La econom¨ªa decidir¨¢
La reelecci¨®n de Barack Obama como presidente de EE UU depender¨¢ de su ¨¦xito en la lucha contra el paro
Como sucede en el teatro, los segundos actos en pol¨ªtica son m¨¢s dif¨ªciles de escribir. Adem¨¢s de haber devuelto EE UU a la senda del crecimiento econ¨®mico tras el mayor desastre financiero en ocho d¨¦cadas, el presidente Barack Obama, ha cerrado la primera mitad de su mandato con la aprobaci¨®n de m¨¢s leyes que durante todo el fruct¨ªfero periodo de la Gran Sociedad, en la d¨¦cada de los sesenta, cuando gobernaba Lyndon Johnson. Est¨ªmulos a la econom¨ªa, reformas de la sanidad y del sistema financiero, garant¨ªas de una paga justa para las mujeres, extensi¨®n de los incentivos fiscales de Bush... la lista es larga y variada. Adem¨¢s, Obama ha logrado en apenas dos meses recomponerse del varapalo sufrido en las elecciones legislativas de noviembre a manos de la oposici¨®n. El paro, que sigue cercano al 10%, es la gran mancha en el historial de estos dos a?os y quiz¨¢s el mayor obst¨¢culo en el camino a la reelecci¨®n del primer presidente negro en la historia del pa¨ªs.
La evoluci¨®n del empleo ser¨¢ clave para la mejora del sector inmobiliario
El gasto p¨²blico dominar¨¢ la agenda pol¨ªtica hasta las elecciones de 2012
La mejora de la econom¨ªa en 2010 no significa volver a la normalidad
Las dudas de los inversores sobre el d¨¦ficit pueden hacer subir los tipos
Bernanke advierte de que la actual evoluci¨®n del d¨¦ficit es "insostenible"
Pero ?qu¨¦ pasar¨¢ en 2011 y 2012? Obama pronunciar¨¢ esta semana su discurso del Estado de la Uni¨®n con un nuevo equilibrio de poder en Washington: los republicanos controlar¨¢n la C¨¢mara de Representantes y podr¨¢n ejercer la minor¨ªa de bloqueo en el Senado. Para el dem¨®crata, la clave de los pr¨®ximos 22 meses estar¨¢ en si el electorado ser¨¢ capaz de sentir que la econom¨ªa mejora, y eso le obliga a redirigir su estrategia hacia el centro. T¨¦cnicamente, la Gran Recesi¨®n acab¨® en el verano de 2009, pero la recuperaci¨®n est¨¢ siendo tan lenta que el ciudadano de a pie apenas la nota.
No van a ser, por lo tanto, dos a?os f¨¢ciles, y estas primeras semanas marcar¨¢n el tono de la segunda mitad del mandato. El gasto p¨²blico dominar¨¢ claramente la agenda legislativa hasta las elecciones de 2012. Ah¨ª es donde Obama se ver¨¢ las caras con la oposici¨®n, con la que comenzar¨¢ pronto a negociar el presupuesto que entrar¨¢ en vigor en septiembre.
Dem¨®cratas y republicanos deber¨¢n tambi¨¦n abordar juntos otro punto oscuro en el horizonte econ¨®mico y pol¨ªtico de EE UU: la degradaci¨®n de las finanzas del pa¨ªs durante la Gran Recesi¨®n. La deuda bruta estadounidense est¨¢ ya en los 14 billones de d¨®lares, equivalente a m¨¢s del 90% del PIB, y se espera que a partir de abril supere el techo de gasto de 14,3 billones fijado por el Congreso. Es decir, el Gobierno se quedar¨¢ sin dinero si no se ampl¨ªa antes ese margen. Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal, lleva un a?o pidiendo un plan para que el d¨¦ficit deje de seguir engordando esa cuenta. El curso actual, dice Bernanke, es "insostenible".
Antes de salir hacia Hawai de vacaciones de Navidad, el presidente Obama dijo que es "vital" invertir en "cosas que creen una econom¨ªa innovadora" y "cortar programas que no funcionan". Volvemos a la pugna entre los dos partidos: los republicanos ya han mostrado su musculatura aprobando una moci¨®n en la C¨¢mara de Representantes para desmantelar la reforma sanitaria adoptada por los dem¨®cratas. El voto, que se retras¨® a causa de la tragedia en Tucson (Arizona), fue simb¨®lico, porque la maniobra no puede prosperar en el Senado, y si superara ese tr¨¢mite, el presidente la vetar¨ªa.
Los republicanos buscan, grosso modo, recortar el gasto a niveles de 2008, unos 100.000 millones, con reducciones del 20% en educaci¨®n y transporte. Pero no acaba ah¨ª el problema. La Casa Blanca necesita adem¨¢s lanzar propuestas para cambiar la estructura impositiva, para elevar los ingresos y hacer la recaudaci¨®n m¨¢s eficiente combatiendo el fraude y los abusos. Washington, por naturaleza, es sin¨®nimo de divisi¨®n. Y aunque el objetivo final puede ser el mismo, dem¨®cratas y republicanos difieren en la manera de lograrlo. Eso se hace a¨²n m¨¢s evidente en materia de impuestos.
A Barack Obama le tocar¨¢, por tanto, navegar en un clima pol¨ªticamente hostil, como hicieron Ronald Reagan y Bill Clinton, y deber¨¢ meter en la agenda elementos que superen la frontera bipartidista, como reducir la presi¨®n fiscal a las empresas. Obama, sin embargo, afronta una situaci¨®n econ¨®mica m¨¢s delicada. Por eso, desde el banco Wells Fargo creen que se dejar¨¢ cualquier decisi¨®n relevante hasta pasadas las presidenciales de 2012.
Soci¨¦t¨¦ G¨¦n¨¦rale sostiene que los problemas llegar¨¢n a partir de entonces porque la decisi¨®n de extender los est¨ªmulos tributarios no va acompa?ada de medidas para reducir el d¨¦ficit. Al contrario, solo sirve para aumentarlo. Y eso, dice, eleva la incertidumbre. Las recomendaciones de la comisi¨®n bipartidista para hacer frente a la deuda, apunta, son un punto de partida para futuras decisiones.
Obama, como Reagan, es conocido por su ambici¨®n y por ser un ide¨®logo. Pero tambi¨¦n es un pol¨ªtico pragm¨¢tico, lo que le ayuda a adaptarse a las circunstancias. Eso explica la profunda remodelaci¨®n que est¨¢ llevado a cabo en su equipo de asesores, con veteranos de la Administraci¨®n Clinton y un perfil m¨¢s favorable a los intereses de las empresas. Son Gene Sperling, Jacob Lew, Austan Goolsbee y Jason Furman, adem¨¢s del centrista William Daley como jefe de Gabinete. Esta misma semana se les ha unido el presidente de General Electric (GE), Jeffrey Immelt, que ser¨¢ responsable del nuevo Consejo para el Empleo y la Competividad, un organismo gubernamental que reemplazar¨¢ al Consejo para la Recuperaci¨®n Econ¨®mica, dirigido por el ex presidente de la Reserva Federal (Fed), Paul Volcker.
El empleo, la vivienda y el d¨¦ficit, van a marcar el ritmo de la Reserva Federal durante los pr¨®ximos dos a?os. En principio, se espera que el banco central mantenga activo hasta junio el mecanismo de recompra de deuda p¨²blica. Pero conforme los datos econ¨®micos mejoren, la presi¨®n ser¨¢ mayor para que reduzca los est¨ªmulos. Respecto a los tipos de inter¨¦s, la inflaci¨®n le da margen de maniobra para mantenerlos cerca del 0% hasta 2012.
El precio del dinero tambi¨¦n puede encarecerse de forma abrupta si los inversores pierden la confianza en la capacidad de EE UU de poner sus cuentas en regla, y si dem¨®cratas y republicanos optan durante los pr¨®ximos dos a?os por echarse los trastos a la cabeza en vez de llegar a compromisos. "Y eso puede ser potencialmente da?ino", avisan desde el Council on Foreign Relations.
En este punto, Bernanke fue claro hace dos semanas en el Senado. El coste de esta situaci¨®n, dijo, ser¨¢ "severo en la econom¨ªa y los mercados financieros si no se corrige". O dicho al rev¨¦s, "la pronta adopci¨®n de un programa para reducir futuros d¨¦ficits reforzar¨¢ el crecimiento y la estabilidad a largo plazo y permitir¨¢ dejar los tipos bajos durante un largo periodo".
Tanto en Wall Street como en Washington tienen la esperanza de que este a?o la econom¨ªa mostrar¨¢ que es capaz de sostenerse por s¨ª sola, sin las ayudas p¨²blicas aprobadas tras el terremoto desatado por la ca¨ªda de Lehman Brothers en 2008. Hay se?ales de que, por fin, el crecimiento cobra fuerza en EE UU. El consumo privado, del que dependen dos tercios de su Producto Interior Bruto (PIB), avanzaba a final de 2010 a un ritmo del 4%.
Tambi¨¦n han repuntado los pedidos en la industria y la actividad manufacturera. Para Goldman Sachs, ambos datos sugieren que "la demanda interna avanza a paso firme". Nueve de los diez indicadores adelantados que elabora el Conference Board, que ayudan a predecir la evoluci¨®n de la econom¨ªa, est¨¢n en positivo desde hace meses. El ¨²nico que sigue en rojo es correspondiente al sector inmobiliario.
La crisis ha obligado a los estadounidenses a revisar la manera en que gastan, ha reducido su deuda y elevado su ahorro. El nivel de endeudamiento personal respecto a los ingresos disponibles est¨¢ en torno al 11,9%, seg¨²n la Reserva Federal, el nivel m¨¢s bajo desde 1999 e inferior al 14% justo anterior a la recesi¨®n. "Una mejora significativa", indica el Economic Outlook Group, aunque el agujero sigue siendo profundo.
Hay optimismo entre los directivos de las peque?as y medianas empresas y entre los ejecutivos de las grandes corporaciones, que se sit¨²a a niveles cercanos a los previos a la recesi¨®n. "Paso a paso", dicen desde el conglomerado General Electric. Tambi¨¦n los consumidores parecen menos agobiados que el pasado verano, a juzgar por las encuestas de la Universidad de Michigan y la cadena ABC.
"Las patas de la econom¨ªa son m¨¢s s¨®lidas", dicen los expertos de PNC Financial, convencidos de que la actividad est¨¢ camino "hacia una recuperaci¨®n m¨¢s duradera". La pr¨®rroga por dos a?os de los est¨ªmulos fiscales de George W. Bush tendr¨¢ un efecto positivo este a?o y el pr¨®ximo. La previsi¨®n de Goldman, atendiendo a estos datos, es que el crecimiento suba al 3% en el cuarto trimestre de 2010, frente al 2,6% del tercero, y mantenga ese ritmo en 2011.
Soci¨¦t¨¦ G¨¦n¨¦rale lo eleva al 3,3%. La pregunta es si el crecimiento se traduce en prosperidad para lo que los estadounidenses llaman Main street, es decir, para la gente de la calle. La respuesta es que la situaci¨®n mejora, pero que a¨²n se est¨¢ lejos de salir del agujero. Los datos del Conference Board muestran que, aunque los hogares tienen un balance m¨¢s saneado y que est¨¢n dispuestos a gastar m¨¢s, la cautela domina. De hecho, su ¨ªndice de confianza est¨¢ en los 52,5 puntos, lejos de los 90 que indican que la econom¨ªa es saludable y que no se alcanzan desde 2007.
Los economistas de Wells Fargo creen que este a?o se dar¨¢ "la vuelta a la esquina", que la gente notar¨¢ que las cosas van mejor que en 2010. Pero eso, apuntan, no significa que vaya a haber una vuelta a la normalidad. "Habr¨¢ progresos, s¨ª, pero no hasta el punto en el que tus amigos, familiares y compa?eros de trabajo se sientan satisfechos con las perspectivas de trabajo y su futuro".
El ciudadano de Los ?ngeles, Chicago o Albuquerque no necesita que un pol¨ªtico en Washington o un analista en Nueva York le diga c¨®mo van las cosas, y tiene razones suficientes para pensar que las cosas no ir¨¢n mejor a corto plazo. Tampoco le vale que el Dow Jones cerrara 2010 con un alza del 11% y se marcara su segundo a?o consecutivo en verde.
Y es que hace justo un a?o por estas fechas se respiraba en EE UU el mismo sentimiento de optimismo. Lo hac¨ªa Wall Street, la Reserva Federal, la Casa Blanca y los organismos internacionales. Hasta que todo se vino abajo de forma abrupta con el estallido de la crisis de la deuda soberana europea y se temi¨® una reca¨ªda. Los analistas de IHS Global Insight dicen que este a?o ser¨¢ diferente. Para apoyar su argumento se fijan en cuatro cosas: crece la inversi¨®n empresarial en equipamiento, material inform¨¢tico y comunicaciones; los empleados trabajan m¨¢s horas; hay m¨¢s dinero en circulaci¨®n por el sistema y los valores del S&P 500 -el ¨ªndice burs¨¢til de las mayores empresas- est¨¢ a niveles previos a la ca¨ªda de Lehman. Ser¨¢, en el mejor de los escenarios, "un repunte suave".
El Conference Board apunta que sigue habiendo nubarrones a medio plazo, y que eso provocar¨¢ que el ciudadano medio siga viendo las cosas de manera distinta. "Es la doble realidad" que, seg¨²n el Economic Policy Institute, "seguir¨¢ dominando en 2011". Todos los analistas coinciden en que el problema mayor, el nubarr¨®n, es la persistente alta tasa de paro, que est¨¢ en el 9,4%. Son unos 14,5 millones de estadounidenses, el 44,3% de ellos de larga duraci¨®n.
La propia Reserva Federal lo admite en el acta de su ¨²ltima reuni¨®n. La fortaleza de los ¨²ltimos indicadores econ¨®micos "no es suficiente" para justificar un cambio en su estrategia de est¨ªmulos a la econom¨ªa. En otras palabras, sigue habiendo riesgos que empujan en la direcci¨®n opuesta al crecimiento y, en boca de Ben Bernanke, pasar¨¢n cinco a?os hasta que se normalicen las cosas. El d¨¦bil crecimiento, explica, impide que la contrataci¨®n supere los 100.000 nuevos empleos al mes, lo que hace que la gran preocupaci¨®n por el futuro a medio plazo sea el mercado laboral. La tasa de paro, auguran en IHS, continuar¨¢ por encima del 9%.
Si para las elecciones de 2012 no baja del 8%, ser¨¢ dif¨ªcil que el inquilino en la Casa Blanca sea reelegido. Hay, sin embargo, buenas noticias. El sector privado sum¨® 297.000 empleos netos en diciembre, el mayor en los registros, quiz¨¢ movidos por un clima fiscal m¨¢s favorable. CareerBuilder anticipa que m¨¢s empresas est¨¢n en condiciones de firmar m¨¢s contratos fijos a jornada completa en 2011 (24%) que en 2010 (20%) y 2009 (14%).
Tambi¨¦n est¨¢n quienes piensan seguir reduciendo plantilla (7%), pero son menos que el a?o pasado (9%) y el anterior (11%). El resto no espera cambios (58%) o no est¨¢ seguro (11%). Manpower cree que los planes de contrataci¨®n de las empresas son "los m¨¢s prometedores" en dos a?os. "El impulso en la contrataci¨®n es inminente", a?ade Barclays.
En Mesirow opinan que se dan las mejores perspectivas desde 1983. Es decir, si se cumplen las expectativas, la econom¨ªa podr¨ªa generar unos 200.000 empleos mensuales en 2011. "Si las ventas van mejor, no hay motivo para que el empleo no siga la misma tendencia", a?aden en Credit Suisse. ?Y qu¨¦ pasa con los sueldos? El incremento ah¨ª se espera modesto, en torno al 3%. Hacer encajar todas las piezas del puzle no va a ser f¨¢cil tras el desbarajuste vivido durante los ¨²ltimos tres a?os. La vivienda ser¨¢ el otro de los puntos de atenci¨®n en este segundo acto. Tras los signos de recuperaci¨®n en primavera, el precio vuelve a caer. Hay cerca de 10 millones de viviendas "bajo el agua" (con una hipoteca mayor de lo que valen hoy) y 1,2 millones en riesgo de desahucio.
Aunque las ventas de inmuebles crecieron un 5,5% en noviembre, la actividad sigue deprimida, a niveles que no se ve¨ªan desde 1981. El fin de las ayudas fiscales a la compra de vivienda meti¨® al sector al borde de una segunda recesi¨®n, como se?alan desde S&P Case Shiller. Todo esto explica, seg¨²n IHS, que los precios caigan un 10% m¨¢s por el exceso de oferta. Y si el valor de la vivienda cae, la gente se siente m¨¢s pobre.
La evoluci¨®n del empleo, no solo por la insostenible tasa de paro, sino tambi¨¦n por la percepci¨®n de seguridad en el puesto de trabajo y de los sueldos, ser¨¢ clave para que el sector inmobiliario salga de esta espiral a la que no se le ve salida, como pronto, hasta la pr¨®xima primavera. Y los economistas tienen claro que mientras sigan estancados no habr¨¢ una recuperaci¨®n real.
Entre tanto, la inflaci¨®n subyacente (que excluye elementos vol¨¢tiles como la energ¨ªa y los alimentos) est¨¢ en el 0,8%, su nivel m¨¢s bajo en medio siglo. Y con el nivel de paro actual, los precios podr¨ªan subir a¨²n menos, el 0,5%, en 2011, y quedarse a ese nivel en 2012. Eso, en principio, da margen de maniobra al banco central para mantener los tipos cerca del 0%, apunta Goldman.
Pero algunos precios est¨¢n subiendo, como los de los alimentos, la ropa y el transporte, y eso se nota en las facturas de finales de mes y obliga a las familias a prestar m¨¢s atenci¨®n a lo que meten en la cesta de la compra. Y a la foto se suma ahora el repunte en el precio del petr¨®leo, que amenaza con convertirse en un "impuesto adicional" para el consumidor.
Este a?o es tambi¨¦n relevante por ser el primero en el que se notar¨¢ el impacto de la ola de jubilaciones entre la generaci¨®n del baby boom. El sistema de pensiones es literalmente insolvente en su estructura actual. Su reforma, por tanto, es urgente. Pero tambi¨¦n ah¨ª la divisi¨®n ideol¨®gica a la hora de afrontar el debate sobre c¨®mo actualizar un sistema dise?ado para proteger a los m¨¢s mayores es abismal.
Y ser¨¢ clave adem¨¢s para llevar del papel a la realidad la regulaci¨®n financiera, destinada a resolver los problemas que llevaron a la Gran Recesi¨®n. Hasta ahora ha habido m¨¢s palabras que hechos. Uno de los cambios reales se ver¨¢ cuando comience a funcionar la nueva agencia de protecci¨®n del consumidor, que ser¨¢ dirigida en la sombra por Elizabeth Warren.
Con la incertidumbre y la volatilidad de 2010 ya en el espejo retrovisor, Obama dice que es momento de mirar hacia delante. El reto ser¨¢ convencer a los pol¨ªticos de ambos partidos para que apuntalen juntos la recuperaci¨®n. "Ya habr¨¢ tiempo en 2012 para hacer campa?a", dijo. El primer acto acab¨®. Ahora necesita consolidar lo hecho si quiere asegurarse la reelecci¨®n. -
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