareniclina multiplica por tres la probabilidad de dejar de fumar respecto a los placebos.
Otro producto, con porcentajes del 50% de ¨¦xito, es el bupropi¨®n. Se trata de un antidepresivo del que se advirti¨® que ayudaba a dejar de fumar al provocar en el sistema nervioso central efectos similares a los de la nicotina.
Junto a ellos, est¨¢n los tratamientos basados en los sustitutivos de la nicotina: parches, chicles, inhaladores o caramelos con los que progresivamente y de forma controlada, el paciente reduce el consumo de tabaco como paso previo al abandono. Estas terapias, apunta Ruiz Manzano, tienen un 30% de ¨¦xito. En el caso de los comprimidos para chupar, hay estudios que demuestran que los fumadores que usan pastillas con nicotina tienen el doble de posibilidades de dejar el tabaco que quienes usan placebo. Los periodos de medicaci¨®n suelen durar entre ocho y 12 semanas, el tiempo que se tarda en acabar con la dependencia f¨ªsica y dejar al cuerpo limpio de nicotina.
Cuesti¨®n distinta es la dependencia ps¨ªquica, mucho m¨¢s variable. "La clave est¨¢ en el primer a?o, aunque hay a quien le acompa?a toda la vida", apunta Ruiz Manzano. Por ello, de forma paralela, los especialistas apoyan los f¨¢rmacos con refuerzo psicol¨®gico. Estas terapias conductuales resultan esenciales para el ¨¦xito del proceso, aunque no bastan por s¨ª solas. "Solo un 5% consigue dejarlo con tratamiento exclusivamente psicol¨®gico, una tasa similar a la de los que lo intentan sin ning¨²n tipo de apoyo", comenta el presidente de la Separ. ?Y las terapias alternativas? "No hay evidencia cient¨ªfica que la hipnosis, acupuntura o los cigarrillos electr¨®nicos funcionen", comenta.
Dejarlo es posible
- Financiaci¨®n. En Espa?a, solo autonom¨ªas como La Rioja o Navarra pagan a trav¨¦s de la red p¨²blica sanitaria las terapias para abandonar el tabaco. Otras como Galicia, Madrid o Catalu?a subvencionan los tratamientos a determinados grupos de fumadores. La nueva ley estipula que se financiar¨¢n los tratamientos que demuestren su eficacia.
- Ex fumadores. Con ayuda o sin ella, un 22% de los habitantes de la UE son ex fumadores, seg¨²n un Eurobar¨®metro de mayo. En Espa?a, la proporci¨®n alcanza al 21%.
- Intentos. De acuerdo con el Eurobar¨®metro, un 28% de los fumadores europeos intent¨® dejarlo el ¨²ltimo a?o. Los espa?oles son algo m¨¢s remisos: lo prob¨® el 23%.
- Duraci¨®n. Un 19% consigui¨® estar m¨¢s de dos meses sin fumar. Un 51% dur¨® menos de siete d¨ªas.
- Ayudas. Un 33% de los fumadores de la UE usaron alg¨²n tipo de ayuda para dejarlo. Entre los espa?oles el porcentaje fue del 34%.
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