Propuestas para los municipios
Pasan los a?os y las legislaturas. Pero el mundo local gallego sigue arrastrando problemas e insuficiencias que lo convierten en el m¨¢s atrasado de Espa?a en muchas dimensiones. En primer lugar, hay que referirse a los bajos ingresos municipales en perspectiva espa?ola, consecuencia sobre todo de la abstinencia fiscal que practican los alcaldes de la inmensa mayor¨ªa de los ayuntamientos de menos de 50.000 habitantes. En segundo lugar, los l¨ªmites municipales son escasamente operativos. Tenemos municipios desertizados y objetivamente incapaces de prestar servicios, al lado de ¨¢reas metropolitanas funcionales que ocupan de facto el espacio gobernado de iure por docenas de ayuntamientos. En tercer lugar, los servicios p¨²blicos son de baja calidad en muchos casos, y existen amplias oportunidades para la mejora de la eficiencia en su provisi¨®n. Finalmente, es patente la falta de recursos humanos cualificados, que se manifiesta en la dificultad de acometer una planificaci¨®n racional o cumplir con las obligaciones de los ayuntamientos en materia contable, presupuestaria y de transparencia.
Hay que crear ¨¢reas urbanas y fusionar los ayuntamientos sin capacidad real para actuar
La Xunta no tiene la culpa de todo lo anterior. Al pobre equilibrio vigente hemos contribuido todos de alguna manera; por supuesto, algunos m¨¢s que otros. Pero s¨ª tiene en sus manos algunas herramientas que puede utilizar para ayudar a cambiar las cosas.
Lo primero que se necesita es un discurso municipalista rico y moderno. Algunas de las medidas que deber¨ªan tomarse no van a gustarle a una parte de los responsables municipales y de los ciudadanos, al menos en el corto plazo. Por eso es importante ganarse a todos: partidos de la oposici¨®n, sindicatos, organizaciones empresariales, medios de comunicaci¨®n y a la propia Federaci¨®n Galega de Municipios e Provincias (Fegamp). En segundo lugar, hay que fijar los objetivos cuantitativos y cualitativos en un horizonte de medio y largo plazo. Los cambios estructurales no pueden acometerse en un ejercicio. En tercer lugar, hay que inventariar los instrumentos y capacidades disponibles, teniendo bien presente lo que se hace en el resto de Espa?a. Finalmente, hay que establecer el plan de actuaci¨®n.
Algunas sugerencias para ese trabajo ser¨ªan los siguientes. Hay que utilizar las transferencias de la Xunta para incentivar procesos necesarios: fusi¨®n de los municipios que no tienen capacidad real de actuaci¨®n, integraci¨®n en ¨¢reas metropolitanas y urbanas, cooperaci¨®n intermunicipal, normalizaci¨®n tributaria y rendici¨®n de cuentas. Para ello, habr¨ªa que integrar en el llamado Fondo de Cooperaci¨®n Local una buena parte de los recursos que hoy se conceden de forma discrecional y crear en el mismo varios subfondos para atender a estos objetivos diversos.
La figura del consorcio es potencialmente muy ¨²til para cooperar vertical y horizontalmente. Una cooperaci¨®n que genera econom¨ªas de escala y, de ah¨ª, mejoras en la prestaci¨®n de servicios.
La Xunta, en colaboraci¨®n con las diputaciones y la Fegamp, podr¨ªa continuar en la senda de importar los logros m¨¢s sugerentes de los desarrollados por la Diputaci¨®n de Barcelona, sin duda la m¨¢s avanzada de Espa?a. La experiencia piloto de los c¨ªrculos de cooperaci¨®n intermunicipal que se desarroll¨® entre 2009 y 2010 es un buen ejemplo de la rentabilidad social que pueden proporcionar la compartici¨®n de experiencias y la comparaci¨®n con el vecino, en t¨¦rminos de eficiencia en la prestaci¨®n de los servicios. Por otro lado, los ayuntamientos agradecer¨ªan que la Xunta ejerciese el rol de intermediario financiero en la negociaci¨®n de los cr¨¦ditos municipales con las entidades financieras. Los pr¨¦stamos saldr¨ªan en condiciones notablemente mejores con un coste poco significativo para la Xunta.
Es verdad que el Gobierno bipartito avanz¨® relativamente poco en este frente municipal, aparte de la acertada apuesta liderada por M¨¦ndez Romeu de condicionar la percepci¨®n de subvenciones a la rendici¨®n de cuentas. Pero tambi¨¦n es verdad que la crisis ha agravado los problemas y generado un escenario m¨¢s propicio para los cambios dr¨¢sticos.
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