EE UU reval¨²a sus sistemas de seguridad
El Gobierno ordena al contraespionaje corregir los fallos que permitieron las filtraciones a Wikileaks - Cientos de personas citadas en los cables son alertadas por precauci¨®n
La Administraci¨®n de Estados Unidos ha iniciado esta semana una revaluaci¨®n de las normas de seguridad con las que operan todos los organismos implicados en el manejo de secretos oficiales con el fin de detectar los errores que permitieron la filtraci¨®n de los papeles del Departamento de Estado y adaptar los sistemas de vigilancia a la nueva era post-Wikileaks.
El director de la Oficina de Administraci¨®n y Presupuesto (OMB, en sus siglas en ingl¨¦s, un ¨®rgano de la Casa Blanca), Jacob Lew, remiti¨® el lunes pasado a los jefes de todos los departamentos y agencias del Gobiernos con acceso a documentos clasificados un largo cuestionario con el que se pretende identificar las fugas que puedan existir en el proceso.
La Casa Blanca indaga sobre la vida de los funcionarios para detectar fugas
Obama intenta adelantarse a la investigaci¨®n del Congreso
El cuestionario, que ha sido elaborado por los principales centros de contraespionaje norteamericanos -la Oficina de Supervisi¨®n de la Seguridad de la Informaci¨®n y el Ejecutivo Nacional de Contrainteligencia, incluido en la Oficina del Director Nacional de Inteligencia- busca, entre otras cosas, detectar la posibilidad de que algunos funcionarios descontentos est¨¦n filtrando informaci¨®n reservada.
En ese sentido, la circular remitida por el director de la OMB pregunta a los distintos departamentos si cuentan con sic¨®logos y otros profesionales especializados en evaluar el grado de satisfacci¨®n de sus empleados y su nivel de compromiso con el trabajo que realizan. Las autoridades norteamericanas culparon de las primeras filtraciones de Wikileaks a un funcionario del Pent¨¢gono, el soldado Bradley Manning , que a¨²n se encuentra bajo arresto.
El cuestionario, al que ha tenido primero acceso la cadena NBC, indaga tambi¨¦n sobre las aficiones de los funcionarios, las p¨¢ginas web que visitan, la frecuencia con la que viajan al extranjero y otra serie de circunstancias de car¨¢cter privado que pudieran hacer sospechar sobre su comportamiento.
Esta orden de la Casa Blanca sucede a otra remitida el 28 de noviembre, el mismo d¨ªa en que comenzaron a publicarse en EL PA?S y otros medios internacionales los papeles del Departamento de Estado, en la que se solicitaba a los servicios de contraespionaje instrucciones para readaptar las normas de seguridad a penetraciones como la que Wikileaks hab¨ªa conseguido.
Esos servicios remitieron las instrucciones que ahora se reparten a las agencias del Gobierno, a las que se fija un plazo hasta el 28 de enero para responder a estos requerimientos. Aunque la comunicaci¨®n de la OMB no lo afirma abiertamente, se deduce que posteriormente se efectuar¨¢n las correcciones necesarias para subsanar los fallos descubiertos en esta revaluaci¨®n.
Con este esfuerzo, la Administraci¨®n intenta, al mismo tiempo, anticiparse a la presi¨®n del Congreso, que en los pr¨®ximos d¨ªas iniciar¨¢ una investigaci¨®n, con probables audiencias incluidas, sobre el episodio de Wikileaks y el grado de protecci¨®n que se presta a los secretos de Estado.
La circular firmada por Lew asegura que el objetivo de este an¨¢lisis es el de "fortalecer los sistemas de seguridad y contrainteligencia para garantizar la protecci¨®n de la informaci¨®n clasificada sobre seguridad nacional". El director de la OMB incluye un memor¨¢ndum de Robert Bryant, responsable del Ejecutivo de Contrainteligencia Nacional, y William Bosanko, director de la Oficina de Supervisi¨®n de la Seguridad de la Informaci¨®n, en el que ¨¦stos manifiestan que sus instrucciones est¨¢n destinadas a "revaluar el estado actual de nuestro sistema de seguridad de la informaci¨®n".
Esas instrucciones intentan actualizar datos sobre qui¨¦nes acceden a determinada informaci¨®n, c¨®mo y qui¨¦nes deciden esos accesos, con qu¨¦ periodicidad se revisan los permisos, qu¨¦ medios tecnol¨®gicos se utilizan (se indaga particularmente por el uso de memorias port¨¢tiles), qu¨¦ relaciones se mantienen con servicios de informaci¨®n extranjeros, qu¨¦ nivel de formaci¨®n tienen las personas con acceso a secretos y una larga serie de sugerencias que llenan un documento de nueve p¨¢ginas en el que se revisan meticulosamente todos los detalles relacionados con el manejo de los secretos.
Esta iniciativa es la m¨¢s ambiciosa puesta en marcha por el Gobierno de Barack Obama como respuesta a las filtraciones de Wikileaks, probablemente la revaluaci¨®n m¨¢s importante que se ha hecho en muchos a?os sobre los sistemas de seguridad informativa en Estados Unidos.
La Administraci¨®n intenta as¨ª subsanar fugas que, como en el caso de los papeles del Departamento de Estado, han hecho sonrojar a los servicios de inteligencia norteamericanos ante sus propios compatriotas y han provocado dificultades en las relaciones de este pa¨ªs con algunos de sus aliados en el resto del mundo.
La queja principal de Washington contra las revelaciones de Wikileaks es, sin embargo, la de que han puesto en peligro la vida de algunas personas que defienden la libertad y los derechos humanos frente a reg¨ªmenes totalitarios.
Aunque hasta el momento no hay ninguna evidencia de que eso sea cierto, el diario The New York Times, otro de los que ha publicado los papeles de Wikileaks, informaba ayer que el Departamento de Estado ha advertido a "cientos de activistas de derechos humanos, funcionarios de gobiernos extranjeros y hombres de negocios" sobre el peligro que corren tras las revelaciones hechas p¨²blicas.
El mismo diario a?ade que el Departamento de Estado no ha sido capaz de detallar qu¨¦ amenazas precisas se ciernen sobre esas personas. Por ahora, el m¨¢s afectado por las filtraciones ha sido el embajador norteamericano en Libia, Gene Cretz , que fue relevado de su cargo tras conocerse algunas indiscreciones suyas sobre la personalidad de Muammar Gadafi.
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