Trajes de comuni¨®n 'low cost'
Una colecci¨®n de vestidos a precio de coste para afrontar la crisis
En tiempos duros medidas livianas. Ag¨¢rrense que vienen curvas de ?ngel y su "c¨®mo-var¨ªa-la-cantidad-demandada-al-cambiar-la-renta". Y en eso pienso mientras acudo a una conocida tienda a la presentaci¨®n de los trajes de comuni¨®n "anticrisis" (etiqueta que se ha convertido en la pegajosa referencia dominante). Literal. En eso y en la pel¨ªcula Lloviendo piedras de Ken Loach. ?Recuerdan? Bob, un obrero en paro, que vive en un deprimido barrio de Manchester, superar¨¢ mil y una dificultades para conseguir el dinero que le permita comprar el traje de comuni¨®n que necesita su hija. La pel¨ªcula pon¨ªa en evidencia el aburguesamiento de la clase trabajadora, con unas exigencias y esperanzas de integraci¨®n e, incluso, de ostentaci¨®n inherente de la burgues¨ªa.
Los precios del cat¨¢logo oscilan entre los 120 y los 195 euros
Edbe Bridal apuesta porque los ni?os puedan ir de estreno
La inmersi¨®n en el simulacro, el mimetismo y el clich¨¦ son mutaciones v¨ªricas de lo cursi. Es lo que se lleva. Aunque no se pueda costear. Glups. A lo sumo, un desprop¨®sito. A lo sumar¨ªsimo, una incongruencia bastante pretenciosa de quiero-y-no-puedo. Pero aqu¨ª no. Aqu¨ª Bob lo tendr¨ªa m¨¢s f¨¢cil. Aleluya. La empresa valenciana Edbe Bridal promueve una iniciativa comercial ("y de responsabilidad social corporativa", apuntan) para que las personas en situaci¨®n de desempleo puedan adquirir trajes de comuni¨®n para sus hijos a precio de coste. "Para que todos los ni?os puedan estrenar un conjunto de primera calidad en un d¨ªa tan especial". Bueno.
El cat¨¢logo gira en torno a una selecci¨®n de trajes al precio de 120€ para los modelos de ni?o y 195€ para los modelos de ni?a (con sus claves mim¨¦ticas e hiperb¨®licas de los trajes de novia). Para Edgar Betoret, presidente de la compa?¨ªa, "la dif¨ªcil situaci¨®n econ¨®mica est¨¢ provocando que una de cada tres familias aplace la celebraci¨®n de la comuni¨®n al a?o siguiente, y queremos solidarizarnos con ellos". Los recortes llegan hasta los banquetes de la ceremonia -puntualiza certera una vendedora- "si hasta se cambian las gambas por ganchitos". Humm. Y aqu¨ª, flashback. Los ganchitos son la magdalena proustiana de mi infancia.
Volviendo al trapo: la selecci¨®n de trajes de comuni¨®n est¨¢ ali?ada por nombres propios referenciales como Francis Montesinos, Devota y Lomba o Hannibal Laguna. Pero los best seller siguen siendo los trajes de princesita de Marla Comuniones. Ya saben, un festival textil donde priman las sedas naturales -en organza o salvaje-, los tules, las gasas y tejidos texturados y r¨²sticos como garzas, gazares, tafetas y plumettis. Esta empresa murciana es a la moda de ceremonia lo que Ken Follett a la literatura. Un fen¨®meno de los fen¨®menos. Y como tal fen¨®meno, inexplicable.
?Y para ellos? El impulso nost¨¢lgico es el punto de referencia est¨¦tico, el cl¨¢sico traje de marinero, el de calle y el aut¨¦ntico hit, "el de almirante, por sus galones". Tomad marinerito, figura tot¨¦mica para ap¨®logos de la cultura kitsch. Salgo con el rostro demudado.
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