Del amor como artefacto (?averiado?)
Durante bastante tiempo, el recurso a lo amoroso funcion¨® como un artefacto ideol¨®gico perfectamente engrasado. Por un lado, estaba claro que el amor ofrece al individuo la posibilidad de una experiencia extraordinaria, de una intensidad inusitada. Merced a la pasi¨®n amorosa, los enamorados siempre han cre¨ªdo acceder a dimensiones desconocidas de s¨ª mismos, conocer estratos de su ser que permanec¨ªan ocultos a su propia mirada, y de tales descubrimientos han extra¨ªdo la fuerza para enfrentarse a la realidad con una energ¨ªa y un valor impensables en circunstancias normales. Quien ama, dir¨ªa un castizo, est¨¢ dispuesto a ponerse el mundo por montera, a hacer saltar por los aires cualquier convenci¨®n, norma o costumbre, por m¨¢s arraigada en la tradici¨®n o en los usos establecidos que pudiera encontrarse.
Estamos a punto de quedarnos sin amor. Y nos lo van a arrebatar con el mismo argumento con el que nos lo arrebatan todo: en nombre de la libertad
Pero, por otro, ese caudal en apariencia irrefrenable de vida acababa, invariablemente y casi sin excepciones, discurriendo por un cauce institucional inequ¨ªvoco. En su exageraci¨®n t¨®pica, el "fueron felices y comieron perdices" se?alaba, con escaso disimulo, el signo de la operaci¨®n ideol¨®gica: hacer creer a los individuos que eran irrestrictamente libres (en algunos casos, incluso rabiosos impugnadores del orden existente) para mejor terminar someti¨¦ndolos a los designios preestablecidos. No hay duda de la eficacia de la operaci¨®n: con un candor digno de mejor causa, a lo largo de la historia los enamorados han insistido en la idea de que esa experiencia -casi tan vieja como la misma humanidad- con ellos adquir¨ªa una dimensi¨®n nueva, ins¨®lita, y que donde durante tanto tiempo hubo instrumentalizaci¨®n para el dominio y el control, ahora -siempre con ellos, tan candorosamente fundacionales, tan ingenuamente inaugurales- habr¨ªa oportunidad para edificar, de nueva planta, una realidad radicalmente otra. Cumpl¨ªan de este modo, sin saberlo, el diagn¨®stico que Spinoza dej¨® escrito en su ?tica: "Los hombres se equivocan al creerse libres, opini¨®n que obedece al solo hecho de que son conscientes de sus acciones e ignorantes de las causas que las determinan".
La cosa funcionaba sin mayores problemas mientras una robusta estructura social e institucional proporcionaba una eficaz cobertura a la operaci¨®n. Sin duda, hab¨ªa dentro del matrimonio mucha menos felicidad de la que se le hab¨ªa hecho creer a la gente pero, como contrapartida, fuera de ¨¦l s¨®lo quedaban soledad y tristeza (hacerse mayor sin haber conseguido tener una pareja era casi el paradigma del fracaso personal). De hecho, tan bien funcionaba el dispositivo que incluso se pod¨ªan permitir retoques al mismo para ir adecuando su funcionamiento a las nuevas circunstancias. Se recordar¨¢ que, frente a quienes, desde posiciones conservadoras miopes, consideraban el divorcio como el principio del fin de la instituci¨®n matrimonial, Bertrand Russell ya observaba que nadie cree m¨¢s en el matrimonio que el que se divorcia, precisamente porque lo que acredita con su actitud es que conf¨ªa tanto en la instituci¨®n que est¨¢ dispuesto a contraer matrimonio de nuevo las veces que haga falta y piensa m¨¢s bien que hasta el momento quien ha fallado ha sido ¨¦l, equivoc¨¢ndose en la elecci¨®n de pareja.
Pero hete aqu¨ª que la posmodernidad -y la sociedad de consumo, de la que constituye su reverso en la esfera de lo imaginario- ha venido a hacer saltar por los aires este esquema. Las formas institucionales heredadas, incluso las ya flexibilizadas, pasaron a ser a partir de un determinado momento un obst¨¢culo para el flujo de unas presuntas existencias l¨ªquidas que deb¨ªan acomodarse sin resistencia a las permanentes mutaciones de lo real, adoptando sus cambiantes formas. Las relaciones amorosas viraron hacia una creciente volatilidad y, a t¨ªtulo de significativo ejemplo, la expresi¨®n el amor de mi vida dej¨® paso -tal vez como anticipo de su definitiva desaparici¨®n- a la expresi¨®n el amor de este momento de mi vida, momento, por cierto, cada vez m¨¢s fugaz.
Tambi¨¦n algunos de los da?os colaterales que semejante mudanza ha ido causando en los individuos podemos reconocerlos sin dificultad sobre la superficie de su lenguaje. Cualquiera puede constatar que contin¨²an siendo de buen tono afirmaciones del tipo de "bueno, es que en el fondo yo soy un poco rom¨¢ntico" (donde "rom¨¢ntico" tambi¨¦n se puede sustituir por "cursi", si se prefiere). Tales afirmaciones conservan un cierto aire de familia con aquellas otras del estilo de "yo es que para estas cosas -no hace falta especificar cu¨¢les, que ya s¨¦ en lo que andan ustedes pensando- soy muy cl¨¢sico". Todas ellas dan a entender, buscando la inequ¨ªvoca complicidad del interlocutor, que, aunque con toda probabilidad el modelo anterior (rom¨¢ntico, cursi o cl¨¢sico) haya entrado en irreversible crisis, no hemos sido capaces de dar con alternativa alguna suficientemente satisfactoria, y lamentamos m¨¢s las dificultades para materializarlo que el modelo en s¨ª mismo -en buena medida perdido a nuestro pesar-. Con otras palabras, da la sensaci¨®n de que, en el fondo, lo que muchas personas todav¨ªa piensan podr¨ªa formularse as¨ª: "No me puedo creer, por irreal, sue?os como el de la media naranja, pero, si verdaderamente existiera, ?por supuesto que lo continuar¨ªa prefiriendo por encima de cualquier otra alternativa!".
Qu¨¦ lejos queda el diagn¨®stico habermasiano de hace pocas d¨¦cadas, seg¨²n el cual las utop¨ªas hab¨ªan emigrado del mundo del trabajo al mundo de la vida. Piadosos deseos, vemos ahora, que se han revelado completamente ilusorios. Lo que realmente se ha producido es, recurriendo al t¨ªtulo de la famosa novela de Michel Houellebecq, una ampliaci¨®n del campo de batalla. El capitalismo actual involucra la vida entera y su m¨¢xima de consumo lo es tambi¨¦n para emociones y sentimientos, que han pasado a ser una mercanc¨ªa m¨¢s y, por tanto, susceptible de obsolescencia y caducidad (am¨¦n de banalidad), igual que las relaciones personales han devenido ocasi¨®n para la transacci¨®n y el dominio.
No son, pues, los actuales los mejores tiempos para la experiencia amorosa, pero acaso sea ¨¦sta el ¨²ltimo lugar que nos queda para cobijarnos, cuando la dureza del mundo exterior parece estar llegando a su paroxismo. O si prefieren otra formulaci¨®n de la misma cruel paradoja: estamos a punto de quedarnos sin amor precisamente cuando m¨¢s lo necesit¨¢bamos. Y nos lo van a arrebatar con el mismo argumento con el que nos lo arrebatan todo: en nombre de la libertad. Como ocurre en otras esferas de la existencia humana -especialmente en la econ¨®mica, como la presente crisis est¨¢ mostrando con lacerante evidencia-, cuando el orden capitalista nos promete libertad, adonde realmente nos est¨¢ arrojando es al m¨¢s absoluto desamparo.
S¨¦ que es hablar desde la ¨²ltima trinchera, pero desconf¨ªen de todas esas propuestas que, revestidas con los ropajes de la autoayuda, se obstinan en introducir lenguajes y categor¨ªas de resonancias cl¨ªnicas para tratar la experiencia amorosa. Apuntan con ello, inequ¨ªvocamente, a la liquidaci¨®n definitiva de lo que para el nuevo orden parece haberse convertido en un engorroso, por disfuncional, asunto (el amor, claro). Recelen de quienes, siempre por su bien, intentan convencerles de que deben combatir la dependencia afectiva, como si fuera pensable un amor que no la incluyera. El d¨ªa en que consiguieran ustedes derrotarla por completo disfrutar¨ªan de una perfecta libertad sin riesgo, experimentar¨ªan la misma serena ataraxia que un anestesiado, habr¨ªan alcanzado el impecable equilibrio del que no conoce el dolor por la ausencia del ser amado ni la felicidad sin l¨ªmite ante su mera presencia. Llegados a este punto, no se me ocurre mejor argumento que una pregunta: ?les interesa semejante plan?
Manuel Cruz obtuvo el Premio Espasa de Ensayo 2010 por su libro Amo, luego existo. Los fil¨®sofos y el amor (Espasa. Madrid, 2010. 250 p¨¢ginas. 19,90 euros).
Los ensayos del amor
Algunos t¨ªtulos recientes
Elogio del amor. Alain Badiou.
La Esfera de los Libros. Madrid, 2010. 128 p¨¢ginas. 16 euros.
Hacia el amor verdadero. Liberarse de la dependencia afectiva. Marie Lise Labont¨¦. Luci¨¦rnaga. Barcelona, 2010. 285 p¨¢ginas. 21 euros.
Great Philosophers Who Failed at Love. Andrew Shaffer. Harper Collins. Nueva York, 2011. 208 p¨¢ginas.
La paradoja del amor. Pascal Bruckner. Tusquets. Barcelona, 2011. 264 p¨¢ginas. 18 euros.
La r¨¦volution de l'amour. Luc Ferry. Plon. Par¨ªs, 2010. 476 p¨¢ginas.
S¨®crates. S¨®lo s¨¦ de amor. R. O. Moscone. Biblioteca Nueva. Madrid, 2010. 515 p¨¢ginas. 25 euros.
Textos de y sobre cl¨¢sicos
(ordenados hist¨®ricamente)
Banquete, en Di¨¢logos III. Plat¨®n. Gredos. Madrid, 2003.
Fedro. Plat¨®n. En Ibidem.
Sociedad, amor y poes¨ªa en la Grecia antigua. Francisco Rodr¨ªguez Adrados. Alianza Editorial. Madrid, 1995.
El concepto de amor en San Agust¨ªn. Hannah Arendt. Encuentro. Madrid, 2009.
La vida del esp¨ªritu. Hannah Arendt. Paid¨®s. Barcelona, 2002.
San Pablo. La fundaci¨®n del universalismo. Alain Badiou. Anthropos. Rub¨ª (Barcelona), 1999.
Ordo amoris. Remo Bodei. Ddooss. Valladolid, 1998.
Cartas de Abelardo y Elo¨ªsa. Alianza Editorial. Madrid, 1993.
El amor en la Edad Media y otros ensayos. Georges Duby. Alianza Editorial. Madrid, 1990.
Geometr¨ªa de las pasiones. Remo Bodei. Muchnik. Barcelona, 1995.
La voluntad de poder como amor. Manuel Barrios. Arena Libros. Madrid, 2006.
Otros t¨ªtulos de inter¨¦s
Fragmentos de un discurso amoroso. Roland Barthes. Siglo XXI de Espa?a Editores. 10? edici¨®n. Madrid, 1993.
El normal caos del amor: las nuevas formas de la relaci¨®n amorosa. Ulrich Beck y Elisabeth Beck-Gernsheim. Paid¨®s. Barcelona, 2001.
La reinvenci¨®n de la familia. En busca de nuevas formas de convivencia. Elisabeth Beck-Gernsheim. Paid¨®s. Barcelona, 2003.
La sabidur¨ªa del amor. Alain Finkielkraut. Gedisa. 3? edici¨®n. Barcelona, 1999.
Las razones del amor. Harry Frankfurt. Paid¨®s-Ib¨¦rica. Barcelona, 2004.
Necesidad, volici¨®n y amor. Harry Frankfurt. Katz Editores. Buenos Aires, 2007.
El consumo de la utop¨ªa rom¨¢ntica.
El amor y las contradicciones culturales del capitalismo. Eva Illouz. Katz Editores. Buenos Aires, 2009.
La salvaci¨®n del alma moderna. Terapia, emociones y la cultura de la autoayuda. Eva Illouz. Katz Editores. Buenos Aires, 2010.
El amor como pasi¨®n. Niklas Luhmann. Pen¨ªnsula. Barcelona, 2008.
El fen¨®meno er¨®tico. Jean-Luc Marion. Ediciones Literales. Buenos Aires, 2005.
El amor y Occidente. Denis de Rougemont. Kair¨®s. Barcelona, 1978.
La naturaleza del amor. Irving Singer. Volumen 3. Siglo XXI. 3? edici¨®n. M¨¦xico, 1999.
Tratado de la pasi¨®n. Eugenio Tr¨ªas. Edici¨®n actualizada. Random House Mondadori. Barcelona, 2006.
M. Cruz
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