Da?os colaterales
Las tensiones pol¨ªticas en el norte de ?frica expresan los deseos de libertad en sociedades controladas por dictaduras apenas encubiertas. Esta corriente principal, muy laudable, tiene efectos secundarios. Para la econom¨ªa espa?ola, las convulsiones pol¨ªticas tienen varios tipos de efectos. Por una parte, empresas espa?olas tienen negocios e inversiones en la zona. El caso m¨¢s evidente, pero no el ¨²nico, es el de Repsol en Libia. La compa?¨ªa ha repatriado a los empleados espa?oles y el pa¨ªs ha cerrado ya una cuarta parte de su producci¨®n petrolera. Esta decisi¨®n causar¨¢ una p¨¦rdida cuantificable de ingresos, te¨®ricamente cubierta con las cl¨¢usulas de reparaci¨®n. La experiencia demuestra que el pago de tales cl¨¢usulas est¨¢n sujetas a decisiones pol¨ªticas tomadas despu¨¦s de la estabilizaci¨®n de los pa¨ªses que, hay que confiar en ello, deber¨ªan concluir en procesos de democratizaci¨®n. El caso de Repsol es un ejemplo de lo que sucede o puede suceder con otras compa?¨ªas espa?olas en T¨²nez, Egipto o Argelia, con distintos grados de intensidad.
Espa?a no mantiene con la zona real o potencialmente conflictiva un volumen excesivo de intercambios comerciales (aproximadamente el 6% de las exportaciones totales y el 8% de las importaciones) ni un volumen significativo de inversiones directas. Pero es la concentraci¨®n de las compras en petr¨®leo y gas las que subrayan la vulnerabilidad ante una prolongaci¨®n de las tensiones. La dependencia de las compras espa?olas de crudo a Libia -donde el conflicto es sangriento debido a la vesania de Gadafi- es limitada; supone el 13% del consumo de petr¨®leo ("perfectamente sustituible", asegura el ministro Sebasti¨¢n) o el 25% de gas. Lo preocupante es el riesgo de extensi¨®n de los conflictos a otros pa¨ªses, lo que puede penalizar el tibio crecimiento de nuestra econom¨ªa. La dependencia del gas argelino, por ejemplo, es mucho m¨¢s inquietante.
El segundo problema para Espa?a y para Europa es la elevaci¨®n de los precios del crudo y del gas. Una subida sostenida del precio del petr¨®leo significa una p¨¦rdida muy importante de rentas (la conocida transferencia desde los pa¨ªses consumidores a los productores) que, en el caso de Espa?a, est¨¢ calculada en unos 6.000 millones de aumento del coste por cada diez d¨®lares de encarecimiento del barril. Por encima de 120 d¨®lares, la factura petrolera en una fase de convalecencia recesiva puede convertirse en insostenible para algunos pa¨ªses. Si la recuperaci¨®n econ¨®mica espa?ola ya es lenta, el encarecimiento de las importaciones energ¨¦ticas puede retrasarla todav¨ªa m¨¢s.
El impacto sobre la inflaci¨®n puede tener consecuencias m¨¢s graves si cabe. Como es l¨®gico, no ser¨¢ la espa?ola la ¨²nica econom¨ªa que sufra las consecuencias adversas de esta crisis de nuevo cu?o. El aumento en el precio del petr¨®leo, del gas y otras materias primas, la volatilidad de algunas variables financieras o la intensificaci¨®n de los flujos migratorios, impactar¨¢ sobre todas las econom¨ªas, desde luego sobre las de la eurozona, con inversiones significativas en la regi¨®n hoy m¨¢s conflictiva. Si, como parece previsible, el repunte en la inflaci¨®n es com¨²n a las econom¨ªas de la eurozona, el Banco Central Europeo podr¨ªa caer en la tentaci¨®n de transformar su ret¨®rica antiinflacionista en subidas prematuras de tipos de inter¨¦s. Un encarecimiento del dinero frustrar¨ªa cualquier expectativa de recuperaci¨®n en 2012.
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