Libro
Como un n¨¢ufrago que se agarra a una tabla flotante aun sin saber si ser¨¢ la de su salvaci¨®n o la que prolongue cruelmente su agon¨ªa, as¨ª se nos presenta George Steiner (1929) en su ensayo titulado El silencio de los libros (Siruela), cuya traducci¨®n espa?ola acaba de publicarse junto con otro de Michel Cr¨¦pu (?tampes, 1954), que se titula Ese vicio todav¨ªa impune, formando ambos parte de un mismo libro. La edici¨®n original conjunta de estos dos escritos es de 2006, pero el segundo es una continuaci¨®n o r¨¦plica del primero, un dato interesante, porque, abordando un mismo tema, Cr¨¦pu es un cuarto de siglo m¨¢s joven que Steiner.
?Dos n¨¢ufragos, as¨ª, pues, tratando de solventar un mismo apuro y compartiendo un mismo tabl¨®n de incierto destino? Esa tabla de salvaci¨®n o de perdici¨®n que les mantiene eventualmente a flote es, en todo caso, el libro, un artefacto material que ha servido como soporte de la memoria humana escrita durante unos pocos miles de a?os. Si pensamos que las pinturas de la cueva prehist¨®rica de Chauvet datan de unos 32.000 a?os antes de Cristo, el libro es comparativamente un invento muy reciente, pero el dibujo, el canto, la danza y la palabra nos remiten, como quien dice, a la noche de los tiempos, a ese momento hist¨®rico indeterminado en que el hombre hall¨® su identidad en el lenguaje.
?Por qu¨¦ entonces ese empe?o por tomar como tabla de salvaci¨®n a un libro, que no deja de ser un pecio m¨¢s entre los m¨²ltiples recursos empleados por el hombre para recordar? Quiz¨¢ porque, y¨¦ndonos la vida en ello -en la memoria-, ninguno de los archivos empleados est¨¢ de m¨¢s. Y no est¨¢ de m¨¢s no s¨®lo por la informaci¨®n que recoge, sino porque cada archivo, cada forma de atesorar los recuerdos, representa un modo de ser y un modelo de conciencia. En este sentido, ahora que parece amenazada la supervivencia del libro por otros medios m¨¢s rentables de acumular y usar la informaci¨®n, Steiner y Cr¨¦pu meditan sobre las consecuencias antropol¨®gicas de su hipot¨¦tica p¨¦rdida, que es, sobre todo, la p¨¦rdida de, en efecto, una forma de ser; esto es: una forma de vivir, de pensar y, por encima de todo, una forma de recordar. Una forma, por consiguiente, de reflexionar, ese atributo humano de crearse un intervalo -de darse una pausa, construirse un espacio- en la inexorable carrera temporal hacia la muerte.
Tiznada su frente con el signo de la caducidad, todos los productos del hombre son asimismo fr¨¢giles y perecederos. La propia aparici¨®n hist¨®rica del libro ya anunci¨® su final. Pero no hay que equivocar el final de alguien o de algo con su fin, porque ¨¦ste, termine o no termine, es siempre proyectivo. El hombre muere, pero no es ¨¦se su proyecto. Su aut¨¦ntico proyecto es vivir, y vivir m¨¢s all¨¢ de su final material, m¨¢s all¨¢ de la muerte; o sea: recordar y ser recordado. No simplemente durar m¨¢s, sino revivir, que es vivir m¨¢s intensa, m¨¢s profundamente. Steiner nos recuerda el adagio cl¨¢sico que entroniza a la memoria como "madre de las musas". No hay, por tanto, m¨¢s arte que el de la memoria, que no retiene sino la celebraci¨®n de la humanidad por el hombre, ese ser fr¨¢gil que supo proyectarse m¨¢s all¨¢ del propio final. ?C¨®mo entonces ese n¨¢ufrago puede mantenerse a flote despreciando su tabla de salvaci¨®n?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.