"Un piloto civil no transporta a una banda de criminales"
Aeropuerto de T¨²nez-Cartago, viernes 14 de enero, 14.30. El vuelo Tunis Air 750 que enlaza la capital tunecina con Lyon (Francia) ha cerrado las puertas con 103 pasajeros a bordo.
"Los pasajeros estaban embarcados, estaba listo para despegar, pero no me llegaba la autorizaci¨®n para hacerlo", recuerda Mohamed Ben Kilani, de 37 a?os, el comandante del vuelo de Tunis Air.
"La torre de control me pidi¨® [a trav¨¦s de la radio] que tuviera paciencia, que deb¨ªa esperar el embarque de cinco nuevos pasajeros y que se trataba de una orden", prosigue Ben Kilani en una conversaci¨®n telef¨®nica desde su casa en T¨²nez donde se recupera de una gripe. "Me dejaron claro que deb¨ªa acatarla".
"Sospech¨¦ de inmediato que se trataba de miembros de la familia de Leila Trabelsi", la esposa de Ben Ali a la que los tunecinos consideran la persona m¨¢s corrupta del r¨¦gimen. "Sol¨ªan subir a los aviones en el ¨²ltimo momento y les tra¨ªa un peque?o autob¨²s desde la sala de autoridades".
El aviador deneg¨® el embarque a los hermanos de la mujer de Ben Ali
"Me acord¨¦ de las madres enlutadas porque sus hijos hab¨ªan muerto"
"Un empleado de la compa?¨ªa me lo confirm¨® poco despu¨¦s", a?ade el comandante, que ignoraba hasta ese momento la identidad de esos candidatos a pasajeros. Varias webs informativas tunecinas indicaron poco despu¨¦s que se trataba de dos hermanos de la mujer del presidente acompa?ados de sus respectivas esposas.
"De sopet¨®n, empezaron a desfilar por mi cabeza las im¨¢genes de los acontecimientos de los ¨²ltimos d¨ªas", rememora Ben Kilani. "Me acord¨¦ de las madres enlutadas porque sus hijos hab¨ªan muerto, de la tortura que muchos compatriotas hab¨ªan padecido". "Aunque a m¨ª la familia Trabelsi no me caus¨® ning¨²n da?o, conozco a gente que ha sido v¨ªctima de sus abusos, de sus atropellos", afirma.
El comandante tom¨® una decisi¨®n. "Pens¨¦ que no pod¨ªa ser el transportista de unos criminales, que no era ese el papel de un piloto civil". A su alrededor, el copiloto y las azafatas eran conscientes del dilema en el que estaba sumido su comandante. Respaldaron la respuesta negativa que Ben Kilani se dispon¨ªa a dar a la torre de control.
El comandante explic¨® tambi¨¦n despu¨¦s lo sucedido a los pasajeros y sus palabras fueron recibidas "con una salva de aplausos", declar¨® uno de ellos a la cadena Nessma, la televisi¨®n privada tunecina.
Pese a su rechazo, la torre de control permiti¨® despegar a Ben Kilani. Cuando regres¨® a T¨²nez, al d¨ªa siguiente, ya era un h¨¦roe con el que los j¨®venes quer¨ªan fotografiarse. Su p¨¢gina en Facebook cuenta ya con m¨¢s de 10.000 seguidores y numerosos internautas piden que se bautice con su nombre una calle de la capital.
"No soy ning¨²n h¨¦roe", replica el comandante al otro lado del tel¨¦fono. "Los h¨¦roes son los que se echaron a las calles, arriesgando sus vidas para tumbar al r¨¦gimen", alega. "Yo no particip¨¦ en ninguna de esas manifestaciones, pero s¨ª quise aportar mi granito de arena a la revoluci¨®n el 14 de enero".
"Cumpl¨ª con mi deber de ciudadano", sostiene. "Si los hubiese aceptado a bordo me habr¨ªa comportado como un traidor a mi patria".
"Adem¨¢s, el primer deber de un comandante es garantizar la seguridad a bordo", recuerda. "?Qui¨¦n me pod¨ªa asegurar que, con los ¨¢nimos tan encrespados, no se iba a producir alg¨²n incidente a bordo entre la familia Trabelsi y los pasajeros?".
Una hora despu¨¦s del frustrado embarque de los Trabelsi, el Ej¨¦rcito tom¨® el control del aeropuerto y cerr¨® el espacio a¨¦reo de T¨²nez excepto para el avi¨®n que, a las 18.15, traslad¨® a Ben Ali y a sus m¨¢s inmediatos familiares hasta Yeda (Arabia Saud¨ª).
El comandante Ben Kilani estaba en Francia cuando el dictador parti¨® hacia el exilio. ?Tampoco habr¨ªa que haberle dejado embarcar a Ben Ali para huir del pa¨ªs? "Nosotros no somos la Ruman¨ªa de [Nicolae] Ceausescu", responde. El dictador rumano y su esposa fueron ejecutados el 25 de diciembre de 1989 tras haber sido considerados culpables, en un juicio sumar¨ªsimo, de genocidio, da?o a la econom¨ªa nacional y enriquecimiento personal injustificable.
Cuando, al d¨ªa siguiente, se reabri¨® el espacio a¨¦reo, Ben Kilani se puso de nuevo al mando de un avi¨®n de Tunis Air. A trav¨¦s de los altavoces, la sobrecargo dese¨® a sus pasajeros un feliz vuelo no sin antes pronunciar el nombre del comandante Ben Kilani. Los viajeros aplaudieron a rabiar. Fue probablemente la primera vez que los pasajeros aclamaron a un piloto antes incluso de haber despegado.
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