Arabia Saud¨ª libera a un prominente cl¨¦rigo chi¨ª para aplacar las protestas
Las autoridades detienen a 20 personas por las manifestaciones en el este
Las autoridades de Arabia Saud¨ª quieren acabar con las protestas chi¨ªes antes de que se extiendan. Por un lado han reforzado el control policial y de la prensa extranjera. Por otro, ayer trataron de rebajar la tensi¨®n dejando en libertad al jeque Tawfiq al Amer, cuya detenci¨®n hace una semana dio lugar a varias manifestaciones. Seg¨²n defensores de los derechos humanos en la Provincia Oriental, una veintena de personas est¨¢n detenidas por haber participado en ellas y los guardias del palacio del gobernador golpearon con palos el s¨¢bado a un grupo de mujeres que ped¨ªa la liberaci¨®n de sus familiares encarcelados.
"Es una buena noticia", admit¨ªa un activista nada m¨¢s conocer que el jeque Tawfiq se encontraba en libertad y se dirig¨ªa a su domicilio de Hofuf. Ese cl¨¦rigo chi¨ª fue detenido el domingo 27 de febrero tras haber defendido la monarqu¨ªa constitucional en su ¨²ltimo serm¨®n. Aunque los chi¨ªes apenas suponen entre un 10% y un 15% de la poblaci¨®n saud¨ª, son mayoritarios en la Provincia Oriental. El gesto va a apaciguar sin duda a los chi¨ªes de Hofuf, pero en Qatif y otras localidades los ¨¢nimos se han exacerbado con las detenciones y el incidente de las mujeres en el palacio del gobernador.
Apaleado un grupo de mujeres que ped¨ªan la liberaci¨®n de sus familiares
El Consejo de Ulemas respalda la prohibici¨®n de toda manifestaci¨®n
Varias decenas de esposas y familiares de los llamados "presos olvidados" acudieron el s¨¢bado a la oficina del pr¨ªncipe Mohamed Bin Fahd, para solicitar la liberaci¨®n de sus seres queridos. Los nueve fueron encarcelados a ra¨ªz de un ataque contra una base estadounidense en Al Jobar en 1996 -en el que murieron 19 soldados norteamericanos- y a¨²n no han sido juzgados. Al parecer, un funcionario prometi¨® a las mujeres una cita con el gobernador provincial, hijo del fallecido rey Fahd. Sin embargo, una vez all¨ª, este se neg¨® a recibirlas y pidi¨® la intervenci¨®n de los guardias.
"Mohamed Bin Fahd orden¨® a las fuerzas de seguridad que nos golpearan y se fue", declar¨® la esposa de uno de los presos a Rasid, una web sobre asuntos chi¨ªes. Otra de las mujeres asegur¨® que el pr¨ªncipe les amenaz¨® y les dijo: "Dad gracias a nuestro se?or de que no les hayamos ejecutado". Seg¨²n las mujeres, los agentes les rodearon y golpearon con palos hasta que salieron del edificio. Una vez fuera, volvieron a corear esl¨®ganes a favor de la libertad de sus familiares y las fuerzas especiales golpearon de nuevo a las mujeres.
"En nuestra cultura, la ofensa a una mujer es imperdonable; que haya sido el propio gobernador quien haya ordenado el ataque, va a traer cola", estimaba un activista.
El incidente se suma al de los detenidos en las protestas. "Hay 20 identificados; la lista est¨¢ en Internet", informaba la misma fuente. Seg¨²n la web Rasid.com, los detenidos tienen entre 21 y 53 a?os. Con anterioridad, Ibrahim al Mugaiteeb, presidente de Human Rights First, hab¨ªa cifrado en 26 las detenciones. "Veintid¨®s tuvieron lugar el jueves y cuatro m¨¢s el viernes", explic¨® a este diario. Seg¨²n Al Mugaiteeb, cuya asociaci¨®n no est¨¢ autorizada, todos fueron detenidos en Qatif.
Quince defensores de los derechos humanos han difundido un comunicado en el que expresan su "preocupaci¨®n por las detenciones y el acoso que afrontan quienes participan en las protestas". Aseguran que "esas pr¨¢cticas contradicen el derecho de asociaci¨®n pac¨ªfico al que el reino se ha comprometido en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU".
El Ministerio del Interior record¨® de forma tajante el d¨ªa anterior que en el reino est¨¢ prohibida cualquier tipo de manifestaci¨®n y que la polic¨ªa va a tomar todas las medidas a su alcance para impedirlas. El Consejo de Ulemas, por su parte, respald¨® ayer esa medida.
Durante las dos ¨²ltimas semanas, los chi¨ªes saud¨ªes han llevado a cabo peque?as manifestaciones casi a diario para pedir la liberaci¨®n de los "presos olvidados".
Aunque no demasiado concurridas, las movilizaciones han atra¨ªdo la atenci¨®n tanto dentro como fuera de este pa¨ªs, donde la sola idea de expresar la m¨ªnima disensi¨®n en p¨²blico est¨¢ considerada anatema. Varios activistas de derechos humanos han recibido llamadas aconsej¨¢ndoles no hablar con los periodistas extranjeros.
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