Rafael Azcona regresa a Logro?o
La prosa del guionista 'vuelve' a su pueblo con el rodaje de 'Los muertos no se tocan, nene' - El texto que dej¨® incompleto cierra la trilog¨ªa de 'El pisito' y 'El cochecito'
Una vez le preguntaron a Rafael Azcona, el m¨¢s importante guionista espa?ol del siglo XX, si no se iba de vacaciones. Exclam¨®:
-?Si ya me fui de Logro?o!
Se hab¨ªa ido de Logro?o, a Madrid, en los a?os oscuros de los caf¨¦s baratos; estuvo en Ibiza, en los a?os de la bohemia; y en Italia, con su amigo Marco Ferreri, que le meti¨® en el cine.
Pero no dej¨® Logro?o; ah¨ª est¨¢n algunas de sus historias, como Los muertos no se tocan, nene, que ocurre en los cincuenta. Es un trasunto de su autobiograf¨ªa. Es un adolescente que se enamora en la tupida ciudad de provincias que tambi¨¦n fue escenario de una memorable historia provinciana, Calle Mayor.
No se hab¨ªa podido hacer en cine; en la ¨¦poca, cuando ya Azcona era guionista, porque los militares lo hubieran fusilado. Y despu¨¦s porque Azcona estaba en otras cosas. Pero siempre con Logro?o en la cabeza.
Bernardo S¨¢nchez culmin¨® el guion y Jos¨¦ Luis Garc¨ªa S¨¢nchez la dirige
El estreno de la pel¨ªcula est¨¢ previsto para octubre en la ciudad riojana
Ahora esta historia por la que circulan la Iglesia, los militares, la muerte y los enamoramientos adolescentes ha vuelto a Logro?o, donde naci¨®. Lo ha hecho de la mano del cine tres a?os despu¨¦s de su muerte.
Jos¨¦ Luis Garc¨ªa S¨¢nchez, Bernardo S¨¢nchez y David Trueba recogieron sus ense?anzas de guionista y pusieron la obra en lenguaje cinematogr¨¢fico; Bernardo culmin¨® el guion y Garc¨ªa S¨¢nchez la dirige. Juan Gona, el productor, acept¨® el reto, y un hombre cuya luz es fundamental en la pel¨ªcula, Federico Ribes, director de fotograf¨ªa, es el encargado de convertir esta versi¨®n en un filme que nace para emparentarse con El pisito y El cochecito, otras dos novelas del logro?¨¦s que Ferreri llev¨® al cine. Como esos filmes, Los muertos no se tocan, nene se rueda en blanco y negro.
La atm¨®sfera del rodaje, cuyos exteriores terminaron de filmarse el jueves en Logro?o (los interiores se ruedan en Oviedo), es tambi¨¦n de pel¨ªcula en blanco y negro; cuando fuimos, los j¨®venes actores (Fabianito, que parece Azcona de chico; Elenita, la muchacha que se come un melocot¨®n cuya pipa guarda Fabianito como un fetiche) vest¨ªan los uniformes pacatos de la ¨¦poca; Abelarda, la criada, era la pizpireta que abr¨ªa y cerraba las puertas de la casa con el furor destemplado de las sirvientas hartas de servir, y la madre de Elenita esperaba su turno vestida con la toca que formaba parte del uniforme de las se?oras decentes...
Cada personaje de los que estaban ese d¨ªa en el rodaje tiene su nombre propio, claro. Abelarda es Mariola Fuentes, encargada del centenario que se muere ("y tambi¨¦n de cuidar de Fabianito, que tiene la hormona a flor de piel"); Fabianito es Airas Bispo, que ya ha hecho televisi¨®n, en Amar en tiempos revueltos y en Mulheres e maridos, para la televisi¨®n gallega; y Elenita es Julia de Blas, una estudiante riojana que ya saborea el melocot¨®n del cine como una posibilidad. A Airas lo acompa?a su padre y a Julia la acompa?a su madre. El chico es espabilado, como uno imagina que ser¨ªa Azcona a su edad en esta misma ciudad, y la muchacha resulta t¨ªmida hasta que descubres la picard¨ªa que guarda en su mirada.
Pero Bernardo S¨¢nchez ha aportado al reparto una novedad que junta esta pel¨ªcula en blanco y negro con otra que firmaron Ferreri y Azcona, El pisito. Es Celia Conde, cuyo nombre se habr¨¢ diluido, pero que, como el blanco y negro, resurge aqu¨ª como actriz que tiene en su memoria los a?os gloriosos de Ferreri y Azcona.
Celia conserva la frescura que la convirti¨® en una jovenc¨ªsima promesa del cine. La vida la atrajo luego a la familia, hasta que un d¨ªa Bernardo descubri¨® a aquella muchacha que hab¨ªa sido vedette en El pisito y que ahora es la madre de Elenita en esta versi¨®n de Los muertos no se tocan, nene. La colocaron frente a la c¨¢mara, "hice la primera toma, sali¨® bien, ?ni repet¨ª! ?Se ve que lo llevo en la sangre!".
El blanco y negro marca el rodaje, dice Ribes; aunque tambi¨¦n se podr¨¢ ver en color, esa es la textura que va a tener. No tendr¨¢ m¨²sica, sino la que se escucha de la radio, la que canta Abelarda..., "como le gustaba a Azcona que fuera el sonido de sus pel¨ªculas", dice Garc¨ªa S¨¢nchez. Pero hay una incorporaci¨®n que Bernardo y Jos¨¦ Luis hablaron en su d¨ªa con Rafael y que este consider¨® que era pertinente para esta versi¨®n que combina la ¨¦poca, ternura y sarcasmo.
Esa incorporaci¨®n es la de la tele. Se est¨¢ muriendo un bisabuelo a punto de ser centenario, su bisnieto "se enamora como un perro", y entra en la casa vieja donde viven, aman o est¨¢n hartos unos de otros..., el primer televisor, probablemente, que llega a Logro?o. El operario entra con el inmenso aparato: "Muy buenas, Pelayo Pozuelo, de Electro Tele... Vaya caras, ni que hubiera un entierro aqu¨ª". El hijo del finado: "Es que lo hay... Que se ha muerto... ?don Fabi¨¢n B¨ªgaro Perl¨¦..!". El operario, ante semejante contrariedad, quiere llevarse el aparato. "Ni hablar del peluqu¨ªn", dice la nuera del finado, "?si hace 15 d¨ªas que tienen el aviso!". La tele entra, se queda ante el muerto, y la nuera declara: "Desde ahora este ser¨¢ el saloncito de la tele, y cada vez que la veamos nos acordaremos de ¨¦l...".
Y ya es la tele la due?a del velatorio. Como de la vida misma... De esas paradojas estuvo hecho el humor de Azcona, y con ellas el maestro regresa a Logro?o, donde naci¨®. En octubre veremos en el cine Los muertos no se tocan, nene. El estreno ser¨¢ en Logro?o, c¨®mo no.
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