"Creo en Dios, pero no en la Iglesia"
Hans K¨¹ng, el pensador cristiano censurado por Roma y el te¨®logo m¨¢s le¨ªdo del siglo XX, recibe el doctorado honoris causa de la UNED
"He sido y soy un miembro fiel de la Iglesia. Creo en Dios y en su Cristo, pero no creo en la Iglesia. Rechazo toda equiparaci¨®n de la Iglesia con Dios, todo infatuado triunfalismo y todo ego¨ªsta confesionalismo". Con esta contundencia se expresa el te¨®logo Hans K¨¹ng a punto de cumplir los 83 a?os (lo har¨¢ en marzo pr¨®ximo). Ayer, la Universidad Nacional de Educaci¨®n a Distancia (UNED) celebr¨® la festividad de Tom¨¢s de Aquino entreg¨¢ndole el t¨ªtulo de doctor honoris causa. Era una deuda que ten¨ªa la universidad espa?ola con uno de los pensadores cristianos m¨¢s relevantes del ¨²ltimo siglo.
K¨¹ng recibi¨® su primer doctorado honor¨ªfico a los 34 a?os en la Universidad de Sant Louis (Misuri, EE UU), y ha ido acumulando desde entonces otra veintena de las m¨¢s altas distinciones acad¨¦micas. Ninguna en Espa?a. Ayer le honr¨® la UNED a propuesta de su Facultad de Filosof¨ªa, subrayando as¨ª su gran talla como fil¨®sofo pero, tambi¨¦n, el que no haya sido una Facultad de Teolog¨ªa la que otorgase la distinci¨®n.
"Ser¨ªa mejor una Iglesia m¨¢s modesta y sensible a todo lo que la gente piensa"
"No es justo que la jerarqu¨ªa se dedique a atacar a los otros"
Nacido en Sursee (Lucerna, Suiza) el 19 de marzo de 1928, K¨¹ng fue definido ayer como "el te¨®logo m¨¢s cat¨®lico" de este tiempo, en el sentido etimol¨®gico de la palabra cat¨®lico (es decir, universal). Lo es por fama, prestigio e influencia, pero tambi¨¦n por la difusi¨®n de sus obras, que ya suman los 60 t¨ªtulos, muchos de ellos de m¨¢s de mil p¨¢ginas.
Manuel Fraij¨®, el catedr¨¢tico de Filosof¨ªa de la religi¨®n en la UNED y encargado de hacer la laudatio del nuevo doctor, lo subray¨® recordando c¨®mo fue recibido en 1974 "uno de sus libros m¨¢s geniales", Ser Cristiano. "Era -sigue siendo- una obra repleta de informaci¨®n hist¨®rica y pasi¨®n creyente. Jes¨²s, su historia y su mensaje se acercaron a los hombres y mujeres del siglo XX. Desde ¨¦l se puede mirar hacia atr¨¢s y hacia adelante, hacia Calcedonia y hacia el siglo XXI. El entusiasmo fue generalizado. S¨®lo disinti¨® una voz: la del magisterio. Los guardianes de la fe parecieron pensar que lo genuinamente cristiano s¨®lo es reconocible en fotograf¨ªas muy antiguas. Desconfiaron del color, de la innovaci¨®n, de la chispa, de la originalidad, de la libertad que reflejaba esta obra. Fue, probablemente el libro de teolog¨ªa m¨¢s le¨ªdo del siglo XX", dijo.
A Hans K¨¹ng lo nombr¨® Juan XXIII te¨®logo oficial -perito- del concilio Vaticano II cuando aquel apenas hab¨ªa cumplido los 32 a?os. El carism¨¢tico Papa hab¨ªa quedado fascinado leyendo la tesis doctoral del joven te¨®logo, publicada en 1957 con el t¨ªtulo La justificaci¨®n. Doctrina de Karl Barth y una interpretaci¨®n cat¨®lica. K¨¹ng se atrev¨ªa ah¨ª con un tema que, desde los inicios de la reforma de Lutero, hab¨ªa dividido durante siglos a cat¨®licos y protestantes, causando guerras y sufrimientos terribles.
Tomando como exponente del pensamiento protestante al gran Karl Barth, el joven te¨®logo mostraba que incluso en un asunto tan maldito -la justificaci¨®n- era posible el entendimiento entre las dos grandes confesiones. Cuando K¨¹ng viaj¨® poco despu¨¦s a Estados Unidos, invitado a hablar de ese libro y de su relevante papel de perito en el Vaticano II, su fama era tal que fue invitado a un almuerzo privado en la Casa Blanca por el presidente Kennedy.
Como antes con Tom¨¢s de Aquino, o los m¨ªsticos Juan de la Cruz, Teresa de Jes¨²s e, incluso, Giordano Bruno, a Hans K¨¹ng su obra le ha costado muchos disgustos con la jerarqu¨ªa de la Iglesia romana, que lleg¨® a retirarle la licencia para ense?ar teolog¨ªa cat¨®lica. La orden la dio Juan Pablo II y fue ejecutada por el entonces cardenal Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI. "Toda nueva verdad nace como herej¨ªa, tanto m¨¢s cuanto m¨¢s nueva sea", subray¨® ayer Fraij¨® citando al jesuita Teilhard de Chardin, otro castigado por la moderna inquisici¨®n.
Pese a todo, K¨¹ng no ha dejado de sentirse miembro de la Iglesia. Nunca tuvo la tentaci¨®n de abandonarla cuando le llov¨ªan censuras y cr¨ªticas. Pero tampoco renunci¨® a decir lo que pensaba, en cada momento, incluso despu¨¦s de haber sido llamado amistosamente por Benedicto XVI a un largo encuentro meses despu¨¦s de haber sido elegido papa. Hab¨ªan sido colegas en la Universidad de Tubinga (Alemania) y peritos del concilio, ambos a la misma edad, casi unos chavales.
Deslumbrantes por igual, al parecer, K¨¹ng y Ratzinger han seguido caminos muy distintos, el primero culminando una obra teol¨®gica impresionante, el segundo renunciando a ella por una carrera eclesi¨¢stica en el Vaticano que le condujo finalmente al Pontificado.
Ayer recordaba Manuel Fraij¨® que, poco antes de terminar el concilio, Pablo VI llam¨® a K¨¹ng a su despacho privado y le hizo una "oferta de trabajo" que hubiera podido cambiar su biograf¨ªa. Lo cuenta con envidiable maestr¨ªa literaria el mismo K¨¹ng en el primer volumen de sus memorias, Libertad conquistada.
Pablo VI le dice: "Cu¨¢nto bien podr¨ªa hacer usted si pusiera sus grandes dotes al servicio de la Iglesia". K¨¹ng le responde: "?Al servicio de la Iglesia? Santidad, yo ya estoy al servicio de la Iglesia". Pero el Papa se refer¨ªa a la Iglesia espec¨ªficamente romana. A?adi¨®: "Debe confiar en m¨ª". Respuesta de K¨¹ng: "Yo tengo confianza en Su Santidad, pero no en cuantos est¨¢n en su entorno".
El Papa le sugiri¨® que no ser¨ªa necesario que estuviese de acuerdo con todo lo que sucede en la curia romana. Bastar¨ªa con adaptarse un poco, con practicar una cierta conformidad. "K¨¹ng sospecha que una oferta parecida debi¨® de recibir, por aquellas mismas fechas, el otro gran te¨®logo joven del momento, su compa?ero Joseph Ratzinger, con resultados de sobra conocidos. No tendr¨ªa sentido, en este momento, echar a pelear biograf¨ªas", concluy¨® el profesor Fraij¨®.
K¨¹ng hace ahora memoria de su larga vida, a punto de terminar un nuevo libro y mientras avanza en la redacci¨®n del tercer tomo de memorias. En Espa?a acaba de publicar la editorial Trotta Lo que yo creo, donde contesta en 250 p¨¢ginas hermos¨ªsimas a una pregunta que le hacen de continuo los admiradores: "Con toda sinceridad, se?or K¨¹ng, ?en qu¨¦ cree usted personalmente?".
Esta es una de sus conclusiones: "Durante toda una vida de te¨®logo me he comprometido a favor de la renovaci¨®n de la Iglesia y la teolog¨ªa cat¨®licas, as¨ª como en favor del entendimiento entre las Iglesias cristianas. He podido ser testigo de algunos ¨¦xitos, sobre todo bajo Juan XXIII y durante el concilio Vaticano II. Pero tambi¨¦n he tenido que encarar reveses, en especial bajo los papas posconciliares. Ellos y su aparato curial del poder traicionaron el concilio reformista y pusieron de nuevo en pie, a fin de bloquear cualquier reforma, el sistema romano, antirreformado y antimoderno, propio de la Edad Media, con un colegio episcopal por entero domesticado".
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