Pliegues, repliegues y despliegues
Empecemos por el comentario de la obra titulada A Philip Guston II (2008), de aluminio magnesio, 162¡Á260¡Á135, donde la escultora Susana Solano (Barcelona, 1946) no s¨®lo rinde un homenaje al gran pintor estadounidense que se atrevi¨® a dar un giro a su trayectoria a los 57 a?os, en 1980, sino que abre un nuevo campo de investigaci¨®n espacial en su propia evoluci¨®n tan bien urdida a lo largo de 30 a?os. Aunque el "cambio" de Guston, que en su momento tanto escandaliz¨® a los cr¨ªticos de su pa¨ªs, lo fue, sobre todo, de "perspectiva", pues preserv¨® la misma gama crom¨¢tica y el mismo p¨¢lpito gestual, equivalentes ambos a una misma intensidad dram¨¢tica, el nuevo desarrollo dado por Susana Solano a su indagaci¨®n tampoco ha quebrado nada esencial en sus coordenadas escult¨®ricas, originalmente fraguadas a partir del posminimalismo. Pues la pieza en cuesti¨®n est¨¢ formada por chapas recortadas de aluminio, que se pliegan y superponen, la superficie de dos de las cuales es lisa, aunque con una p¨¢tina de grisura opalescente, mientras que la tercera tiene la placa horadada por diversas incisiones. He aqu¨ª, pues, trozos fragmentados, superpuestos y plegados, que toman posiciones entre el suelo y la pared, formando angulaciones rectas u oblicuas, cuyas diferentes respectivas superficies se apropian y reflectan la luz ambiental de una manera diversa, lo que concede al conjunto algo de paisaje. Pero hay m¨¢s, y ese m¨¢s quiz¨¢s nos vuelve a remitir al Guston ¨²ltimo, porque el recorte de estas planchas posee un cariz biom¨®rfico.
Susana Solano
Artefactos
Galer¨ªa Distrito 4
Conde de Aranda, 4. Madrid
Hasta el 12 de marzo
De manera muy sint¨¦tica y, por supuesto, reductora, esta descripci¨®n abre, sin embargo, con claridad lo que ahora nos ofrece Susana Solano en la presente exposici¨®n, donde ha reunido 29 obras, 18 de las cuales son unos maravillosamente delicados, desde el punto de vista sensible y conceptual, dibujos. Pero lo abre, hay que subrayarlo, hacia delante y hacia atr¨¢s, raz¨®n por la que antes califiqu¨¦ su trayectoria de muy bien urdida, o, si se quiere, muy coherente. En este sentido, aunque la obra actualmente exhibida est¨¢ fechada en su mayor¨ªa en los dos ¨²ltimos a?os, hay intencionadamente emplazadas algunas piezas de referencia de cronolog¨ªa anterior. Y es que las piezas se pliegan gracias a los repliegues de la experiencia de su autora. En medio del conjunto, eso s¨ª, est¨¢ elegantemente tumbada la rotunda y monumental escultura titulada Baalbek I (2008), de acero inoxidable, de 130¡Á292¡Á210, copa o flor¨®n gigantescos como dispuesto a rodar, pero es otra historia.
La corriente principal es la de los recortes y los plegados con su reflectante aura luminosa y su contextura biom¨®rfica. Instalado en una esquina, y por la altura, repiquetea el dibujo, de trazos emplomados, titulado Reflejo (2010- 2011), que sobrevuela el espacio como la firma significativa de su autora, que as¨ª "explica" en negativo, y de la manera m¨¢s sutil, las m¨¢s pesantes piezas que retrepan desde el suelo. Entre ellas est¨¢n imponentes esculturas, como las tituladas Lo visible I (2009-2010), Lo visible III (2010) o La negaci¨®n I (2010), las tres de aluminio magnesio y gran formato, que despliegan coralmente las posibilidades anunciadas por A Philip Guston antes comentada. En cualquier caso, en absoluto es posible perder de vista los dibujos, todos ellos impregnados por el mismo esp¨ªritu. ?C¨®mo definirlo? Para m¨ª, es una reflexi¨®n po¨¦tica sobre el espacio sin hurtar ninguno de sus elementos esenciales, empezando por el que lo es m¨¢s: la luz. Esto es lo que otorga al conjunto trabaz¨®n, pero tambi¨¦n un dinamismo transitivo, especular, metam¨®rfico, que hace circular y conjuga los dentros y los fueras del espacio, su intimidad y su ilimitada proyecci¨®n. Son piezas construidas, en efecto, desde la vida, vitales. Atraviesan todos los g¨¦neros: son figuras, son bodegones, son paisajes. ?Qu¨¦ bien!
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