Uso partidista de las instituciones
La Xunta de Galicia tiene, al menos, dos importantes e ineludibles responsabilidades pol¨ªticas. La primera, poner en marcha un proyecto, en el que exista coherencia entre los fines proclamados y los medios, para modernizar el pa¨ªs, superar los d¨¦ficits hist¨®ricos de nuestra econom¨ªa y de nuestra sociedad y, en el delicado momento que atravesamos, poder contribuir a afrontar la crisis econ¨®mica y especialmente la creaci¨®n de empleo. Cuenta para ello con instituciones representativas propias, no dependientes del poder central, dispone de competencias pol¨ªticas y administrativas que incluyen el poder legislativo sobre numerosas e importantes materias, gestiona recursos financieros que representan el 20% del PIB gallego y dirige una Administraci¨®n que cuenta con decenas de miles de empleados p¨²blicos.
El 90% de las noticias que genera la Xunta son de confrontaci¨®n con otras Administraciones
La segunda responsabilidad pol¨ªtica del Gobierno gallego consiste, desde luego, en defender, con todos los instrumentos pol¨ªticos y jur¨ªdicos a su alcance, los intereses del pa¨ªs en todos los foros supragallegos donde aquellos intereses puedan debatirse y dilucidarse. Por eso es comprensible, por ejemplo, que Feij¨®o se oponga al decreto del carb¨®n, de negativas consecuencias para Galicia; rechace el recurso del Gobierno contra el cat¨¢logo de medicamentos elaborado por la Xunta, o se enfrente -esperemos que no solo de forma electoralista- al proceso de reestructuraci¨®n del sistema financiero cuyas consecuencias para Novacaixagalicia ser¨ªan demoledoras.
El problema no reside, pues, en que la Xunta defienda cuantas veces sea necesario nuestros intereses, sino en que m¨¢s del 90% de las noticias que genera se refieren exclusivamente a la confrontaci¨®n con otras Administraciones, sin que exista rastro alguno del proyecto pol¨ªtico de la Xunta ni sepamos a ciencia cierta qu¨¦ hace Feij¨®o con las competencias pol¨ªticas a su alcance ni con los m¨¢s de 21.000 millones de euros de los que dispone en los dos presupuestos elaborados por su Gobierno. En efecto, ?a qu¨¦ ha quedado reducida su prometida regeneraci¨®n democr¨¢tica? ?Cu¨¢l es su pol¨ªtica industrial, decisiva para la creaci¨®n de empleo? ?En qu¨¦ consisten sus pol¨ªticas agraria y pesquera? ?Cu¨¢l es su pol¨ªtica fiscal y cu¨¢les sus planes para dinamizar el cr¨¦dito a empresas y familias? ?C¨®mo utiliza las competencias de que dispone la Xunta en pol¨ªticas de empleo? ?C¨®mo evaluar la pol¨ªtica respecto a los servicios p¨²blicos, salvo constatar el recorte de gasto en dichos servicios esenciales y su tendencia a la privatizaci¨®n? Nadie lo sabe.
Por eso, transcurridos casi dos a?os desde que Feij¨®o form¨® Gobierno, ha quedado meridianamente claro que el presidente de la Xunta se ha decantado por utilizar el Gobierno gallego como ariete contra el Ejecutivo central, transform¨¢ndolo en una simple sucursal de la direcci¨®n estatal de su partido y supeditando los intereses de Galicia a la estrategia electoral del PP. Y por esa misma raz¨®n son legi¨®n los que piensan que para N¨²?ez Feij¨®o la Xunta no es m¨¢s que un servicio obligatorio y un trampol¨ªn para lanzar su carrera en la pol¨ªtica espa?ola.
Pero si el Partido Socialista quiere tener ¨¦xito en la denuncia de tan lamentable estado de cosas, est¨¢ obligado a definir un proyecto pol¨ªtico y program¨¢tico que lo transforme de nuevo en la cabeza de una alternativa plural y cre¨ªble al Gobierno de la derecha. Tal cosa no suceder¨¢ si los socialistas gallegos retroceden a los tiempos en que eran incapaces de formular un proyecto propio y su imagen no era otra que la de una fuerza mec¨¢nicamente dependiente del Gobierno socialista y de la c¨²pula estatal del PSOE.
El PSdeG no puede aceptar, por ejemplo, que el inefable ministro de Industria justifique el decreto del carb¨®n con el demencial argumento de que Galicia produce -para toda Espa?a, a?ado yo- demasiada energ¨ªa e¨®lica, cuando la decisi¨®n de impulsar energ¨ªas renovables nos coloca en vanguardia de la renovaci¨®n tecnol¨®gica y merece incluso el respeto y la admiraci¨®n de Gobiernos como el estadounidense. Como tampoco pueden los socialistas gallegos respaldar acr¨ªticamente los intentos de liquidar las cajas de ahorro, para mayor gloria de la gran banca espa?ola y extranjera, y con ellas la plataforma financiera indispensable para el futuro econ¨®mico de Galicia. De lo contrario, el PSdeG reducir¨¢ su acci¨®n a la mera justificaci¨®n de pol¨ªticas gubernamentales dif¨ªcilmente explicables, y la necesaria confrontaci¨®n con la Xunta se realizar¨¢ en un campo que les es abiertamente desfavorable. Pronto sabremos si han asimilado las lecciones que les proporciona su propia historia.
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