Cuba: cambiar o morir, el dilema de 2011
La presi¨®n de la crisis es asfixiante pero la apertura crea nuevas oportunidades
El nuevo a?o llega a Cuba cargado de incertidumbre, con la supervivencia del sistema en juego y expectativas de que por fin se producir¨¢n cambios econ¨®micos en la isla. En el ojo del hurac¨¢n est¨¢n 11 millones de cubanos, de los cuales el 70% nacieron despu¨¦s de que Fidel Castro llegara al poder el 1 de enero de 1959. Lo que se avecina es duro: despu¨¦s de medio siglo de pol¨ªticas igualitaristas, el Estado empieza a recortar dr¨¢sticamente gastos sociales y se dispone a limpiar las "plantillas infladas", un proceso traum¨¢tico que en tres a?os eliminar¨¢ 1.300.000 empleos estatales, uno de cada cuatro puestos de trabajo. El primer medio mill¨®n, en 2011.
Ayer mismo, el Gobierno retir¨® del sistema de racionamiento el jab¨®n, la pasta dental y el detergente, productos que se vend¨ªan a muy bajos precios aunque su cuota no alcanzaba para llegar a fin de mes. Antes hab¨ªan salido de la protecci¨®n de la cartilla las patatas, los guisantes, los cigarrillos y la sal. En algunos casos, como el del jab¨®n, el precio "por la libre" se multiplica por m¨¢s de 25.
La presi¨®n de la crisis es asfixiante, pero con los recortes y las pol¨ªticas de ajuste llegan tambi¨¦n nuevas oportunidades. La apertura a la iniciativa privada y al trabajo por cuenta propia es "irreversible", afirma el Gobierno, aunque mucha gente no acaba de cre¨¦rselo. "Ahora mismo no estamos hablando de el a?o que viene, sino de el pa¨ªs que viene", dec¨ªa recientemente el diario oficial Granma, en un art¨ªculo que trataba de exponer la dimensi¨®n de los retos venideros.
Resuenan a¨²n en la isla las palabras de Ra¨²l Castro en su ¨²ltima intervenci¨®n ante la Asamblea Nacional: "O rectificamos, o ya se acaba el tiempo de seguir bordeando el precipicio, nos hundimos y hundiremos el esfuerzo de generaciones enteras". Con este manotazo encima de la mesa, Castro quiso advertir a los suyos, sobre todo a los que desde dentro del r¨¦gimen hacen resistencia o sabotean las incipientes reformas, que no hay m¨¢s alternativa que cambiar.
Se pretende que en los pr¨®ximos a?os 1.800.000 personas -aproximadamente el 40% de los cubanos que trabajan para el Estado- se busquen la vida por sus propios medios. Pero nadie sabe bien c¨®mo puede propiciarse un salto de este calibre sin financiaci¨®n, cuando todav¨ªa no est¨¢n claras las reglas del juego y adem¨¢s se advierte que no se permitir¨¢ la acumulaci¨®n de capital.
Lo dif¨ªcil que est¨¢ resultando eliminar la cartilla de racionamiento es una muestra de la encrucijada actual en que se halla el Gobierno. Cuba importa alrededor del 80% de los alimentos que consume y dedica cada a?o alrededor de 600 millones de euros a subvencionar los productos de la canasta b¨¢sica, algo que desde hace tiempo se considera "insostenible". Pero la precariedad en que viven la mayor¨ªa de las familias -el salario medio en Cuba no llega a los 15 euros mensuales- impide "quitarla de un golpe", reconoci¨® hace dos semanas el ministro de Econom¨ªa, Marino Murillo. "El camino", dijo, es "irla quitando paulatinamente". Y as¨ª con todo.
Cambiar o morir, ese es el dilema.
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