Otro timo de la estampita
Los republicanos estadounidenses, con muchas ganas de revancha y reciente mayor¨ªa en la C¨¢mara de Representantes, se aprestan a iniciar una nueva revoluci¨®n que revise el papel del Estado en la econom¨ªa. Despu¨¦s de que los grandes bancos, sectores industriales y de servicios, y empresas necesitasen su apoyo para sobrevivir, levantan las banderas del riesgo moral y de que cada palo aguante su vela. De nuevo, el timo de la estampita. Una vez m¨¢s, la farsa de la "eficiencia de los mercados", la "racionalidad de los inversores y los consumidores" como teor¨ªa econ¨®mica dominante, ese mundo plat¨®nico de eficiencia perfecta que s¨®lo existe en su ideolog¨ªa.
La realidad son mercados incompletos, informaci¨®n asim¨¦trica, competencia imperfecta. ?Qui¨¦nes han sido los responsables ¨²ltimos de la Gran Recesi¨®n? Cuando algo va mal, el primer instinto es buscar chivos expiatorios: los banqueros, los fondos de alto riesgo, los mercados, los banqueros centrales, los organismos reguladores, etc¨¦tera. Solo se vuelve la vista a las ideas-fuerza que estos manejaron cuando resulta evidente que eran falsas: banqueros que confiaban en sistemas de gesti¨®n del riesgo que aparentaban su solidez; inversores que asent¨ªan sin fisuras a lo que dec¨ªan los presuntos expertos, reguladores que cre¨ªan ser capaces de resistir a la globalizaci¨®n de las finanzas, etc. La responsabilidad primera de la crisis est¨¢ en el conjunto de ideas dominantes desde los a?os ochenta, que llegaron a la opini¨®n p¨²blica mezcladas con la pol¨ªtica, la ideolog¨ªa, los intereses creados: la desregulaci¨®n financiera que llev¨® a la explosi¨®n del cr¨¦dito, que a su vez ha desembocado en la escasez del mismo; una innovaci¨®n opaca, extrema e inentendible; el sistema financiero como amo y no como servidor de la producci¨®n; la inflaci¨®n como principal meta (aunque la inflaci¨®n estable no evit¨® la burbuja de activos); la pol¨ªtica monetaria como suficiente en s¨ª misma para asegurar la estabilidad macroecon¨®mica; presupuestos equilibrados (incluso con bajos tipos de inter¨¦s) en sociedades con escaso crecimiento o con necesidades b¨¢sicas sin cubrir, etc¨¦tera.
La responsabilidad ¨²ltima de la crisis es de las ideas econ¨®micas que la sustentaron
Mientras remontan los viejos y desgastados c¨®digos econ¨®micos, EE UU comienza a ver los primeros resultados de las pol¨ªticas keynesianas de est¨ªmulo aprobadas por la Administraci¨®n Obama: parece cerrada la posibilidad de una segunda recesi¨®n tras cinco trimestres consecutivos de crecimiento, aumenta el consumo de las familias y comienza la recuperaci¨®n del empleo, aunque la historia muestra que una elevada tasa de paro puede prolongarse durante muchos a?os. Ben Bernanke, el presidente de la Reserva Federal, compareci¨® la pasada semana en el Comit¨¦ Presupuestario del Senado y dijo que las dos principales debilidades de la econom¨ªa americana son el d¨¦ficit p¨²blico y el paro. Sobre el primero defendi¨® su reducci¨®n a largo plazo, pero no de una manera brusca o r¨¢pida que comprometa la todav¨ªa fr¨¢gil recuperaci¨®n. Respecto al desempleo anunci¨® que volver a la normalidad (una tasa del 4,9% de la poblaci¨®n activa antes de la recesi¨®n) costar¨¢ al menos cuatro a?os. Desde que se inici¨® la crisis, EE UU ha perdido ocho millones de puestos de trabajo, de los que 1,3 millones se recuperaron durante 2010. Ahora, la tasa del paro es del 9,4%.
La primera prueba de si la actitud belicosa de los nuevos neocons es ret¨®rica o real se tendr¨¢ en la renovaci¨®n del techo de deuda p¨²blica del pa¨ªs. El secretario del Tesoro ha pedido al Congreso, por el procedimiento de urgencia, el aumento de la capacidad de endeudamiento: en estos momentos el saldo vivo de deuda p¨²blica es tan solo de unos 335.000 millones de d¨®lares (de 14,29 billones en total) y se agotar¨¢ entre abril y mayo. Seg¨²n Geithner, si fracasase el objetivo de ampliar ese techo EE UU podr¨ªa verse obligado a solicitar una moratoria en el pago de la deuda, lo que tendr¨ªa consecuencias catastr¨®ficas. En los ¨²ltimos 10 a?os este procedimiento se ha utilizado una decena de veces casi de modo rutinario. Pero ahora los republicanos han dicho que se opondr¨¢n al mismo si al tiempo no se reduce el gasto del Gobierno federal. De hacerse efectiva la amenaza, ello conllevar¨ªa probablemente una reducci¨®n de la calificaci¨®n de la deuda americana (triple A) por parte de las agencias de riesgo, lo que significar¨ªa no solo un riesgo para EE UU sino para el conjunto de la econom¨ªa mundial.
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