Gobiernos y expertos se enquistan en el debate sobre la cl¨¢usula de garant¨ªa
Salarios y beneficios explican, a partes iguales, el diferencial del IPC espa?ol
Pocas medidas generan posiciones tan encontradas como las cl¨¢usulas de garant¨ªas salarial. La propuesta alemana es, en este punto, transparente: hay que eliminar la relaci¨®n autom¨¢tica de la subida salarial con la inflaci¨®n. Y la respuesta de algunos dirigentes europeos, con los l¨ªderes de Luxemburgo y B¨¦lgica a la cabeza, m¨¢s clara a¨²n. "Rechazamos la eliminaci¨®n de las cl¨¢usulas de revisi¨®n salarial, no es la manera de mejorar la competitividad", replic¨® el primer ministro luxemburgu¨¦s, Jean-Claude Junker.
Hasta ahora, el Gobierno espa?ol, mucho m¨¢s necesitado de que el fondo de rescate se ampl¨ªe, ha optado por un perfil bajo en su rechazo, compartido tambi¨¦n por otros pa¨ªses, como Austria, Finlandia o Polonia, con medidas similares. "Si el ministro de Trabajo, empresarios y sindicatos est¨¢n de acuerdo en que la cl¨¢usula exista, seguir¨¢ existiendo", afirm¨® hace unos d¨ªas la vicepresidenta econ¨®mica, Elena Salgado
No conduce a nada se?alar a Alemania como si fuera el villano de los desequilibrios
En Espa?a, los salarios han subido demasiado y la productividad laboral acumula retraso
Entre los expertos, el debate est¨¢ tan o m¨¢s enquistado. "La cl¨¢usula es un residuo, Espa?a es el ¨²ltimo pa¨ªs importante que la tiene", carg¨® esta semana el director del servicio de estudios del Banco de Espa?a, Jos¨¦ Luis Malo de Molina. En una l¨ªnea similar, se expresa el economista jefe del BBVA para Espa?a, Rafael Dom¨¦nech: "Los salarios deben vincularse a la productividad, cuando est¨¢n vinculados a los precios alimentan espirales inflacionistas". Dom¨¦nech, como antes hizo un estudio del Banco de Espa?a, reparte casi a partes iguales el diferencial de inflaci¨®n de Espa?a con la zona euro entre el exceso de alza salarial y de los m¨¢rgenes empresariales. Pero achaca a medidas como la cl¨¢usula de garant¨ªa que ese diferencial persista.
En Espa?a, la cl¨¢usula de garant¨ªa salarial permite a los trabajadores recuperar la p¨¦rdida de poder adquisitivo por una subida de la inflaci¨®n mayor de lo previsto en los convenios. Hasta la crisis, esa inflaci¨®n prevista se fijaba en el 2%; con el acuerdo de moderaci¨®n salarial pactado por los agentes sociales se ha generalizado el 1% como referencia. Pero el impacto del paro en las negociaciones ha meguado tambi¨¦n su uso. Si lo usual era que cubriera al 70% de los trabajadores con convenio, en 2010 dio cobertura al 46%, apenas 3,2 millones de personas.
La paradoja de 2009
"La cl¨¢usula ha contribuido a la moderaci¨®n salarial de forma decisiva", rebate Jos¨¦ Ignacio P¨¦rez Infante, responsable del Observatorio de la Negociaci¨®n Colectiva. P¨¦rez Infante arguye que los convenios con cl¨¢sula de garant¨ªa recogen menores subidas salariales iniciales que el resto de convenios. "Cuando la inflaci¨®n se desv¨ªa de lo previsto, la aplicaci¨®n de la cl¨¢usula es un efecto, no la causa de esa inflaci¨®n", insiste. El profesor de la Universidad Carlos III admite que esta forma de negociaci¨®n puede presentar "rigideces puntuales", como ocurri¨® en 2009, cuando en plena recesi¨®n y con los precios a la baja, los salarios crecieron casi un 3%. "Pero se corrige de forma inmediata", asegura. En 2010, el aumento salarial (2,1%) vuelve a alinearse con la inflaci¨®n media (1,8%).
"A medio plazo, el aumento de la productividad pasa por mejorar la eficacia en cada sector y por moverse a sectores m¨¢s productivos, pero ahora hay que afrontar los desequilibrios acumulados en los ¨²ltimos a?os", insiste Francisco P¨¦rez, director del Instituto Valenciano de Investigaci¨®n Econ¨®mica.
P¨¦rez recalca que la cl¨¢usula de garant¨ªa salarial y la ganancia de poder adquisitivo no impidi¨® que las rentas salariales perdieran peso respecto a los excedentes empresariales. "Y eso ocurri¨® porque, en la ¨¦poca de expansi¨®n, la inversi¨®n creci¨® a un ritmo a¨²n mayor que el empleo", a?ade. En su opini¨®n, tan relevante para ganar eficacia ahora es que baje el precio de los activos sobrevalorados (financieros e inmobiliarios), como la remuneraci¨®n de los asalariados. "Es una situaci¨®n complicada para Europa, pero m¨¢s para Espa?a, que no est¨¢ especializada en manufacturas de alto valor a?adido", avisa.
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