M¨¢s dif¨ªcil que robar un 'picasso'
Robar obras de arte puede ser sencillo para las bandas organizadas, lo dif¨ªcil es venderlas. Las m¨¢s famosas tienen que esperar a?os, antes de arriesgarse a salir al mercado
El arte proporciona placer, felicidad, consuelo. Pero tambi¨¦n buenos dividendos. Y esa rentabilidad atrae a los delincuentes. Gente que "busca la mejor relaci¨®n entre riesgo y recompensa. En ese sentido, el robo de arte o antig¨¹edades, con un amplio mercado internacional (siempre que no se trate de piezas muy conocidas) proporciona grandes beneficios", escribe Julian Radcliffe, presidente de Art Loss Register (ALR), una instituci¨®n que se ocupa de inventariar el arte robado o perdido.
Esa rentabilidad explica el inter¨¦s que suscitan las antig¨¹edades y las obras de arte en los delincuentes. Lo m¨¢s habitual es que hacerse con ellas no requiera violencia, y que las fuerzas policiales (salvo en casos de gran repercusi¨®n medi¨¢tica) no puedan dedicarse plenamente a resolver estos robos. En el Reino Unido, las exigencias de las compa?¨ªas aseguradoras han llevado a las principales v¨ªctimas de los cacos, los coleccionistas privados, a reforzar la seguridad. Pero en los ¨²ltimos a?os, la osad¨ªa de los delincuentes les ha llevado a irrumpir en varios museos.
"No existe el coleccionista privado que encarga el robo de alg¨²n cuadro para completar su colecci¨®n", dice Radcliffe
Seg¨²n la Asociaci¨®n para la Investigaci¨®n de Cr¨ªmenes de Arte (ARCA), en el mundo se producen unos 100.000 robos de arte al a?o. "Pero muchas obras se recuperan", asegura Antonio Tenorio, inspector jefe de la Brigada de Patrimonio Hist¨®rico que se ocupa de estos casos. Espa?a no es, ciertamente, uno de los pa¨ªses m¨¢s castigados. "Nuestros museos disponen de excelentes medios de seguridad. Y la polic¨ªa cierra el circuito del mercado, lo que hace la venta de estas obras muy dif¨ªcil. En el momento que se mueven, se recuperan". Tenorio recuerda a este respecto la recuperaci¨®n, hace un par de a?os, de una tabla flamenca robada en una iglesia de Trujillo (C¨¢ceres) hace m¨¢s de 23 a?os. "Nada m¨¢s salir a la venta en Feriarte fue descubierta", asegura.
Mucho menos tiempo tard¨® en resolverse el robo de 17 obras de arte del domicilio madrile?o de Esther Koplowitz, en agosto de 2001. El caso caus¨® conmoci¨®n porque la colecci¨®n de la empresaria inclu¨ªa obras de Goya, Camille Pisarro, Foujita, Peter Brueghel, Guti¨¦rrez Solana y Joaqu¨ªn Sorolla, entre otros artistas. Pero no todos los robos se resuelven tan f¨¢cilmente. El FBI tiene una lista de 30.000 obras sin recuperar que constituyen un cat¨¢logo de ensue?o para una exposici¨®n virtual. Incluye, por ejemplo, centenares de obras de Pablo Picasso, Joan Mir¨®, Marc Chagall, Alberto Durero, Rembrandt Warhol y Renoir. Algunas llevan en paradero desconocido m¨¢s de dos d¨¦cadas ?Qu¨¦ ha sido de los dos cuadros de Vel¨¢zquez robados del Palacio Real de Madrid en 1989? ?Y de las joyas de Vermeer, Rembrandt, Degas y Manet arrancadas de las salas del Museo Gardner de Boston en 1990? ?Qu¨¦ fue de la pintura Busto de mujer de Picasso, robada de un yate saud¨ª, amarrado en el puerto de Antibes, en 2000? ?Y de las obras de Fernand L¨¦ger, Picasso, Matisse, Braque y Modigliani descolgadas de los muros del Museo d'Orsay, en Par¨ªs, hace un a?o? Silencio.
Sistemas de seguridad deficientes, guardianes despistados, fallos de todo tipo, permitieron a los ladrones actuar con notable impunidad en estos casos. ?O quiz¨¢ se trataba de robos por encargo? Julian Radcliffe no lo cree: "No existe el coleccionista privado con un mont¨®n de obras de arte robadas que encarga a un ladr¨®n que robe tal o cual pieza para completar su colecci¨®n. El arte robado se recupera normalmente en manos de gente que desconoc¨ªa que era robado". En quince a?os de actividad, el ALR ha colaborado en 700 casos y ha recuperado miles de obras. En solo tres ocasiones los ladrones las sustrajeron sin ¨¢nimo de lucro. Es decir, sin intenci¨®n de ponerlas a la venta.
Fuentes espa?olas coinciden en se?alar que los ladrones de arte no tienen un perfil especial. Son delincuentes comunes que a veces roban arte para pedir un rescate por las obras, o para comprar partidas de droga. Pese a que se cita el tr¨¢fico de arte robado en tercera posici¨®n (tras el de drogas y el de armas) entre los negocios ilegales m¨¢s lucrativos, Radcliffe rechaza este extremo. "Ese dato es un error del FBI, lamento decirlo. El arte robado, incluso si se incluyen sitios arqueol¨®gicos ilegales y robos de joyas, es una actividad delictiva importante, pero nadie tiene estad¨ªsticas serias, y es muy diferente el precio de las obras en s¨ª al que pueden obtener los ladrones al venderlas".
Y eso por una sencilla raz¨®n. Las grandes obras de arte no son vendibles. Hay que dejarlas "enfriar", como se dice en el argot policial, durante a?os, a veces d¨¦cadas, antes de ponerlas en circulaci¨®n. Lo que siempre entra?a enormes riesgos. Las menos conocidas tienen salida en mercados secundarios. Lo que equivale a venderlas a precios inferiores a su valor.
A veces, las expectativas econ¨®micas de los ladrones pueden ser sorprendentemente bajas. En diciembre de 2010, un chatarrero de Madrid alert¨® a la polic¨ªa despu¨¦s de recibir una oferta sorprendente: una obra de Chillida a un precio de 30 euros. La pieza era una de las 28, de artistas tan reputados como Picasso, Botero o Chillida, robadas en un pol¨ªgono industrial de Getafe (sur de Madrid) en noviembre de 2010. La noticia dio la vuelta al mundo y caus¨® sensaci¨®n en Espa?a. Los ¨²nicos aparentemente ajenos al valor de las piezas eran los ladrones, de otro modo no habr¨ªan intentado deshacerse de una forma tan absurda de la escultura titulada Topos IV, valorada en unos 600.000 euros. Gracias al chatarrero, la polic¨ªa pudo recuperar sanos y salvos todos los objetos. El caso de la obra de Chillida es toda una met¨¢fora de la ¨ªnfima instrucci¨®n art¨ªstica de muchos ladrones de obras de arte o antig¨¹edades. Pero ilustra tambi¨¦n otro aspecto clave que resaltan los investigadores, la necesidad de manejar im¨¢genes de una pieza robada para poder buscarla. "Lo m¨¢s importante para una adecuada protecci¨®n del patrimonio cultural son los inventarios, ya que es dif¨ªcil proteger aquello que no se conoce", escribe al respecto Antonio Cort¨¦s, jefe de patrimonio hist¨®rico de la Guardia Civil.
"Por eso las fotograf¨ªas de las obras robadas se difunden de inmediato internacionalmente", dice Antonio Tenorio. Es la mejor forma de acorralar a los ladrones. Porque saben que no las vender¨¢n.
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