Peores, imposible
Escribo en la ma?ana del d¨ªa de la manifestaci¨®n del mill¨®n de almas en El Cairo. Nunca he sentido como ahora la mudez de estas casi dos semanas que me separan de quienes lean esto. Oscuridad, silencio. Pero por muchas cosas que hayan ocurrido, sin duda ustedes recordar¨¢n las im¨¢genes de estos d¨ªas. El Nilo por la noche, con las luces justas, apagadas las cenefas tur¨ªsticas, mudas las cancioncillas del jolgorio, vac¨ªas las embarcaciones, abandonada la escenograf¨ªa que acoge al extranjero en su r¨¢pido tr¨¢nsito. Lo que este inminente futuro traer¨¢ a los egipcios es un misterio de la esfinge para m¨ª. Deseo con todas mis fuerzas que haya ido bien, es decir, que la voluntad de un pueblo que ha sabido ser valiente se cumpla. Y que a estas horas Mubarak se encuentre con su cirujano pl¨¢stico jugando al mus en una celda de alta seguridad, para mayor beneficio de la ¨¦tica y, de paso, de la est¨¦tica.
"Los nuestros son incapaces de dar un paso al frente, de llamar al pan, pan"
Hay algo que perdurar¨¢, suceda lo que suceda. La verg¨¹enza occidental. La poca verg¨¹enza, para ser exactos. De la Uni¨®n Europea, sobre todo. Porque uno lo espera todo de cualquier Gobierno de Estados Unidos, tan anexionado por Israel, en relaci¨®n con los pa¨ªses ¨¢rabes, y con sus lobbies prorr¨¦gimen egipcio en Washington, recibiendo sobornos para que las autoridades le proporcionen subvenciones de las que los mubarakianos vivieron (y viven) tan ricamente, y con las que pueden pagar dichos sobornos.
Pero qu¨¦ chasco -otro- con la vieja Europa. Qu¨¦ bochorno. Qu¨¦ senilidad moral. Qu¨¦ podredumbre.
A nuestro alrededor no hay m¨¢s que momias. El panorama pol¨ªtico de la Europa actual es un geri¨¢trico, con perd¨®n de los geri¨¢tricos de verdad y de sus dignos ocupantes. Un viento de vejez, de vetustez, nos recorre y nos cubre, y nos convierte en la estatua del comendador de un banquete en el que las personas normales queremos sentarnos. Cu¨¢nto silencio, cu¨¢nta complicidad.
Cu¨¢nta basura. Las desaseadas calles cairotas son un lujo para el caminante, comparadas con los senderos estrechos del esp¨ªritu comunitario europeo. Rezuman cobard¨ªa, insensibilidad, pacater¨ªa, miseria humana? Miseria del coraz¨®n, de los sentimientos. Sus mentes son estrechas, astutas, ego¨ªstas.
Lo de geri¨¢trico lo dec¨ªa, adem¨¢s, porque toda esta gentuza a la que tan bien pagamos -y ello incluye a lady Ashton, que es joven, pero solo por fuera- desprende un pestazo a fiambre similar al de Mubarak (quien, por cierto, a horas de hoy sigue en su lugar; ojal¨¢ lo?echen y est¨¦n ustedes celebr¨¢ndolo). Aun en el caso de que contemos entre los gobernantes y dirigentes y magos de?las finanzas a lo m¨¢s pimpollo (Dur?o Barroso, Zapatero, Merkel, Sarkozy, la susodicha Ashton?), el peso de la edad de Berlusconi cae como una losa sobre la media resultante.
Berlus y el Muba se parecen much¨ªsimo en el te?ido y la taxidermia. Hace un rato, viendo las im¨¢genes del "nuevo" Gobierno nombrado por el fara¨®n para ver si huye de la quema, me han entrado ganas de hacerles a todos ellos el boca-boca con un fuelle de inflar colchones flotadores. Vaya pe?a. Ostentan con garbo cortinillas capilares, tienen los cuerpos rechonchos, enfajados, ah¨ªtos de placeres que le niegan a su pueblo. O bien poseen esa enteca severidad del que ha crecido en las sombras de los Servicios de Inteligencia. De hecho, el italiano ha sometido a su pa¨ªs mediante la televisi¨®n porque no pod¨ªa hacerlo con la represi¨®n y la tortura y la pobreza extrema? al menos no a escala fara¨®nica.
Ese personal, los nuestros -nos representan-, hace aquello que nosotros no deseamos que haga. Son incapaces de dar un paso al frente, de llamar al pan, pan, y al vino, vino. De levantarse simb¨®licamente de sus poltronas para abrazar a los ciudadanos del norte de ?frica -y de donde sea-, que luchan por lo suyo. Deber¨ªamos hacerlo. En nuestro nombre.
Ha sido toda una lecci¨®n. Y cr¨¦anme, verles tal como son -tal como se portan con sahur¨ªes y palestinos, con los ¨¢rabes; con nosotros-, y tal como despliegan viejas argucias de podrido cuerpo diplom¨¢tico ante los nuevos retos, no me va a despolitizar de la pol¨ªtica. Al contrario: la nuestra, contra la suya.
Y un deseo para la UE. Que os zurzan.
www.marujatorres.com
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