Don Juan 3? izquierda
Dicen, y poco cuesta creerlo, que la Guerra Civil espa?ola es el acontecimiento moderno que ha producido mayor cantidad de libros y atenci¨®n medi¨¢tica. Y eso que solo dur¨® tres a?os y fue seguida por la Mundial, que se llev¨® por delante millones de seres. La viv¨ª entera. Hab¨ªa cumplido 17 a?os, edad suficiente para observar, al menos, lo que ocurr¨ªa a mi alrededor. A estas alturas no he le¨ªdo una versi¨®n que coincidiera mayoritariamente con mis recuerdos y tengo a¨²n buena memoria. No presumo de conocimientos directos que no tuve y es conocida que la mayor desinformaci¨®n sobre una batalla es la que tiene el soldado de a pie, agarrotado por el miedo, el hambre, la incertidumbre y la ignorancia acerca del resultado.
No he le¨ªdo una versi¨®n que coincidiera mayoritariamente con mis recuerdos
De eso s¨ª tengo una nebulosa memoria, fijada en los meses pasados en el frente de Madrid -lado nacional- en una posici¨®n apoyada en la tapia de la Casa de Campo, sobre la carretera de Extremadura, una amplia calle del extrarradio. Me toc¨® la frustrada ofensiva enemiga y la visi¨®n lejana de combatientes, super¨¢ndonos por el flanco izquierdo, entre los que percib¨ª, con mis ojos, soldados ¨¢rabes busc¨¢ndonos las vueltas, que no pertenec¨ªan a los tabores de Regulares, mehallas franquistas. De este hecho he le¨ªdo muy poco.
Como voluntario tom¨¦ parte en la lucha un poco al estilo de los chistes de Gila, peripecia poco interesante. Voy a otro particular sobre el que se insiste en el error, sospecho hasta que pase a ser una verdad incontrovertible, para lo que falta poco. Y es la torcida informaci¨®n que se ofrece a la posteridad de sucesos cuya naturaleza intr¨ªnseca e hist¨®rica deber¨ªa estar fuera de toda duda. Tengo que citar a uno de los campeones de esta mistificaci¨®n, persona y compa?ero de profesi¨®n por quien siento admiraci¨®n y respeto: el que fue durante bastantes a?os director de La Vanguardia, residente y director general de la agencia Efe, de Gaceta Ilustrada y director de la Escuela de Periodismo. Un notable profesional demostrado y sustituto, en sus fervores mon¨¢rquicos, de otro buen periodista, Juli¨¢n Cort¨¦s Cavanillas, m¨¢s legitimista que el rey don Pelayo. Mi disconformidad se refiere al empe?o por encabezar una distorsi¨®n hist¨®rica, con bastantes adeptos, por defecto, que equivoca la historia.
Personalmente nada tengo que demostrar ni de qu¨¦ examinarme, en cuanto a pasado pol¨ªtico. La suerte hizo que encontrara una f¨®rmula exitosa profesional, con el semanario de sucesos El Caso, que me proporcion¨® la independencia m¨¢s cre¨ªble en nuestro pa¨ªs: gan¨¦ bastante dinero, lo que me puso al abrigo de claudicaciones a las que, a buen seguro, estaba dispuesto, para mantener a la familia. Fui, como Anson, como los hermanos Solana, como otra gente, alumno del colegio del Pilar, hasta quinto de Bachillerato. Algo, no en exclusiva, tuvo que ver en mi exclusi¨®n el extravagante gesto de comparecer en clase, tarde, dando un portazo, con una escarapela republicana en el jersey y el grito de "?viva la Rep¨²blica!" que vocifer¨¦, para chinchar al profesor de lat¨ªn. Ni era republicano, ni me interesaba ese r¨¦gimen pol¨ªtico, ni otros, dicho sea como referencia.
A este punto quer¨ªa llegar. Se trafica con la figura del rey, Alfonso XIII, del general Franco y del pretendiente, llamado en el semanario El cocodrilo don Juan 3? izquierda, tenido por unas docenas de seguidores como rey de derecho, leg¨ªtimo aspirante al trono, adversario declarado del dictador, etc¨¦tera. Entre los defectos de Franco, en aquellos tiempos, no estaba el de ser enemigo de la Monarqu¨ªa, pues ¨¦l mismo era ahijado de boda del Rey. A don Alfonso le ech¨® de Espa?a el resultado de unas elecciones municipales, en 1931, un pueblo que estaba hasta la gorra de ser esquilmado y mal gobernado. No le defendi¨® ni la Guardia Civil y sali¨® pitando, al volante de su autom¨®vil, abandonando el palacio por la salida del Campo del Moro. Una ley constituyente de la Rep¨²blica le priva de "paz jur¨ªdica", le embargan los bienes que no son privativos y dispone que cualquier espa?ol le detenga si es sorprendido en territorio nacional. Esa es la verdad, que se puede adjetivar como se quiera, pero resulta inamovible y no era necesario contarlo a la oreja. Franco, igual que la mayor¨ªa, el 18 de julio era republicano. Luego se hizo franquista. Lo dem¨¢s son cuentos.
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