Ciudadanos ¨¢rabes
En el ep¨ªlogo de El lado oscuro del amor (Salamandra, 2008), Rafik Schami rememora los motivos que le forzaron a exiliarse en Europa: "La censura y la arbitrariedad pol¨ªtica me dejaron claro que mis planes de vivir en Siria como maestro y escritor no ten¨ªan futuro. Un r¨¦gimen desp¨®tico no deja espacio a los tonos intermedios. El que no est¨¢ a su favor, es su enemigo". Schami explica asimismo por qu¨¦ la pol¨ªtica ti?e la historia de su novela, la del arduo amor de Farid y Rana: "Un personaje no puede vivir en uno de los peores reg¨ªmenes desp¨®ticos de Oriente y mantenerse completamente al margen del ¨¦l. Lo m¨¢s importante para m¨ª era mostrar c¨®mo la dictadura interfiere en la vida del individuo".
En este arranque de 2011, una revoluci¨®n democr¨¢tica que ya cuenta con dos grandes victorias en T¨²nez y Egipto ha introducido en la escena internacional un nuevo sujeto pol¨ªtico: el ciudadano ¨¢rabe. All¨ª donde tantos occidentales ve¨ªan una masa informe marcada fatalmente por la religi¨®n desde el cabello al alma, han surgido millones de ciudadanos que se juegan la vida para derrocar dictaduras y establecer democracias. ?Sorprendente? No tanto. Si el cerumen y las lega?as de la pereza y la ignorancia de las que hablaba Lawrence no les hubieran taponado los o¨ªdos y los ojos, los occidentales, o al menos los m¨¢s perspicaces, hubieran podido detectar la emergencia del ciudadano ¨¢rabe.
Con historias como la del sirio Schami, las letras ¨¢rabes ya llevan un tiempo d¨¢ndole el protagonismo a personas que luchan trabajosamente por la libertad y la dignidad en el norte de ?frica y Oriente Pr¨®ximo. Podr¨ªa citarse tambi¨¦n El Edificio Yacobi¨¢n (Maeva, 2007), de Alaa al Aswani, un escritor egipcio que se sum¨® desde el primer d¨ªa al combate de la plaza de Tahrir. O recordarse el conjunto de la obra del liban¨¦s Amin Maalouf. Incluso el aspecto que m¨¢s ha llamado la atenci¨®n medi¨¢tica, el uso de las nuevas tecnolog¨ªas por las rebeldes juventudes urbanas del mundo ¨¢rabe, ya est¨¢ contado en la obra reciente de Fatima Mernissi. La soci¨®loga marroqu¨ª invent¨® hace unos a?os el concepto de ciber-umma para referirse a la comunidad ¨¢rabe virtual creada a partir de un uso masivo, inteligente y liberador de la televisi¨®n por sat¨¦lite, los tel¨¦fonos m¨®viles y las redes sociales en Internet.
Seamos justos: tambi¨¦n algunos occidentales han intentado contarnos que algo muy importante se estaba gestando en el seno de ese universo que va del Atl¨¢ntico al Golfo P¨¦rsico. Harta de versiones estereotipadas de segunda mano, Allegra Stratton, una periodista inglesa de veintipocos a?os, se plant¨® la pasada d¨¦cada en Oriente Pr¨®ximo y se puso a compartir las vidas de los j¨®venes de ambos sexos de El Cairo, Beirut, Amman, Damasco y otras ciudades. En Muhayababes (451 Editores, 2009), hizo un retrato fresco y clarividente de una nueva generaci¨®n ¨¢rabe hastiada de la falta de libertad, trabajo y justicia social, plenamente conectada a la modernidad global y de envidiable vitalismo.
Traumatizado por el 11-S, Occidente ya s¨®lo hablaba de los musulmanes. No por ello, los ¨¢rabes -unos musulmanes, otros cristianos, muchos descre¨ªdos- dejaban de existir. Su reciente historia la cuenta Eugene Rogan en Los ¨¢rabes (Cr¨ªtica, 2010). Y cabe citar que este libro termina con el amargo comentario de que los muchos ¨¢rabes partidarios de la libertad seguir¨¢n combatiendo con las manos atadas mientras "Occidente siga haciendo prevalecer unas razones de Estado mezquinas en vez de una promoci¨®n activa de los valores democr¨¢ticos".
En fin, es hermoso pero no extra?o que El Cairo haya sido durante tres semanas el epicentro de la revoluci¨®n ¨¢rabe. Ibn Batuta llam¨® a la capital egipcia el Ombligo del Mundo y el gran Naguib Mahfuz dec¨ªa que es como una amante vieja, muy arrugada y con un mal aliento insoportable, a la que no se cambiar¨ªa por ninguna joven belleza. En ese cl¨¢sico contempor¨¢neo que es El Cairo. La ciudad victoriosa (Almed, 2010), Max Rodenbeck escribe que la metr¨®polis del Nilo "nunca ha vendido ni su dignidad ni su alma. Despu¨¦s de todo, ¨¦ste es el lugar que dio al mundo el mito del ave f¨¦nix". Al derrocar al fara¨®n Mubarak, lo acaba de demostrar una vez m¨¢s: siempre renace de sus cenizas y por eso su nombre en ¨¢rabe cl¨¢sico es Al Qahira, la Victoriosa. Esta vez, el triunfo ha sido de los ciudadanos ¨¢rabes.
Javier Valenzuela (Granada, 1954) acaba de publicar el libro -recopilaci¨®n de 36 art¨ªculos y reportajes- De T¨¢nger al Nilo. Cr¨®nica del norte de ?frica (Los Libros de la Catarata. Madrid, 2011. 232 p¨¢ginas. 18 euros). www.javiervalenzuela.es.
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