La salida de los t¨¦cnicos extranjeros hace imposible la actividad petrolera
Los rebeldes controlan el grueso del sector pero no pueden sacarle provecho
"No estamos acostumbrados a tratar con periodistas", afirma Yusef Gherryo, director de ingenier¨ªa de Arabian Gulf Oil Company (Agoco) -filial de la petrolera estatal libia, la National Oil Company (NOC)- en la sede de la compa?¨ªa en Bengasi, la capital de la rebeli¨®n, una ciudad en la que mucha gente nunca hab¨ªa visto en vivo a un extranjero. No hay duda del bando al que se han sumado los gestores de Agoco. Las sonrisas de algunos de sus directivos son expresivas. Ans¨ªan que la revuelta triunfe y que se constituya cuanto antes una nueva autoridad, aunque para ello habr¨¢ que esperar a que Muamar el Gadafi se rinda o sea destronado. Porque el alzamiento del 17 de febrero contra el dictador ha provocado una dr¨¢stica reducci¨®n de la producci¨®n de crudo, las exportaciones est¨¢n casi paralizadas y el pa¨ªs no ingresa un euro. Una sangr¨ªa descomunal para un Estado que recauda entre el 75% y el 90% de sus recursos financieros de las ventas al exterior del oro negro.
Las instalaciones petrol¨ªferas est¨¢n protegidas por j¨®venes armados
Calculando el precio del barril a 100 d¨®lares, Libia est¨¢ perdiendo 100 millones de d¨®lares cada d¨ªa. Y Agoco sufre como ninguna otra empresa: un tercio de esa cantidad les corresponde. Los datos que ofrece Gherryo son esclarecedores. "La producci¨®n se ha hundido hasta los 600.000 barriles diarios, cuando hace unas semanas se extra¨ªan m¨¢s de 1,6 millones", el 2% de la producci¨®n mundial, de los que el 90% se venden en los mercados internacionales. Agoco, que extrae alrededor de un tercio del crudo libio -casi medio mill¨®n de barriles al d¨ªa en circunstancias normales-, solo genera ahora 130.000.
La mayor¨ªa de sus ocho yacimientos, entre ellos el de Sarir, el quinto mayor del mundo, se ubican en el este del pa¨ªs, donde se produc¨ªan 1,2 millones del total. El 75% de las reservas est¨¢n en manos de unos rebeldes que esperan transformarse en Gobierno para hacerse cargo del man¨¢ de Libia. Un man¨¢ que ahora no llueve sobre el pa¨ªs magreb¨ª, que comienza a padecer el desabastecimiento de productos esenciales. Las cuentas libias en el extranjero est¨¢n congeladas y las transferencias se han detenido.
La direcci¨®n de Agoco ni pretende, ni tal vez est¨¦ en disposici¨®n de dar marcha atr¨¢s. Ha roto v¨ªnculos con la National Oil Company, el organismo oficial que recib¨ªa los ingresos petroleros para deleite de Gadafi. Pero Gherryo est¨¢ convencido de que el flujo de d¨®lares se reanudar¨¢ a no mucho tardar. "Ahora hay incertidumbre, pero el dinero deber¨ªa ir a las cuentas del nuevo Gobierno. Creemos que los ingresos est¨¢n seguros y esperamos que la comunidad internacional entregue los fondos cuando se constituyan nuevas autoridades. Aunque eso tomar¨¢ d¨ªas o semanas. Pero, claro, ahora no recibimos nada".
No cabe duda de que el terremoto pol¨ªtico y militar que vive Libia, que atesora las mayores reservas de crudo de ?frica -44.000 millones de barriles probados, el 3,34% de las reservas mundiales- tendr¨¢ efectos duraderos en la industria petrolera. Estaban en marcha nuevas exploraciones de yacimientos y gas, pero para eso s¨ª que resulta imprescindible el retorno de los ingenieros y t¨¦cnicos extranjeros. "Ahora es imprescindible que las instalaciones sigan funcionando aunque sea a un ritmo bajo. Si se detiene la producci¨®n, reiniciarla es laborioso y costoso. Nuestra compa?¨ªa tiene 5.800 trabajadores, y solo el 4% son t¨¦cnicos extranjeros", comenta Gherryo. Pero son cruciales. "Son media docena las empresas extranjeras encargadas de los trabajos de log¨ªstica y mantenimiento, y a medio plazo necesitamos a esos expertos de India, Canad¨¢, Turqu¨ªa, Reino Unido, Austria... para los nuevos proyectos de desarrollo", a?ade.
La exploraci¨®n comenz¨® en Libia en 1955 y las exportaciones en 1961. Las sanciones impuestas al r¨¦gimen de Gadafi en 1992 por el atentado a¨¦reo de Lockerbie en 1988, levantadas en 2003, provocaron un enorme declive del sector del que se recuper¨® tras la reconciliaci¨®n de Gadafi con Occidente. En 2006 ya marchaba todo viento en popa. La ¨¦poca de vacas gordas ha durado cuatro a?os.
La italiana ENI; la hispano-argentina Repsol-YPF; las estadounidenses Exxon y Occidental, y la francesa Total, entre otras, han suspendido gran parte de sus operaciones. El comp¨¢s de espera se impone. Tambi¨¦n para los mayores clientes del crudo y gas libios: Italia, Francia, Alemania y Espa?a. Muestra del caos que reina en el sector petrolero es que "algunas instalaciones importantes est¨¢n protegidas por chavales armados", advierte el directivo de Agoco.
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