Abrirse al exterior
En general, la internacionalizaci¨®n es deseable. En primer lugar, porque abrirse hacia el exterior conlleva medirse y competir contra otros. Algo que solo se puede hacer con esfuerzo y dedicaci¨®n. Una empresa, deportista, actor o universidad que quiera jugar fuera de las fronteras gallegas sabe que va a tener que aplicarse de forma continuada en el tiempo. Y de esa aplicaci¨®n surge la excelencia. Competir contra los mejores, nos hace mejores a nosotros mismos.
En segundo lugar, porque al abrirse al exterior se ampl¨ªa enormemente el espacio de oportunidades. El n¨²mero potencial de clientes, lectores, cin¨¦filos o estudiantes se multiplica extraordinariamente. De hecho esta mayor base te hace m¨¢s independiente y te permite diversificar riesgos. Si est¨¢s internacionalizado no pasa nada porque no recibas subvenciones del organismo X, coseches malas cr¨ªticas en el pa¨ªs Y, caiga el n¨²mero de j¨®venes en la comunidad Z, o la econom¨ªa del pa¨ªs W sufra una profunda recesi¨®n que mine su poder de compra y recorte la cartera de pedidos a tu empresa. Adem¨¢s, en contra de lo que a veces se sugiere, internacionalizarse no supone renunciar necesariamente a las ra¨ªces y las idiosincrasias. M¨¢s bien lo contrario. Porque la internacionalizaci¨®n permite proyectarse en el exterior y sentir orgullo de los ¨¦xitos de lo propio. Y porque lo original y distinto, bien enfocado, es un valor a?adido y un facilitador de las estrategias internacionalizadoras. A partir de lo anterior, reflexionemos sobre empresas y universidades gallegas.
Internacionalizarse no supone renunciar a las ra¨ªces y a las idiosincrasias. M¨¢s bien lo contrario
En Galicia existen empresas que llevan incorporado el ADN de la internacionalizaci¨®n y que ponen en franca evidencia que desde Galicia es posible liderar y triunfar: Inditex, Pescanova, P¨¦rez Rumbao, Blu:sens, Eurolat¨®n, Grupo Cuevas... la lista es bastante amplia. Pero no lo suficiente en la coyuntura actual. Teniendo adem¨¢s en cuenta que Galicia se encuentra todav¨ªa lejos de la media espa?ola y europea (UE-15) en empleo y renta, necesitamos m¨¢s. Necesitamos animar y apoyar a m¨¢s empresas gallegas a que sigan esa estrategia. Hacia ese objetivo deber¨ªamos orientar la acci¨®n exterior de la Xunta. Una acci¨®n exterior que deber¨ªa responder a un plan estrat¨¦gico en el que los empresarios y empresas con ¨¦xito en los mercados internacionales contribuyan en un doble sentido: ayudando a definir la estrategia global y a orientar a las empresas con intenci¨®n en este sentido. Es verdad que algo de esto est¨¢ en marcha. Pero a una escala menor. Se trata de una apuesta de pa¨ªs para la que la Xunta deber¨ªa intentar convencer a las empresas que se integrasen en un foro. No uno como los que se organizan los fines de semana en la Moncloa, sino uno en el que se trabaje discretamente, con intensidad y objetivos.
En cuanto a las universidades gallegas, la cosa est¨¢ clara. Si no queremos quedarnos descolgados en los rankings espa?oles y europeos y lo que ello significa, debemos convertir la internacionalizaci¨®n de la docencia, la investigaci¨®n y la transferencia de conocimiento en uno de los ejes principales de actuaci¨®n de los siete campus gallegos. Para ello, se deben hacer apuestas selectivas y claras. Hay que canalizar los recursos a quien opta por la v¨ªa de la competencia internacional. Solo cuando todos veamos que se discrimina claramente y en positivo a los individuos y grupos que optan por docencia en ingl¨¦s integrada en redes internacionales con otros centros de referencia en la disciplina, al que persigue y acaba consiguiendo proyectos europeos, que se convierte en asesor de organismos internacionales y contrata con multinacionales se activar¨¢n los incentivos y conseguiremos que lo que hoy es excepci¨®n se convierta en norma. Las universidades gallegas necesitan m¨¢s dinero. Pero para hacer este tipo de cosas.
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