M¨¢s uni¨®n econ¨®mica
Casi un a?o despu¨¦s de su aparici¨®n, la crisis de la deuda p¨²blica en la eurozona sigue denunciando la asimetr¨ªa existente entre las econom¨ªas que comparten moneda. La uni¨®n monetaria es completa, pero la uni¨®n econ¨®mica est¨¢ apenas enunciada y revela sus carencias; entre otros aspectos, a trav¨¦s de un insuficiente grado de coordinaci¨®n fiscal. Ese pecado original con el que naci¨® la uni¨®n monetaria no solo no se ha reducido en estos doce a?os, sino que ha agudizado su significaci¨®n y trascendencia. La particularizaci¨®n en la eurozona de la crisis de los mercados de deuda soberana es, en gran medida, una consecuencia de la ausencia de gobernaci¨®n econ¨®mica en el seno del ¨¢rea monetaria com¨²n. La falta de respuesta diligente y con la contundencia necesaria a los movimientos en esos mercados, no siempre eficientes en sus mecanismos de fijaci¨®n de precios, est¨¢ suponiendo graves p¨¦rdidas de bienestar para los ciudadanos de la eurozona.
La constituci¨®n de la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FEEF) no est¨¢ resultando suficientemente disuasoria para contrarrestar esas presiones vendedoras, no siempre fundamentadas. Se necesita una mayor dotaci¨®n y una m¨¢s amplia versatilidad operativa: la primera es necesaria para disuadir movimientos especulativos penalizadores de la deuda p¨²blica de pa¨ªses sin un excesivo deterioro de las finanzas p¨²blicas. La flexibilidad es necesaria para, adem¨¢s de ayudar a los Tesoros, destinar esos fondos a la eventual compra de bonos p¨²blicos en el mercado secundario, con el fin de impedir repuntes en los tipos de inter¨¦s. Uno de los pa¨ªses que probablemente se beneficiaria de una decisi¨®n tal ser¨ªa Espa?a.
Nuestra deuda p¨²blica es inferior al promedio europeo, pero se asume que si Portugal acaba siendo objeto de rescate ser¨¢ dif¨ªcil conseguir la diferenciaci¨®n suficiente. El problema es la presunci¨®n cada d¨ªa m¨¢s extendida de que, en ausencia de crecimiento econ¨®mico y reducci¨®n del paro, la deuda privada, la mantenida con el sistema bancario, puede acabar haci¨¦ndose p¨²blica. Por eso es necesario articular un mecanismo de coordinaci¨®n entre los pa¨ªses suficientemente cre¨ªble para los operadores en los mercados de bonos. La disposici¨®n de las autoridades alemanas a respaldar mecanismos de apoyo a los Gobiernos amenazados es ahora m¨¢s importante que la precipitada sucesi¨®n de ofertas reformistas, no siempre suficientemente maduradas y en muchos casos penalizadoras del crecimiento econ¨®mico.
Para una mayor eficacia de esos mecanismos defensivos es necesario acelerar la transici¨®n a mayores niveles de gobierno com¨²n en la eurozona. La propuesta del Pacto de Competitividad de las autoridades alemanas va en esa direcci¨®n. No es una soluci¨®n concreta y puntual a la crisis de la deuda, pero s¨ª es la condici¨®n de la sociedad alemana, no solo de su Gobierno, a la aportaci¨®n de fondos o avales p¨²blicos alemanes para la soluci¨®n de problema com¨²n. Ese pacto, si se articula correctamente, no solo no deber¨ªa generar cautelas asociadas a la p¨¦rdida de soberan¨ªa nacional, sino que deber¨ªa contemplarse como el primer paso hacia la completa uni¨®n econ¨®mica. Objetar esos compromisos de convergencia real, de productividad y competitividad, ser¨ªa equivalente a volver a dar p¨¢bulo a la fragmentaci¨®n o segmentaci¨®n de la eurozona. -
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