"No hay hombres de repuesto"
Dec¨ªa el pensador italiano Franco Volpi que el hombre contempor¨¢neo est¨¢ ya, de antemano y en cualquier caso, sometido a las coacciones de la t¨¦cnica, y que intentar escudarse frente a esa situaci¨®n en el humanismo tradicional s¨®lo indica impotencia y deseo de evadirse de la realidad, pues ninguna ¨¦tica de este tiempo puede sobrepasar la condici¨®n de homil¨ªa. La obra de G¨¹nther Anders (1902-1992), un jud¨ªo polaco que practic¨® todos los g¨¦neros literarios y que se hizo c¨¦lebre por sus posiciones te¨®ricas en el movimiento pacifista en la ¨¦poca de la estrategia de disuasi¨®n termonuclear, constituye toda ella un intento de sublevarse contra esa fatalidad del advenimiento del nihilismo cumplido, odioso hu¨¦sped de la historia europea al que Nietzsche y Heidegger concedieron la carta de ciudadan¨ªa occidental y que desde entonces se ha hecho fuerte entre nosotros. Y precisamente porque esa omnipresencia del nihilismo toma cuerpo merced a la tiran¨ªa de los imperativos t¨¦cnicos, la forma que toma el esfuerzo de Anders por pensar las bases te¨®ricas de una posible resistencia a ese estado de cosas es la de la elaboraci¨®n de una antropolog¨ªa (podr¨ªamos decir "antropolog¨ªa filos¨®fica", emulaci¨®n de El lugar del hombre en el universo de Scheler, tantas veces considerado fundador del g¨¦nero); pero tendr¨ªa que tratarse precisamente de una antropolog¨ªa apropiada a esta dominaci¨®n universal de la t¨¦cnica que han afianzado las sucesivas revoluciones industriales. Al servicio de este objetivo pone Anders todos sus recursos expresivos, que son muchos y muy agudos, desde el sentido del humor hasta la capacidad para la exhortaci¨®n, escribiendo una obra cuya indiscutible unidad se sostiene sobre una variedad de g¨¦neros sabiamente dosificados y entremezclados en sus p¨¢ginas: a ratos summa escol¨¢stica, con sus objeciones y respuestas, a ratos diario personal de viajes, a ratos anecdotario ejemplar o epistolario moral, y de vez en cuando obra de ficci¨®n que extrae efectos de verdad de personajes y territorios fant¨¢sticos. Y siempre en lucha con el t¨®pico que sus cr¨ªticos enarbolan contra ¨¦l: la exageraci¨®n, mostrando por doquier que es el mundo mismo el que exagera sin cesar para disimular su vanidad.
La obsolescencia del hombre
Sobre el alma en la ¨¦poca de la segunda revoluci¨®n industrial (volumen I). Sobre la destrucci¨®n de la vida en la ¨¦poca de la tercera revoluci¨®n industrial (volumen II)
G¨¹nther Anders
Traducci¨®n de Josep Monter P¨¦rez
Pre-Textos. Valencia, 2011
312 y 428 p¨¢ginas. 25 / 35 euros
Anders se propone mostrar por qu¨¦ nos hemos vuelto ciegos al apocalipsis que protagonizamos
Mientras que los principales argumentos de la cr¨ªtica de la t¨¦cnica que se hab¨ªan desarrollado antes de que Anders escribiese La obsolescencia del hombre alud¨ªan a la "cosificaci¨®n" de la vida humana y a la "serialidad" de la producci¨®n en masa, Anders centra su ensayo, desde el principio, en esta idea del hombre que se experimenta a s¨ª mismo como "anticuado" y peque?o frente a los aparatos t¨¦cnicos, que se presentan como los aut¨¦nticamente "bien dotados" y que le hacen avergonzarse de su humanidad: "No hay hombres de repuesto", escuchamos decir a un enfermo terminal en un asilo para desahuciados, y se lo escuchamos decir como sonrojado porque en la era de la t¨¦cnica no se haya inventado a¨²n nada definitivo contra la caducidad de la existencia humana. Este sentimiento de verg¨¹enza, dado que no podemos sentir verg¨¹enza sino ante una mirada ajena, nos indica que ahora son las cosas, las m¨¢quinas, quienes nos miran. El hombre moderno desear¨ªa ser s¨®lo un engranaje, deber¨ªa ser s¨®lo eso, pero misteriosa y tr¨¢gicamente a¨²n no est¨¢ del todo adaptado a la explotaci¨®n mec¨¢nica, y eso es lo que le abochorna, su propia humanidad residual. Por eso, amedrentado y fascinado por el mundo de la producci¨®n, el hombre "decide" pasarse a la condici¨®n de producto, y la llamada "ingenier¨ªa humana" (human engineering), fisiot¨¦cnica y rob¨®tica, le suministra el modo de fragmentar su conocimiento en habilidades subhumanas que subsisten mec¨¢nicamente con independencia de la totalidad de la que proceden. Y esta eliminaci¨®n t¨¦cnica de la humanidad es completamente coherente con la aparici¨®n de la bomba nuclear, puesto que ella muestra mejor que ning¨²n otro dispositivo el car¨¢cter prescindible de la humanidad. En estas circunstancias, Anders se propone con su antropolog¨ªa mostrar a sus lectores por qu¨¦ nos hemos vuelto ciegos al apocalipsis que protagonizamos, y en qu¨¦ condiciones podr¨ªamos recuperar el papel de agentes hist¨®ricos que la ilusi¨®n de un mundo sin muerte nos oculta d¨ªa tras d¨ªa.
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