Revista de una vida

Hacen falta m¨¢s espect¨¢culos que, como este, recuperen y pongan en valor el ingente patrimonio teatral musical espa?ol. En Amadeu, Albert Boadella pasa revista a la vida y la obra de Amadeo Vives (1871-1932), compositor catal¨¢n que hizo el grueso de su carrera en Madrid, donde fue referente de la generaci¨®n sucesora de Fern¨¢ndez Caballero, Chueca y Chap¨ª. Igual que el libretista de La Gran V¨ªa, Felipe P¨¦rez y Gonz¨¢lez, enlaza n¨²meros musicales sin trabaz¨®n argumental, con el simple recurso de subir a escena a dos personajes que los comentan, Boadella nos ofrece una panor¨¢mica de Vives a trav¨¦s de un di¨¢logo fuera del tiempo entre ¨¦l y un periodista actual en trance de escribir un reportaje biogr¨¢fico.

El espect¨¢culo engancha tras un comienzo poco prometedor

Dirigido por Boadella, el tenor Antoni Comas hace una caricatura tierna y un punto grotesca, muy al joglariano estilo, del compositor, quien, a causa de una poliomielitis, cojeaba sensiblemente y ten¨ªa el brazo derecho in¨²til, lo que no le imped¨ªa tocar el piano con extra?a habilidad. Comas, al teclado, interpreta sus partituras de memoria y las canta cuando procede. Es un todoterreno admirable. Si este espect¨¢culo acaba enganchando tras un comienzo teatralmente poco prometedor es por la habilidad con que Boadella engarza n¨²meros musicales de variada procedencia, por la manera en que los mueven ¨¦l y el core¨®grafo Ramon Oller y por la frescura con que responden los cantantes y un coro joven, con alma de cuerpo de baile (se mueve bien y suena mejor), al que Oller y el director F¨¦lix Redondo saben sacarle un partido extraordinario. Lo fundamental es la excelente impresi¨®n resumida que el espectador saca de la extensi¨®n, colorido e intensidad mel¨®dica de la obra de Vives: toc¨® todos los palos l¨ªricos con gracia, desde el belcantismo a la opereta, e imprimi¨® a lo popular espa?ol un refinamiento propio de la m¨²sica sinf¨®nica europea. Otra cosa es el discurso autorreferencial, pol¨ªticamente esquem¨¢tico, que Boadella, intentando establecer paralelismos tra¨ªdos por los pelos entre su trayectoria profesional y la de Vives, se empe?a en transmitirnos en esos di¨¢logos entre el compositor y un periodista simpl¨®n al que Ra¨²l Fern¨¢ndez, su int¨¦rprete, saca todo el jugo posible.

Quiz¨¢ sea mucho pedir que los di¨¢logos est¨¦n a la altura de las escenas que Boadella monta a sus cantantes, excelentemente resueltas, cuyo mejor ejemplo es ese d¨²o de Do?a Francisquita donde Vives, interpretado por Comas, se cuela como galante demiurgo cojuelo. La luz de Rafael Mojas, el sencillo espacio esc¨¦nico de Ricardo S¨¢nchez Cuerda y el vestuario ecl¨¦ctico de Rafael Garrig¨®s contribuyeron al ¨¦xito en un estreno donde, con sentido de la justicia, compartieron escena los dos repartos. La orquesta, dirigida por Miguel Roa, sobre las tablas, son¨® bien en posici¨®n tan comprometida.