?Efecto domin¨®? S¨ª, pero a su ritmo
Intelectuales y acad¨¦micos magreb¨ªes y del sur de Europa reflexionan sobre la propagaci¨®n por el norte de ?frica de las revoluciones tunecina y egipcia
Un plantel de intelectuales y acad¨¦micos del Magreb analizan, junto con un catedr¨¢tico espa?ol y otro franc¨¦s, la sublevaciones populares que agitan el norte de ?frica y se preguntan sobre su posible propagaci¨®n por toda la regi¨®n. Pese a que T¨²nez ten¨ªa algunas especificidades -m¨¢s autoritarismo, mayor nivel de educaci¨®n y un Ej¨¦rcito neutral-, todos creen que la onda expansiva se va a extender por la zona sin que forzosamente provoque los mismos efectos.
- "Provocar el cambio y no padecerlo". "La revoluci¨®n tunecina incita ya a las autoridades de otros pa¨ªses ¨¢rabes a rebajar la intensidad de la represi¨®n y a no perjudicar el poder adquisitivo de las clases populares", se?ala el marroqu¨ª Fouad Abdelmoumi, consultor en desarrollo. "Gracias a T¨²nez opositores, sindicatos e intelectuales constatan que las ansias de cambio pueden ser fuertes aunque no sean visibles. Entre los dirigentes pol¨ªticos y los militares menos corruptos T¨²nez suscita tambi¨¦n, probablemente, el deseo de provocar un cambio para controlarlo y no padecerlo. El efecto podr¨ªa ser comparable al de la revoluci¨®n francesa, que no arrastr¨® a las monarqu¨ªas europeas pero s¨ª se?al¨® una tendencia global hacia la democratizaci¨®n, a menos que sea equiparable al de Europa del Este, donde cayeron unos detr¨¢s de otros".
- "Es dif¨ªcil que cobre la misma envergadura en Argelia y Marruecos". "Se est¨¢ propagando la revoluci¨®n", afirma Bernab¨¦ L¨®pez, profesor de historia del islam de la Universidad Aut¨®noma de Madrid. "Lo vemos en Egipto. Es m¨¢s dif¨ªcil que cobre esa envergadura en Argelia y Marruecos. El miedo a la guerra civil, tan reciente en el caso argelino, es un factor inhibidor. En Marruecos las autoridades han dado instrucciones para impedir manifestaciones y no provocar a la gente. Los partidos, "disciplinados", no se salen del gui¨®n. La calle, ilusionada con lo que ocurre en T¨²nez, lo expresa a sus adentros. El supuesto enemigo exterior-la p¨¦rfida Argelia y los insidiosos espa?oles- constituyen un factor inhibitorio".
- "Si tiene ¨¦xito, T¨²nez se impondr¨¢ como modelo definitivo". "Para las opiniones p¨²blicas ¨¢rabes el desaf¨ªo de la revoluci¨®n tunecina, y ahora la egipcia, es enorme", explica el argelino Kamel Daoud, columnista de Le Quotidien d'Oran. "Si tienen ¨¦xito se impondr¨¢n como un modelo definitivo. Si fracasan ser¨¢n utilizadas como pretexto por los reg¨ªmenes autoritarios para reiterar de nuevo la misma ecuaci¨®n: nosotros o el caos. La revoluci¨®n tunecina va a propagarse, pero cada vez con sus especificidades locales", concluye el analista del diario argelino.
- "La sociedad tunecina es la m¨¢s occidentalizada". "Los sentimientos de frustraci¨®n de los pueblos de ?frica del norte y sus anhelos son muy similares", sostiene el franc¨¦s Pierre Vermeren, profesor de historia del Magreb de la Universidad de La Sorbona. "Ahora bien la sociedad tunecina es m¨¢s occidentalizada, tiene un m¨¢s alto nivel de educaci¨®n, las clases medias son m¨¢s amplias y, sobre todo, los intelectuales son m¨¢s numerosos. Acostumbrados a haber sido un ejemplo en el mundo ¨¢rabe en tiempo de Habib Burguiba (1956- 1987), los tunecinos se consideraban humillados por una dictadura que les colocaba en la cola del pelot¨®n de las libertades al menos en el Magreb".
- "Han comprendido que la calle es m¨¢s fuerte que esos reg¨ªmenes agotados". "Los egipcios se movilizan como en su d¨ªa los tunecinos y les piden incluso consejos sobre c¨®mo hacerlo", asegura la tunecina Khadija Mohsen-Finan, profesora de historia del Magreb en la Universidad de Par¨ªs VIII. "Han comprendido que la calle es m¨¢s fuerte que esos reg¨ªmenes desgastados, agotados y corruptos y cuyos aliados occidentales les pueden dejar caer. Tunecinos y egipcios dicen en el fondo lo mismo. Se rebelan contra la desigualdad en el reparto de riquezas, la corrupci¨®n generalizada, la ausencia de un proyecto nacional, la falta de perspectivas para los j¨®venes. Aun as¨ª hay diferencias. En Egipto, como en Argelia, el Ej¨¦rcito est¨¢ del lado del poder. En Argelia la poblaci¨®n teme sobre todo verse de nuevo sumida en la violencia. En Marruecos, aunque la legitimidad es mayor, no est¨¢ excluido un brote de violencia contra la carest¨ªa, contra el Gobierno, contra el sistema, pero preservando al rey. Estuve all¨ª la semana pasada. Las ¨¦lites repet¨ªan que el caso tunecino no puede contagiarse a Marruecos, mientras los taxistas afirmaban al hablar de la ca¨ªda de Ben Ali: 'Es lo que sucede a los pr¨ªncipes que mienten a sus pueblos".
- "El autoritarismo es un elementos com¨²n a todos". "T¨²nez est¨¢ teniendo efectos sobre otros paises como Egipto y Argelia y puede generar otras reacciones, aunque no exactamente de la misma naturaleza, en Libia y Marruecos, sobre todo si logra establecer un mejor sistema pol¨ªtico en T¨²nez", se?ala el argelino Azzedine Laayachi, profesor de historia de Oriente Medio de la Universidad St. John's de Nueva York. "Los tunecinos son los que m¨¢s han sufrido la represi¨®n pol¨ªtica, m¨¢s que los egipcios y los argelinos. Lo que une a todos esos pa¨ªses es el car¨¢cter autoritario de los reg¨ªmenes que les gobiernan".
- "Los partidos e incluso la sociedad civil no desempe?an ning¨²n papel". "La revoluci¨®n tunecina solo inspira a los pueblos porque, tal y como se desarroll¨®, fue obra del pueblo y solo del pueblo", sostiene el tunecino Amine Ghali, director del Centro de Transici¨®n Democr¨¢tica Kawakibi. "Los partidos pol¨ªticos, la sociedad civil e incluso los sindicatos no han desempe?ado ning¨²n papel en esta revoluci¨®n. Existen muchas similitudes entre los vecinos empezando por el car¨¢cter dictatorial del Estado y el abismo entre una camarilla que saca provecho, alrededor del jefe del Estado, y la gran mayor¨ªa del pueblo. Ahora bien, T¨²nez era un Estado policial, no militar. Gracias a la neutralidad del Ej¨¦rcito derrocar a un Estado policial ha sido una tarea relativamente f¨¢cil".
- "En otros pa¨ªses ¨¢rabes los islamistas tienen una fuerta capacidad de movilizaci¨®n". "Si se analiza el r¨¦gimen de T¨²nez este era de los m¨¢s autoritarios y cerrados no solo del Magreb sino del mundo ¨¢rabe", recuerda el argelino Abdennour Benantar profesor del Centro de Econom¨ªa Aplicada para el Desarrollo. "Esto explica en buena medida el car¨¢cter popular de la revoluci¨®n que se hizo sin partidos pol¨ªticos. En otros pa¨ªses ¨¢rabes, en cambio, las corrientes pol¨ªticas islamistas poseen, pese a ser reprimidos, una fuerte capacidad de movilizaci¨®n. Esto puede reforzar y politizar a¨²n m¨¢s la movilizaci¨®n popular y tambi¨¦n radicalizarla. As¨ª los reg¨ªmenes podr¨ªan justificar una mayor represi¨®n".
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