La autohuelga
La econom¨ªa es la olla y la pol¨ªtica la tapadera. El Estado es una empresa, el Gobierno sus oficinas, el presidente hace de jefe de la patronal y los ciudadanos de empleados. Antes no lo entend¨ªamos porque las vacas gordas no nos dejaban ver el bosque, pero ahora la crisis, que no lleva dentro la palabra iris por casualidad, nos ha abierto los ojos y nos ha hecho recordar aquel di¨¢logo de la pel¨ªcula Los lunes al sol, de Fernando Le¨®n: "Todo lo que nos contaron del comunismo era mentira", dice uno de los dos personajes que en ese momento ocupan la pantalla; y el otro le contesta: "S¨ª, y eso es malo, pero hay algo peor y es que todo lo que nos contaron del capitalismo era verdad". Y lo que ocurre en los sistemas represivos de guante blanco, que es lo que hay, es que la autoridad busca convertir a todos sus s¨²bditos en confidentes y en polic¨ªas por lo civil. "Vigile a los dem¨¢s, inf¨®rmenos y le recompensaremos". O sea, lo de siempre: que sumas 12 monedas y te sale Judas.
Somos partidarios de la resistencia individual ante el ataque despiadado contra lo p¨²blico
Juan Urbano ha estado diciendo todo eso mientras tomamos el segundo caf¨¦ de la ma?ana, de camino a la oficina del Inem, en un bar de la calle de San Bernardo, y despu¨¦s de que hubi¨¦semos le¨ªdo que la Consejer¨ªa de Sanidad de la Comunidad de Madrid le ha vuelto a dar a los m¨¦dicos de Atenci¨®n Primaria de la regi¨®n, por segundo a?o, un incentivo por gestionar las bajas laborales por incapacidad temporal. Dicho en plata, este es el plan: nosotros les bajamos los derechos y les subimos la edad de jubilaci¨®n a los trabajadores y ustedes no les dan la baja aunque entren en sus consultas con una fiebre en la que se podr¨ªan fre¨ªr dos huevos fritos; luego, cuando caigan redondos, no les pagamos sus pensiones, y asunto resuelto. Los mercados nos sonreir¨¢n otra vez, la banca volver¨¢ a ganar miles de millones de euros, los pisos regresar¨¢n a sus precios de antes y la democracia brillar¨¢ cuando salga el sol.
Juan Urbano y yo somos partidarios de las autohuelgas, es decir, de la resistencia individual ante estos ataques despiadados contra lo p¨²blico que est¨¢ haciendo esa gente que tanto se parece a las marionetas asesinas de las pel¨ªculas de miedo. No hace falta llamar a un meteor¨®logo para saber de qu¨¦ lado sopla el viento, dice Bob Dylan, y tampoco hace falta ser muy listo para saber qui¨¦nes mueven los mu?ecos en este teatro en el que nos han reservado el papel de p¨²blico: ustedes pagan la entrada, aplauden al final y se quedan calladitos. As¨ª que eso, manifestaciones de uno en uno y obstrucci¨®n a la justicia. Es sencillo, porque no hace falta nada m¨¢s que quedarse quietos. Que estos caraduras te suben la luz: hagamos todos los d¨ªas, por ejemplo de ocho a nueve de la noche, un apag¨®n colectivo. ?Se imaginan miles de casas de Madrid, sin ir m¨¢s lejos, a oscuras? Y as¨ª con todo, con el transporte, con el gas, con el tel¨¦fono o, como ped¨ªa el futbolista Eric Cantona, con los bancos: todo el mundo a cerrar sus cuentas hasta que dejen de robarnos.
"Porque si no", dice Juan Urbano, dentro de poco nos lo habr¨¢n quitado todo, y adem¨¢s seremos agentes suyos a cambio de una limosna, lo cual nos convierte en el personaje m¨¢s desagradable de la pel¨ªcula, que siempre es el sopl¨®n. ?Qu¨¦ estrategia es esa que consiste en que a los m¨¦dicos les pagan por no dar la baja a sus pacientes y a los municipales por poner el doble de multas a los conductores? La Federaci¨®n de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad P¨²blica (FADSP) ha criticado, naturalmente, ese soborno a los doctores, que para ellos es "una medida economicista y antisocial que busca el ahorro por encima de la prestaci¨®n social". Pero eso no es suficiente. Aqu¨ª hay que empezar a defenderse y, a falta de ideas mejores, nosotros apostamos por la autohuelga. ?Se apuntan y lo hablamos?
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