Zapatero ha pasado de jugar en la red a hacerlo en el fondo de la pista
El presidente ha evitado la crispaci¨®n - "Esta losa no la levanta ni Kennedy", pensaba al ver las ¨²ltimas encuestas
"Llegu¨¦ con una sonrisa y me ir¨¦ con una sonrisa". Esa expresi¨®n de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, confiada recientemente a un amigo, refleja la actitud de un pol¨ªtico que ni en las peores situaciones que le ha deparado la recesi¨®n econ¨®mica, ha perdido las maneras, un valor especial en esta Espa?a pol¨ªtica y medi¨¢tica en la que existe demasiada crispaci¨®n.
El respeto a las convicciones, as¨ª como a las formas y procedimientos, han sido y son claves en la filosof¨ªa pol¨ªtica de Zapatero. Ayer lo confirm¨® al anunciar su renuncia a un tercer mandato y al defender los procedimientos democr¨¢ticos en su sucesi¨®n. Cuando Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar renunci¨® a su tercer mandato, Zapatero dijo a sus pr¨®ximos que hac¨ªa bien, que dos legislaturas eran suficientes para ejecutar un proyecto.
Se siente muy orgulloso de haber ampliado los derechos civiles
A Zapatero nunca le preocuparon los fuertes ataques de la derecha
Ayer aclar¨® que las vicisitudes de la crisis, lejos de suscitarle dudas sobre sus convicciones, le afianzaron en su decisi¨®n mientras en los medios de comunicaci¨®n y en su partido se debat¨ªa sobre la conveniencia o no de que se presentara al tercer mandato y sobre el momento de hacerlo.
Ahora se entienden mejor algunas de sus reflexiones durante estos meses. La tarde del ¨²ltimo mitin de Rodiezmo (Le¨®n), en septiembre de 2009, ya en plena crisis, dio muestras de que su decisi¨®n estaba tomada cuando habl¨® confidencialmente en t¨¦rminos de legado al se?alar que quien le sucediera iba a heredar, pese a la crisis, una mayor armon¨ªa entre el PSOE y la UGT que la que exist¨ªa en etapas anteriores.
Tambi¨¦n estaba claro que ten¨ªa tomada la decisi¨®n cuando desde el verano, al hilo de las encuestas que reflejaban una ca¨ªda de su imagen en picado por la crisis, comentaba confidencialmente: "Esta losa no la levanta ni John Kennedy". O cuando, de modo a¨²n m¨¢s amargo, admit¨ªa: "He roto con el cord¨®n umbilical del electorado progresista". Tambi¨¦n coment¨® recientemente que "el crecimiento econ¨®mico y el empleo mejorar¨¢n, pero yo no".
En cuanto al momento de anunciarlo, Zapatero siempre dijo que Aznar, que lo hizo al principio de su segunda legislatura, se hab¨ªa precipitado. Pero estos d¨ªas cuando se le preguntaba por su decisi¨®n, se limitaba a decir que, aunque su decisi¨®n era personal, tendr¨ªa en cuenta al partido, con el que se sent¨ªa obligado porque le deb¨ªa mucho.
Zapatero es un hombre de convicciones y frente al dibujo que la derecha le ha hecho de indigente pol¨ªtico, lleg¨® a La Moncloa con un proyecto ambicioso de renovaci¨®n: "No sab¨¦is lo que se puede hacer con el BOE". Por un lado, intent¨® zanjar asuntos pendientes de la transici¨®n, como la violencia de ETA, la reparaci¨®n a las v¨ªctimas de la Guerra Civil y la cuesti¨®n territorial. Por otro, ensanchar derechos sociales.
La ampliaci¨®n de los derechos civiles supon¨ªa, adem¨¢s, una renovaci¨®n del socialismo al dotar de centralidad pol¨ªtica a la ciudadan¨ªa. Zapatero se siente muy orgulloso de estos logros, que le han marcado como el presidente m¨¢s a la izquierda de la democracia. Hace poco dec¨ªa que su momento m¨¢s feliz, adem¨¢s del de ganar dos veces las elecciones, fue la aprobaci¨®n de la Ley de Igualdad y de matrimonios homosexuales.
Del mismo modo que reconoce que su peor momento fue cuando supo que ETA hab¨ªa atentado en Barajas, donde fallecieron dos inmigrantes. Tambi¨¦n recuerda mucho la angustia que pas¨® en mayo de 2010, en la votaci¨®n de su plan de ajuste, que gan¨® solo por un voto en el Congreso.
Las pol¨ªticas sociales de Zapatero han originado una reacci¨®n feroz de la derecha pol¨ªtica y medi¨¢tica. Tuvo la desgracia de ganar sus primeras elecciones, en marzo de 2004, cuando no le tocaba en los c¨¢lculos de esa derecha pol¨ªtica y medi¨¢tica, que se emple¨® contra ¨¦l desde el primer d¨ªa. Primero, con el atentado del 11-M para lanzar sospechas sobre la legitimidad de una victoria en las urnas; luego, la manipulaci¨®n pol¨ªtica y medi¨¢tica contra el proceso de fin dialogado de ETA y de las reformas estatutarias. Y, finalmente, la responsabilizaci¨®n exclusiva de la recesi¨®n, desorbitando sus errores de c¨¢lculo y su pol¨ªtica de nombramientos.
A Zapatero nunca le preocuparon excesivamente los ataques desmesurados de la derecha. Muchas veces se los tomaba a broma y, adem¨¢s, estaba convencido de que se convert¨ªan en un boomerang a su favor. Le preocuparon mucho m¨¢s las cr¨ªticas procedentes de los medios progresistas.
Tampoco se le ha perdonado su origen, un pol¨ªtico perif¨¦rico de Le¨®n, y su desinter¨¦s por cultivar los cen¨¢culos de la Corte. Siempre ha defendido su autonom¨ªa y tiene a gala mantener sus relaciones personales anteriores a su encumbramiento pol¨ªtico.
Por la exasperaci¨®n que su figura ha suscitado en la derecha m¨¢s reaccionaria, existe un paralelismo, cada vez m¨¢s asumido, entre Zapatero y Adolfo Su¨¢rez. S¨®lo este recibi¨® tantos insultos como Zapatero y se le responsabiliz¨® de todos los males nacionales. Aunque la figura nacional que Zapatero admira m¨¢s es Felipe Gonz¨¢lez, tuvo empat¨ªa con Su¨¢rez en la escasa relaci¨®n que tuvieron. Justo llegar a La Moncloa, un d¨ªa de la Constituci¨®n, invit¨® a Su¨¢rez a jugar una partida de mus. El expresidente no pudo al caer enfermo.
Su referente internacional es Barack Obama, con el que se identifica, adem¨¢s, por los tremendos ataques que sufre de la derecha pol¨ªtica y medi¨¢tica de EE UU.
En su reto por la renovaci¨®n, percibi¨® enseguida los l¨ªmites del poder. En todo caso, los ten¨ªa mejor asumidos que Aznar que, en abril de 2004, en el traspaso de poderes, le comunic¨®, para su sorpresa, que apenas iba a tener poder porque las comunidades aut¨®nomas se lo quitaban a Espa?a, que se quedaba sin m¨²sculo.
No fue ese el principal l¨ªmite con el que tuvo que enfrentarse Zapatero. Su proyecto se encontr¨® con la oposici¨®n radical de poderes m¨¢s tradicionales. Y con la derecha pol¨ªtica y medi¨¢tica, muy fuerte en la capital; de sectores poderosos de la Justicia, influidos por el PP, y de la Iglesia.
Zapatero, pese a todos los obst¨¢culos, culmin¨® importantes reformas en la primera legislatura, en el terreno social y de los derechos civiles. Otros objetivos, como el fin de ETA por la v¨ªa del di¨¢logo, fueron un fracaso t¨¢ctico, pero se convirtieron en un ¨¦xito estrat¨¦gico porque dicho di¨¢logo y su ruptura por ETA ha supuesto su debilitamiento y el alejamiento de Batasuna. La osad¨ªa y paciencia de Zapatero lo posibilit¨®.
Pero si los poderes tradicionales espa?oles no pudieron con Zapatero, los poderes de la globalizaci¨®n y la profundidad de una recesi¨®n econ¨®mica s¨ª lograron frenar sus proyectos sociales.
Se ha especulado mucho sobre la conversi¨®n del Zapatero de la primera legislatura, el de las reformas sociales, al segundo, el de las reformas impopulares, como la laboral. ?l suele decir que la experiencia como presidente lo hace posible, el saber los l¨ªmites que impone la econom¨ªa y las normas comunitarias. Pero admite que si en la primera legislatura, en t¨¦rminos ten¨ªsticos, jug¨® en la red, en la segunda, lo ha hecho a la defensiva y al fondo de la pista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.