Obama mantiene su gira latinoamericana pese a la crisis

El viaje de Barack Obama a Am¨¦rica Latina, que comienza ma?ana, est¨¢ pendiente de la suerte de la central nuclear de Fukushima. Fuentes de la Administraci¨®n confirmaron ayer a EL PA?S que "los planes siguen en marcha", pero las dudas hasta el ¨²ltimo momento son el reflejo del riesgo que el presidente norteamericano asume al embarcarse en esta misi¨®n en un momento de gran convulsi¨®n en otras partes del mundo.

La Casa Blanca es sensible a las cr¨ªticas de que no ha prestado hasta ahora la debida atenci¨®n a sus vecinos del sur y se ha esforzado por mantener la gira, pese a todos los inconvenientes, para no provocar una decepci¨®n que podr¨ªa da?ar a¨²n m¨¢s la influencia norteamericana en el continente. En el pasado, Obama suspendi¨® en dos ocasiones otros viajes a Indonesia y Australia. Solo una cat¨¢strofe nuclear en Jap¨®n podr¨ªa justificar ahora un aplazamiento.

As¨ª pues, aunque sea con retraso y en circunstancias precarias, el presidente estadounidense trata de recuperar el papel protagonista de su pa¨ªs en una regi¨®n que vive una nueva ¨¦poca de prosperidad y que est¨¢ atrayendo como nunca la atenci¨®n del mundo.

El viaje incluye escalas en Brasil, Chile y El Salvador, tres pa¨ªses que representan distintas apuestas de la Administraci¨®n estadounidense: la colaboraci¨®n con una potencia emergente, la certificaci¨®n de una democracia estable y el respaldo a un joven Gobierno de izquierdas que trata de superar el pasado.

"El prop¨®sito es subrayar lo que es necesario hacer para abrir una nueva era de relaciones con la regi¨®n", afirma una fuente oficial norteamericana. La Administraci¨®n ha bautizado esta iniciativa como una "nueva Alianza para el Progreso", rememorando la propuesta que el presidente John Kennedy formul¨® hace exactamente medio siglo.

Tras ese t¨ªtulo se recoge el prop¨®sito de superar viejos debates ideol¨®gicos y concentrar los esfuerzos en los asuntos que proyecten al continente americano hacia el futuro: el comercio, la educaci¨®n, el desarrollo de energ¨ªas alternativas o la seguridad ciudadana. "M¨¢s que abrir un debate sobre el pasado, Obama quiere hablar de los retos de hoy", asegura la fuente citada.

El trato entre EE UU y Am¨¦rica Latina est¨¢ hist¨®ricamente sobrecargado de ret¨®rica, de promesas incumplidas y de actuaciones bruscas. Se puede decir que es una relaci¨®n de amor-odio en la que, alternativamente, se impone uno o el otro. En estos momentos, prevalece el amor. M¨¢s de un 75% de los latinoamericanos tienen actualmente una opini¨®n positiva de EE UU y un n¨²mero a¨²n mayor simpatiza con Obama, seg¨²n un informe del instituto Pew.

Pese a eso, Am¨¦rica Latina necesita hoy mucho menos a su gran vecino del norte. De hecho, su progreso actual -con tasas de crecimiento econ¨®mico superiores al 7%- se ha producido en el periodo en que EE UU ha estado m¨¢s ausente y en el que los pa¨ªses del ¨¢rea han buscado con m¨¢s inter¨¦s otros socios, especialmente China. El intercambio comercial entre Latinoam¨¦rica y China pas¨® de 15.000 millones de d¨®lares en 2001 a 140.000 millones en 2009, acerc¨¢ndose a los 500.000 millones con EE UU.

Aunque la fuente oficial estadounidense asegura que "no vemos la presencia de China como una competencia en la que solo uno tenga que ganar", este viaje responde en gran medida a la necesidad de contrapesar esa presencia.