Reina (no tan) adolescente
La actriz Leighton Meester debe de ser una de las pocas rubias naturales que se han te?ido de morena. Voluntariamente. Lo tuvo que hacer en 2007, cuando a¨²n no nos sal¨ªa la crisis por las orejas y a ella la cogieron para el papel de Blair Waldorf en una serie llamada a redefinir la industria del espect¨¢culo: Gossip girl. Ahora estamos en 2011 y Gossip girl ha generado m¨¢s cultura popular de la que ha sido capaz de digerir. Un mes despu¨¦s de que esta entrevista tuviera lugar (el pasado noviembre), Meester anunciaba que solo interpretar¨¢ a Blair durante dos a?os m¨¢s. Tampoco en 2007 sab¨ªamos c¨®mo iba a ser el final de Perdidos?
Ambientada en el Upper East Side neoyorquino y basada en los libros del mismo t¨ªtulo escritos por Zecily von Ziegestar, Gossip girl es un culebr¨®n de altos vuelos que narra los desmanes de los j¨®venes patricios de este acaudalado c¨®digo postal. Con un nivel de perfidia comparable al del ama de llaves de Rebeca, Blair Waldorf es una perra de barrio alto que se ha convertido en la villana por excelencia de la ficci¨®n televisiva contempor¨¢nea. Y todos sabemos que una de las reglas que rigen el universo maniqueo de los culebrones establece que las rubias son las buenas, y las morenas, las malas. Aqu¨ª, la ami-enemiga se llama Serena van der Woodsen (Blake Lively).
"Lo ¨²nico que puedo decir sobre el pasado criminal de mi madre es que me ha ense?ado a no juzgar a los dem¨¢s"
?Un Sensaci¨®n de vivir para el siglo XXI? Eso y mucho m¨¢s. Desde su estreno, Gossip girl se ha convertido en un campo de pruebas para los gustos de toda una generaci¨®n, as¨ª como un experimento de metatelevisi¨®n. Emitida por la cadena CW, esta es una serie que en el ¨ªndice Nielsen de programas m¨¢s vistos ocupa el puesto n¨²mero 300. Su audiencia no llega a los dos millones de espectadores (cifra muy desde?able para un producto norteamericano). Pero porque su influencia se mide en t¨¦rminos cualitativos, no cuantitativos. No la ver¨¢ nadie, pero se habla mucho de ella. Curiosamente, la serie trata sobre eso, sobre las ondas expansivas de lo que viene a ser la especulaci¨®n emocional. O c¨®mo Internet puede alargar la vida de cualquier cosa m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites de esta. En el mundo virtual genera incontinencia blogorreica, y en el real, sus protagonistas se han convertido en protagonistas de la esfera social (ocupando portadas de revistas o siendo imagen de una marca). Adem¨¢s, en paralelo a la trama que tiene lugar dentro de la pantalla, discurre otra fuera. Sus personajes se aman y odian a partes iguales en ambos planos de existencia. Si Blair y Serena est¨¢n inmersas en una pelea constante por ver qui¨¦n tiene las garras m¨¢s afiladas para luego estrech¨¢rselas amablemente, sobre la relaci¨®n entre ambas actrices siempre se ha rumoreado que es g¨¦lida. En 2008, la revista New York Magazine public¨® que el propio productor de la serie, Josh Schwartz, era quien filtraba informaci¨®n a la Red. Bien pensado, hacerle publicidad a una serie que va sobre cotilleos con cotilleos no es la peor idea del mundo. Como tampoco lo es vestir a sus personajes con las primeras firmas de ropa. No son raras las escenas en las que Blair y Serena van de compras o hacen comentarios sobre alguna marca. "T¨² te puedes quedar con todos los blusones de Zadig & Voltaire que quieras, pero Dior es m¨ªo", le dice la primera a la segunda en un cap¨ªtulo de la cuarta temporada. Nunca hab¨ªamos visto una estrategia de product placement tan sofisticada como la de integrar la moda en el propio discurso de la serie.
Pero esta no es una historia sobre Gossip girl, sino sobre c¨®mo un personaje le ha conseguido robar el protagonismo a su propia serie. Leighton Meester puede decir que el d¨ªa en que se convirti¨® en Blair Waldorf firm¨® un seguro de vida. "No s¨¦ c¨®mo ser¨¢ en Espa?a, pero en Estados Unidos, poder desarrollar un personaje que cale en el espectador es una loter¨ªa profesional", cuenta. Al fin y al cabo, conforme van pasando las temporadas, puedes pedir m¨¢s y m¨¢s dinero por seguir interpret¨¢ndolo. Internet cifra el salario de Meester en 50.000 d¨®lares por episodio.
Blair vende. As¨ª que Meester ha alcanzado la rentable posici¨®n de celebritie (o icono si nos ponemos grandilocuentes), esa profesi¨®n difusa que contempla posar sin ser modelo o cantar sin ser int¨¦rprete. Tambi¨¦n ser la imagen de un producto, como el caso que nos ocupa. Porque Meester es la embajadora mundial de Herbal Essences, la marca de tratamientos capilares que la deposit¨® el pasado noviembre en un hotel de la Castellana madrile?a para que la prensa diera buena cuenta de ella. Acaba de firmar un contrato con Vera Wang para anunciar su fragancia. Y ha publicado un par de singles musicales. Tambi¨¦n ha dado el salto al cine; este a?o se van a estrenar tres pel¨ªculas en las que aparece (una de terror adolescente y dos comedias rom¨¢nticas).
Vista una, vistas todas. Una chica de 24 a?os no suele tener una biograf¨ªa lo suficientemente abultada como para robarle todo el espacio a una grabadora de voz. De hecho, la frase "soy una persona corriente" es la que por defecto siempre figura en su discurso. Sentada en una butaca de su suite, se despereza y dice: "?Que qu¨¦ hago cuando no estoy trabajando? Nada especial. Lo normal". Una actriz t¨ªpica con un pasado que no lo es tanto. Cuando naci¨®, su madre estaba cumpliendo condena por un delito de tr¨¢fico de drogas. Lo que no quiere decir que ella se haya criado en los l¨ªmites de la exclusi¨®n social. Ni mucho menos. Los colegios de pago a los que asisti¨® lo confirman. Su infancia transcurri¨® sin muchos sobresaltos en el sur de Florida bajo la tutela de su abuela. Y ya con su madre en libertad, pas¨® la adolescencia en Nueva York. "Lo ¨²nico que puedo decir con respecto al pasado criminal de mi madre es que a m¨ª me ha ense?ado a ser abierta de mente y a no juzgar a los dem¨¢s".
Quiz¨¢ Meester se haya vuelto herm¨¦tica con los a?os, pero a la petici¨®n de si puede, durante unos segundos, hacer de Blair, no lo duda: arruga el morro y suelta: "?Dorota!" (una broma solo para fans).
La melena perfecta
Herbal Essences es una marca de productos capilares que a todos les sonar¨¢ por el eslogan televisivo "una experiencia org¨¢nica". Esta nueva gama, de la que Leighton Meester es imagen, se llama Deslumbra y contiene flor de naranja, extractos de baya y de t¨¦. "Me encanta el aroma que deja en mi pelo, que adem¨¢s dura todo el d¨ªa", comenta ella al respecto. Al olor hay que a?adirle el brillo. Los ingredientes activos de Deslumbra sellan y pulen la cut¨ªcula, incrementando as¨ª los reflejos de la luz. La gama est¨¢ compuesta por champ¨² (3,65 euros), acondicionador (3,65 euros) y mascarilla (4,95 euros). Desde la marca declaran que la elecci¨®n de embajadora ha reca¨ªdo en Meester por "su atractiva personalidad y su gusto por la moda". Un pelo bonito, desde luego, tiene.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.